Señala Almudena que «La piel está formada por células que se disponen de modo superpuesto y estratificado desde dentro hacia el exterior, formando tres capas bien diferenciadas: la epidermis, la dermis y la hipodermis o capa subcutánea».
Entre sus múltiples funciones la esteticista destaca las de protección («La piel actúa como barrera ante los agentes externos agresivos al organismo: gérmenes, agentes químicos, físicos y mecánicos»), aislamiento («Evita la pérdida de líquido proveniente de la circulación sanguínea periférica»), eliminación («Segrega sustancias nutritivas e hidratantes para la piel, así como sustancias que nuestro cuerpo intenta eliminar por el sudor»), termorregulación («La temperatura corporal se mantiene constante, gracias a la vasodilatación o vasoconstricción de los vasos sanguíneos y a través del sudor») y, por último, sensitiva («En la superficie de la piel existen infinidad de receptores sensitivos, que nos permiten percibir estímulos externos de tipo mecánico, térmico o táctil»).
Con respecto a los tipos de piel, en palabras de Almudena: «Esencialmente conocemos tres: piel seca, piel normal o mixta, y piel grasa. Aunque también daremos importancia a otros tipos de piel, por su diversidad de problemas».
– En la piel normal o equilibrada, las secreciones sebáceas son normales, por lo cual la piel «Está perfectamente protegida. Es una piel flexible y resistente, es la piel típica de los niños, con un PH de 5,5 o 6, ligeramente ácida por tanto». Sus características son que se trata de una piel fina, con brillo mate, poros apenas visibles, carencia de imperfecciones, tacto suave, soporta bien los jabones, resiste bien los cambios climatológicos, se broncea moderadamente al sol y no presenta ningún tipo de problemas.
Para tratarla estéticamente, Almudena recomienda: «Por la mañana, limpiar la piel con leche y tónico analcohólico, después aplicar crema hidratante piel seca-sensible. Por la noche, limpiar de nuevo la piel, recomendando en este caso la crema nutritiva y el contorno de ojos a partir de los 25 años. Una vez a la semana, aplicar exfoliante facial, siempre rebajado con un poquito de agua para no dañar la piel, a continuación se aplica mascarilla pieles secas-sensibles».
– En el tipo de piel seca o sensible, la secreción sebácea está disminuída y muy poco protegida. Dicha protección disminuye, además, con la edad: «Es la piel típica de los nórdicos, pelirrojos, y que cada día se extiende más por los cambios climatológicos y el estrés que sufrimos hoy en día». Sus características son piel fina y sensible, de brillo mate y color rosado, los poros son imperceptibles, hay tendencia a la couperosis. Esta piel no tolera el jabón, ni a veces el agua, y es poco resistente a los cambios climatológicos ya que es frágil y delicada. Se broncea difícilmente y presenta riesgo de quemaduras. Con la edad tiende a presentar arrugas y a descamarse. Aparecen muy marcadas las arrugas, pliegues y surcos de expresión. La falta de sebo ocasiona pérdida de elasticidad. Piel que tiende a volverse descolorida y apagada, y que generalmente tiene efélides o pecas, siendo además propensa a las manchas pigmentarias.
Sobre su tratamiento, Almudena hace las mismas recomendaciones que en el tipo de piel normal, tanto por la mañana como por la noche. Además, «Una vez a la semana, aplicar peeling facial ácidos de frutas, también rebajado con un poco de agua para no dañar la piel, y a continuación aplicación de mascarilla pieles secas-sensibles. En este tipo de piel debemos recomendar utilizar dos veces en semana el suero hidratante-antiedad para evitar la deshidratación. Internamente recomendaremos tomar aceite de onagra para mejorar la hidratación, nutrición y elasticidad de la piel en general».
– En la piel grasa y seborréica, las secreciones sebáceas y sudoríparas sonabundantes, se caracteriza por el exceso de sebo o grasa. Es una piel propensa a los comedones o puntos negros, granos, espinillas, etc. Este tipo de piel se asfixia con facilidad. Entre sus características, es aceitosa en el eje central, con poros dilatados y presencia de comedones. Es una piel gruesa, irregular y untuosa, muy brillante, no mantiene el maquillaje. Tolera bien el jabón y resiste los cambios climatológicos. Se broncea fácilmente, su envejecimiento es tardío y en cambio tiende a tener flacidez prematura. Almudena Calzado destaca como causas de este tipo de piel: «Alteraciones de tipo hormonal, endocrino, nervioso y emotivos. Abuso del alcohol y tabaco».
