Llama la atención al aproximarse a la macrobiótica oír en palabras del Dr. Apollinaire
Dschoutezo que «Su secreto son las proporciones y la flexibilidad». Frente a toda imágen esterotipada, según la macrobiótica y como adaptación del hombre o microcosmos al macrocosmos en que se encuentra: «Cada uno debe comer las cosas del lugar en que vive».
El Dr. Apollinaire también enfatiza: «Hay que comer todo, aprender a comer todo, para no ser esclavo de la comida. La macrobiótica no es vegetarianismo, acepta la carne, el pescado, los huevos, cereales, verduras, legumbres, siempre que sean naturales e integrales». Y reconoce que no todo se puede curar con la alimentación.
La macrobiótica es una visión global, un sistema de vida que cuida las formas de respirar, de cocinar, de comer, de meditar, de elegir. Para Apollinaire: «Es la manera más sencilla de alimentarse y entender la medicina, abarca la polaridad energética yin/yang, la gimnasia energética, hierbas y plantas, técnicas respiratorias, la meditación, la acupuntura. Es una forma de vida, de renovación de la forma de vida, que incluye el tiempo de descanso y de trabajo, con quién estás, qué comes. Y una dimensión social que busca la justicia social».
Desde el punto de vista macrobiótico u holístico hay tres tipos de medicina:
1) la medicina sintomática, que busca la cura de los síntomas, es paliativa: «Corta los síntomas de la gripe», obviando que el síntoma es el modo de manifestarse un trastorno o enfermedad, que queda debajo o con otros síntomas.
2) la medicina educativa, primer nivel de la macrobiótica, que pretende enseñar a la
persona las leyes que gobiernan su salud para que las aplique sobre ella misma.
3) la medicina curativa o espiritual, ser cada uno su propio médico, vivir con una mente limpia, sin miedo, temor, ansiedad, con libertad dentro de la justicia, vía real que proporciona la salud.
Para la macrobiótica, la enfermedad es un desequilibrio o desorden producido a diferentes niveles, 1º en el medio ambiente, 2º en el medio psicológico de la persona, 3º a nivel de sociedad («Sin amor, respeto, sin valores») y 4º a nivel físico.
Como hay muchas enfermedades, debe haber muchos tratamientos: dietético, ambiental, corregir posibles patrones erróneos respecto a nosotros mismos: «Sin ponernos límites ni decir que no puedo hacer nada. Atacando a la enfermedad desde distintos ángulos».
Y la curación es un proceso de aprendizaje y adaptación a la agresión constante, del agua, aire, comida, de la presencia de unos 3.500 aditivos químicos en el mercado, …
Apollinaire caracteriza la dieta moderna como consumidora de alimentos refinados, de azúcar blanco refinado, excesivo consumo de huevos y proteínas en general y de lípidos, también de queso, excesivo consumo de agua, que consume derivados de carne que no son carne, vinagre artificial y leche falsificada. Es una dieta que acepta el consumo excesivo de alcohol, y que: «Se caracteriza por consumir exceso de yin y exceso de yang».
«Come lo que quieras, hasta el veneno, pero poca cantidad. Saborea cada bocado, mastícalo hasta hacerlo líquido»
En su opinión, la dieta moderna, y la mediterránea actual, favorece la intoxicación fisiológica por cinco factores:
1) No tiene en cuenta la naturaleza de los alimentos (ácido/base).
2) No tiene en cuenta las mezclas compatibles.
3) No se mastica bien.
4) Se comen alimentos en muy grandes cantidades, más de las calorías necesarias (:»Unas 2.000 kilocalorías, y se come unas 10.000 o más diarias»).
Comer homeopáticamente es regla de oro: «Come lo que quieras, hasta el veneno, pero poca cantidad». Comiendo conscientemente se disfruta comiendo, se llena la persona y come poco: «Saborea cada bocado, masticarlo hasta hacerlo líquido».
5) El consumo de aditivos es otro factor desequilibrante (por ejemplo: «La lechuga real de los pueblos es laxante y tiene poca agua, es seca y crujiente, mientras que la lechuga ahora es muy grande, está hinchada como los pollos que sueltan agua y hormonas al freírlos»).
Por ello, Apollinaire recomienda alimentos biológicos, harina de soja biológica y cereales integrales.
La dieta macrobiótica pretende luchar contra esos factores: «Pocas cantidades, mezclas no incompatibles también en las proporciones, a veces es incompatible la proporción». Para la macrobiótica las dietas modernas son muy concentradas en proteínas, hidratos de carbono, …
La dieta o alimentación macrobiótica, que «Es una forma de vida, de aceptar la posibilidad de cambiar», propugna en primer lugar el consumo de alimentos integrales, con todas sus partes o elementos («Comer grano de trigo, que es energía equilibrada yin/yang, aporta un
10% de fibra y una energía más digerible por el cuerpo, que la decodifica»).
