Pablo Cingolani señala que se trata de un aporte “muy serio y metódico” sobre los grupos indígenas más vulnerables de Bolivia, “aquellos que han sobrevivido al genocidio histórico que acarreó, sobre todo, la explotación masiva del caucho entre 1880 y 1914″.
Además, continúa Cingolani, “aparece en el momento justo, donde la urgencia de denunciar (…) se tensiona de manera dramática (…) con los afanes de penetración en las selvas de las empresas trasnacionales y las acciones que conllevan las políticas neo extractivistas”.
“La lectura de este libro puede abrir corazones y conciencias” y “su lectura no sólo se vuelve necesaria sino urgente, ya que hay que actuar ahora, antes de que sea demasiado tarde y los últimos pueblos libres desaparezcan irreparablemente de las profundidades de los bosques que han sido su hogar desde siempre”
(21 de agosto de 2010)