Como tratamiento: «Por la mañana, limpiar la piel con leche y tónico astringente, después aplicar crema tonificante para regular la secreción sebácea. Por la noche, limpiar de nuevo la piel, aplicar crema tonificante o la crema reparadora a partir de los 30 años. Una vez a la semana, aplicar exfoliante facial, insistiendo en las zonas más grasas; a continuación aplicación de mascarilla de arcilla piel grasa. Internamente recomendaremos tomar aceite de onagra, germen de trigo, levadura de cerveza y zinc».
– «La piel mixta«, en cambio, «es una piel que deja asomar grasa en la frente, aletas de la nariz y la barbilla, en la zona central de la cara; presenta sequedad o normalidad en los pómulos, contorno de ojos y las sienes». Es una piel aceitosa en el eje central, con poros dilatados y presencia de comedones o puntos negros, brillante en la zona central. Tolera el jabón, resiste los cambios climatológicos y se broncea bien.
Como tratamiento, además de evitar sustancias demasiado emolientes (=las que relajan y ablandan las partes inflamadas) o demasiado astringentes (=las que producen constricción y sequedad), se aconseja por la mañana limpiar la piel con leche y tónico analcohólico, aplicando después crema tonificante para mantener la piel hidratada y regular la secreción sebácea en la zona central. Por la noche, limpiar la piel y aplicar crema tonificante añadiendo tres veces en semana unas gotas de suero hidratante antiedad para evitar la deshidratación de las zonas secas. Una vez a la semana debe aplicarse «exfoliante facial, insistiendo en las zonas más grasas, a continuación se aplicaría mascarilla arcilla piel grasa». La esteticista recomienda complementar internamente el tratamiento con aceite de onagra y levadura de cerveza enriquecida con zinc.
– La piel deshidratada es, en palabras de Almudena, la que «Tiene carencia de agua debido a factores intrínsecos como la pérdida excesiva de agua, la edad, etc…, o a factores externos como el clima, el mal uso de cosméticos, etc.». Es una piel fina, sensible y transparente con poros cerrados, ligeramente áspera, de brillo mate y aspecto marchito con la edad. Tiene tendencia a irritarse y a presentar eccemas, no tolera el jabón, descama con facilidad y tiende a arrugarse prematuramente. No soporta bien el sol ni tampoco los cambios climatológicos. Entre las causas, destaca como principales las «Alteraciones funcionales, endocrinas, intestinales y hepáticas», que habrán de tenerse en cuenta y tratarse de forma simultánea al tratamiento externo.
Éste consiste, por la mañana en «Limpiar la piel con leche y tónico analcohólico, después aplicar suero hidratante antiedad, a continuación crema hidratante piel seca-sensible», y por la noche «Limpiar de nuevo la piel, y en este caso podremos recomendar la crema reparadora o nutritiva si tiene la piel muy seca y el contorno de ojos a partir de los 25 años», así como rociar dos veces al día agua de rosas por el rostro, dejando que penetre: «Ya que esta piel tiene carencia de agua o no la aguanta bien, debemos proporcionársela de la mejor manera posible». Además, una vez a la semana aplicar exfoliante facial, rebajado con un poco de agua para no dañar la piel, y mascarilla pieles secas-sensibles.
– Respecto a la piel acnéica e impura, para Almudena Calzado, «El acné es una afección de los folículos pilosebáceos (poros), producida por la excesiva secreción sebácea en el canal folicular y por alteraciones de origen inflamatorio y microbiano de las glándulas sebáceas. La lesión fundamental del acné es el comedón, que es un filamento seborreico enquistado en el canal folicular y contaminado de gérmenes». Se localiza sobre la piel seborreica de la cara, espalda y pecho. La piel aparece áspera, de color amarillo sucio, con muchos puntos negros y microquistes infectados. Son factores que influyen en el acné la hiposecreción sebácea, flora bacteriana en el conducto pilosebáceo y las alteraciones en la composición química del sebo. También, la obstrucción del poro por queratinización (=conversión en tejido córneo) anormal, mientras la glándula sebácea no deja de segregar sebo. O la tendencia a los microquistes y puntos blancos.
Para su tratamiento Almudena distingue tres clases de acné, relacionados con los factores internos, es decir, con los problemas hormonales, los nerviosos y emocionales, y los de tipo depurativo, entre ellos el estreñimiento.