Segundo, poco
consumo de potasio, elemento químico presente sobre todo en verduras y frutas.
Tercero,
poco consumo de agua.
Cuarto, consumo de algas y derivados.
Cinco, preparación de
los alimentos de acuerdo a las leyes macrobióticas.
Seis, respeto de las proporciones
macrobióticas de los alimentos.
Séptimo, masticar bien.
Octavo, comer relajado.
Noveno,
huir de todo lo que es sintético, y buscar los productos biológicos.
En décimo lugar, ayunar
de vez en cuando: un día a la semana, o medio ayuno todos los días.
El balance energético
debe ser del 50% yin y el 50% yang.
La «dieta macrobiótica estándar para estar más sano» es la siguiente: Cereales 50% en
invierno y 30% en verano. Legumbres 10% en invierno y verano. Sopas con hortalizas 5%
en invierno y verano. Verduras 25% en invierno y 35% en verano. Productos animales 5%
en invierno y verano. Frutas, nueces y semillas 5% en invierno y verano.
Para la cocina
macrobiótica son esenciales dos partes, el conocimiento teórico de sus principios y cómo se
cocina sin que pierda sus propiedades.
Según el Dr. Apollinaire, ésta es la dieta óptima macrobiótica: 50% de cereales integrales,
cocinados de varias formas (sin agua, con agua, fritos, al vapor). 20%-30% de vegetales, de
ellos dos tercios cocidos y un tercio crudo. 10% de legumbres. 5% de sopas de algas. 5% de
frutas, generalmente cocidas. Pescado o marisco una o dos veces a la semana, su volumen
debe ser inferior al 15% del total del plato. Añadir semillas (de girasol, calabaza, sésamo,
amapola, lino, cacahuete). Bebidas a base de plantas medicinales de tipo caliente (té, diente
de león, …).
Es una dieta que busca cuatro cosas: Primera, el equilibrio yin/yang del cuerpo, que
no haya energía excesivamente yin (fría) o yang (cálida). Segunda, la alcalinidad de la sangre,
ya que: «Suele haber un desequilibrio y la mayoría de las veces la sangre es ácida». En tercer
lugar, busca una producción mínima de residuos tóxicos. Y por último busca la vitalidad: «Toda
dieta debe cumplir esos cuatro principios a la vez».
Principios energéticos de la macrobiótica
De acuerdo con la exposición de Apollinaire Dschoutezo, éstos son los 7 principios
energéticos así como su aplicación en dietética:
1) Todo está polarizado, toda cosa creada o energía es diferenciación en yin y en yang,
también cada alimento. («La avena es lo mismo que el arroz, en distintas proporciones de
hidratos de carbono, proteínas, oligoelementos, … Lo que condiciona cada alimento, lo que
los diferencia es la energía que está encima de la materia».)
2) Todo cambia, todo muere. Se puede metamorfosear un alimento, mediante la cocina
puede transformarse un alimento yin en yang, por ejemplo la manzana mediante la cocción.
3) Los aparentes antagonistas, en la vida, son complementarios. («En un plato de comida
con carne y lechuga, hay que mezclarlos porque son complementarios, ninguna extremidad
es positiva, demasiado yang es negativo»).
4) No hay nada de idéntico en el mundo, sólo las cosas son similares. Cada alimento tiene
su energía correspondiente específica: limón/naranja, o manzana/pera, no son lo mismo,
tienen diferente graduación yin/yang.
5) Todo lo que tiene un principio tiene un final. («Si violas las leyes de la naturaleza, ésta te va
a violar, al fumar, un vaso diario de vino, comer en exceso»).
6) Todo lo que tiene una cara tiene un dorso: «Si comes buscando un resultado, puedes
obtener otro resultado distinto». Hay que considerar también la química, la estructura, el
sabor de los alimentos, aunque tengan igual yin y yang: «El dulce, por ejemplo, es el sabor
más destructivo, el que más droga a la gente, el que más destruye la salud, y es también
necesario para el crecimiento de los niños, si hay mal crecimiento de los niños es porque
el niño no comió dulce. El niño come lo que le pide su inteligencia innata, chocolate, bollos
naturales, …, el niño necesita alimentos con fuerza expansiva y más energía yin que yang
(carne), si hay exceso de yang puede quedar con problemas de salud».
7) «Más grande es la cara, más grande será el dorso».
Teoremas de la macrobiótica
Y éstos son sus teoremas:
1. El yin atrae al yang y el yang atrae al yin (atracción de los imanes).
2. Yin a su extremo se vuelve yang, y éste a su extremo se vuelve yin.
3. No hay nada neutral.
4. Cada cosa creada se compone de dos tendencias, la vida como equilibrio de dos fuerzas
mecánicas. Yin y yang deben constituír la alimentación diaria, la combinación de ambas al
consumir alimentos.