El acné hormonal , que se localiza en la barbilla, parte superior del labio y mentón, presenta gran número de comedones o puntos negros, blancos y microquistes del tamaño de un alfiler, y tiende a tener un color rosado. Por la mañana «Limpiar la piel con leche y tónico astringente, gel antiacné si es una persona joven o no se maquilla. Después aplicar crema tonificante para mantener la piel hidratada y regular la secreción sebácea». Por la noche, tras limpiar la piel, aplicar crema tonificante o crema con equinácea o própolis si hay infección. Semanalmente, aplicación de exfoliante facial o peeling facial de ácidos de frutas, y de mascarilla de arcilla piel grasa a continuación. Recomienda también tomar aceite de onagra y levadura de cerveza con zinc.
El acné nervioso se localiza en el mentón, pómulos y cuello, y se caracteriza porque sus granos suelen ser pequeños y de un color rosáceo. Almudena aconseja un tratamiento estético similar al del acné hormonal, tanto a diario, mañana y noche, como semanal, añadiendo que «En este caso podremos recomendar la aplicación, dos veces a la semana, de la mascarilla de arcilla piel grasa». Tomar, además, plantas relajantes y levadura de cerveza con zinc.
El acné depurativo se localiza en el mentón, rictus, pómulos, cuello, espalda y pecho. Sus granos suelen ser profundos, de color rojo violáceo, dolorosos, endurecidos y de evolución lenta a la supuración. El tratamiento es el mismo que en los dos anteriores, si bien, indica Almudena, «La mascarilla de arcilla piel grasa puede aplicarse tres veces a la semana o en días alternos». Se recomienda tomar plantas depurativas y levadura de cerveza o germen de trigo, además de una dieta equilibrada que no abuse de las grasas, bebidas alcohólicas, tabaco, comidas picantes, etc.
– Sobre la piel envejecida y arrugada, señala Almudena: «El envejecimiento se caracteriza por una disminución de la actividad celular y, como consecuencia, de la renovación de los tejidos. Con los años la piel va perdiendo turgencia y elasticidad, debido a la desestructuración y debilitamiento de la dermis. Así, la aparición de arrugas es debida a la atrofia de la unión dermoepidérmica y a la descamación de las células desvitalizadas». Son síntomas del envejecimiento la flacidez y aflojamiento muscular, pérdida de firmeza en los tejidos, acentuación de las arrugas, pérdida de elasticidad, deshidratación, la piel se vuelve seca y descamada y aparecen manchas pigmentarias.
Las causas del envejecimiento fisiológico son la deshidratación: «Debido a la disminución de la piel. También influye la carencia de minerales y vitaminas, el aumento de calcio y magnesio, las alteraciones endocrinas, adelgazamiento rápido, y los factores climatológicos y ambientales. Por todo ello disminuye el grado de humedad e hidratación de la piel» Y la falta de grasa: «Al disminuir la secreción sebácea por una desproporción hormonal, disminuye la elasticidad. El tacto áspero y el aspecto opaco son debidos a cúmulos de células muertas y a la poca renovación celular existente».
El tratamiento es limpiar la piel por la mañana y por la noche con leche y tónico analcohólico, y aplicar suero y crema hidratante por la mañana y crema reparadora y contorno de ojos por la noche. La Esteticista recomienda también: «Una vez a la semana aplicar peeling facial ácidos de frutas, rebajado con un poquito de agua para no dañar la piel, y mascarilla pieles secas sensibles», así como tomar aceite de onagra «para mejorar la hidratación, nutrición y elasticidad de la piel engeneral».
Afecciones más comunes de la piel
Almudena Calzado se refiere en primer lugar a la couperosis: «Es una alteración cutánea de origen circulatorio que aparece en determinadas partes del rostro. Se caracteriza por la presencia de pequeñas y numerosas líneas de capilares dilatados (telangiectasias) que aparecen sobre todo en las mejillas, nariz y barbilla. Suele darse en personas de piel sensible como resultado de congestiones repetidas de los capilares de la zona, los cuales pierden su elasticidad y se dilatan e incluso se rompen. También puede darse esta alteración en cualquier tipo de piel».
Distingue varios tipos de couperosis: telangiectasias en la zona de la nariz (que puede derivar en lesión dermatológica con exceso de poros dilatados, hipertrofia de las glándulas sebáceas y surcos profundos), eritrosis (enrojecimiento permanente del rostro, a consecuencia de la fragilidad de los capilares superficiales del tejido que forman la microcirculación), y rosácea («Alteraciones que aparecen en pieles claras, entre los 20 y 30 años, con trastornos digestivos o rino- faringitados. La piel aparece congestiva, acompañada de pápulas rojas y pústulas. Conlleva cambio de temperatura cutánea y de la estructura bioquímica de la piel, aumentando su grosor y el comportamiento de las glándulas sebáceas»).
Las causas de la couperosis son desajustes internos y externos, con piel muy sensible y vulnerable. Desajustes internos son los trastornos digestivos, excesos dietéticos, trastornos hormonales y nerviosos, eritema emotivo y defensas bajas. Y los desajustes externos: «Irritaciones químicas, manipulaciones bruscas y fuertes, cambios bruscos de temperatura, exposición excesiva al sol, y temperaturas frías que producen una vasoconstricción».
Para tratar la couperosis se recomienda tomar plantas que ayudan a la circulación sanguínea, como el mirtilo, y bioflavonoides, así como aplicar por la mañana y noche crema hidratante, seguida de crema de hamamelis sólo en la zona a tratar. Sin olvidar que debe evitarse las comidas picantes y especiadas, las bebidas alcohólicas o con excitantes, el tabaco y las exposiciones largas al sol.
Con relación a los eccemas: «Son reacciones descamativas de la piel, en forma de pequeñas o grandes placas de color pálido. Se acompañan frecuentemente de picor y deshidratación cutánea. A veces la piel se descama intensamente, dejando
entrever una piel interna más frágil y sensible, que puede fisurarse y sangrar al contactar con el exterior». Se recomienda aplicar en la zona a tratar crema de caléndula y lavarla con gel de avena, así como tomar germen de trigo y levadura de cerveza, plantas y complementos antioxidantes, y aceite de onagra.
La urticaria: «Son reacciones de hipersensibilidad o alergia a un agente de contacto externo (metal, jabón, pelo, etc.) o interno (medicamentos, alimentos, etc.), en las que se produce una vasodilatación local con edema y picor. Estas reacciones pueden ser de carácter local o generalizado. Todas se deben tratar rápidamente». Se recomienda aplicar crema de equinácea, y lavar la zona con gel de avena.
Sobre las infecciones: «Aparece la infección en forma de lesiones enrojecidas, duras y sobreelevadas, a veces acompañadas de supuración central, como en el caso del acné de tipo infeccioso. El herpes , por ejemplo, es una infección cutánea causada por un virus que coloniza la piel. Tiene unos estados evolutivos de inflamación, vesículas, etc. Se produce cuando hay desarreglos inmunitarios como los cambios hormonales, las convalecencias largas y el estrés». Se recomienda aplicar crema del árbol del té (tea tree) en la zona, lavarla con gel de avena, y tomar plantas depurativas y las que estimulan las defensas del organismo.
En relación a las cicatrices: «A lo largo del tiempo la piel va regenerándose de las lesiones que ha sufrido. Si éstas son profundas o de tipo infeccioso, la piel puede regenerarse en forma de fibrosis (=formación de tejido fibroso, degeneración fibroide) o cicatrices, dando lugar a un aspecto rugoso. Ésto se produce después de un episodio largo de acné o, lógicamente, después de una herida importante que afecte la capa germinativa de la piel». Se recomienda aplicar en la zona crema de equinácea, así como tomar plantas y complementos antioxidantes, por su efecto antirradicales libres.
Las manchas pigmentarias, por último, son de dos tipos: «Unas como pecas de tamaño un poco mayor y al tacto elevadas de la piel, que suelen localizarse en las manos y en la frente, pueden aparecer por la edad, por un mal funcionamiento del hígado o del riñón», en las que la Esteticista recomienda tomar aceite de onagra y plantas depurativas. Y las de tipo hormonal: «Son manchas más grandes y suelen aparecer en el rostro, en la barbilla, labio superior y frente, también se le llama vulgarmente paño , porque suele aparecer a las embarazadas», donde también se recomienda tomar aceite de onagra. Para su tratamiento, que Almudena aconseja realizar en otoño-invierno: «Pues hay que evitar las exposiciones al sol», recomienda aplicar en la zona con manchas, todos los días por la noche, un peeling de ácidos frutales, dejándolo secar unos 20 minutos para luego retirarlo con tónico o agua.
(artículo publicado en Conocer Arganzuela nº 89/90, enero/febrero de 2000)