5. Yin y yang en combinaciones variadas producen diferentes fenómenos.
6. Todos los fenómenos son efímeros y cambian su constitución de yin y de yang. Nada es
estático, tampoco el cuerpo.
7. Todas las cosas físicas son yang en su centro y yin en la periferia (: «Hay que comer la
manzana con piel y con semillas, la parte más yang. Pero es peor comerla con pesticidas
que no comer manzanas»).
La dieta macrobiótica: «Depuración por el ayuno pero comiendo». Reivindicación de la macrobiótica mediterránea
En esta entrevista el Dr. Apollinaire Dschoutezo se centra en la dieta 7: «Pilar fundamental
de la Macrobiótica», que contempla 10 formas de alimentarse (Los diez regímenes
macrobióticos). De ellas: «La más alta es la dieta 7, muy depurativa y que origina gran pérdida
de peso. Consiste en nutrirse durante diez días exclusivamente de cereales integrales
cocidos, con dos enfoques, la absoluta y la relativa».
La dieta 7 absoluta, recomendada en el proceso de curación macrobiótica de la mayoría de
las patologías, se realiza a base de un solo cereal durante 10 días, como desayuno, comida
y cena: «Los cereales son la síntesis, lo más maravilloso de los elementos vitales» (aire,
agua, fuego, tierra). El más recomendado es el arroz: «El cereal más equilibrado en el
equilibrio sodio/potasio y en yin/yang». De la relación sodio/potasio intra y extracelular
dependen, según la macrobiótica, la inmunidad y la adaptabilidad fisiológica.
El arroz tiene un contenido proteínico que supera al de los demás cereales, los aminoácidos
esenciales presentes en su estructura permiten que el cuerpo aproveche con mayor
efectividad las proteínas que recibe. Un grano de arroz aporta la combinación que el
organismo necesita: el 7% de su energía proviene de sus proteínas, el 89% de sus hidratos
de carbono y el 4% de sus lípidos: «Frente al 30% de calorías que en la dieta actualmente
generalizada sale de sus lípidos, y que origina exceso de arteriosclerosis por exceso de
grasas».
Esta dieta, en palabras de Apollinaire: «Debe personalizarse según las necesidades y
características de cada persona, según su composición química y según sea yin o más o
menos yang. Ninguna dieta debe superar los 10 días y nadie debe hacerla sin la supervisión
de un experto en macrobiótica, atendiendo a sus necesidades y composición».
No toda
persona puede hacerla. Como contraindicaciones de la dieta 7, nuestro interlocutor señala
que «No puede seguirla una persona débil, muy agotada, tampoco si presenta deficiencias
yin o yang, ni la persona hipotensa».
Sí puede realizarse, afirma en cambio, en condiciones
normales de la vida diaria, sin tener que parar para hacerla, manteniendo una plena
actividad.
Es aplicada en muchas clínicas norteamericanas («La gente se asusta mucho por los
síntomas, mareos, etc.») para resolver problemas de salud pues: «Permite ayunar, pero
comiendo. Siempre adelgaza en una semana».
Se basa en principios que la macrobiótica
considera irrebatibles: «Primero, el cereal fue creado para ser alimento básico del hombre,
el pan es la representación de todos los alimentos. Estar diez días nutriéndose solamente
de cereales —los alimentos más equilibrados energéticamente, 50% yin y 50% yang, por lo
que equilibran todos los órganos— es el máximo proceso curativo. Segundo, cualquier cereal
tiene un 10% de fibra, por lo que limpia el tubo intestinal. Tercero, cualquier cereal tiene entre el 6 y
7% de lípidos, siempre poliinsaturados, la cantidad que el cuerpo requiere». En cuarto lugar:
«Los cereales, están siempre llenos de vitaminas y minerales, en forma balanceada».
Además: «La
dieta macrobiótica no tiene sentido si cada bocado no se mastica hasta convertirlo en agua,
al comer corriendo no se libera la energía yin/yang que contiene».
Acerca del fundamento de esta monodieta: «Si te nutres sólo de un cereal, ahorras mucha
energía en su metabolización. A más mezcla de alimentos, más cansa tu cerebro: al ir
analizando diferentes alimentos, tiene que dosificar los elementos necesarios para su
asimilación».
Respecto a las ventajas de la dieta 7 absoluta a base de arroz, Apollinaire enumera las
siguientes:
1) el cereal proporciona el equilibrio yin/yang que contiene.
2) el arroz limpia los tejidos en profundidad.
3) su fibra arranca el moco de los intestinos, permitiendo que la flora intestinal cumpla su
cometido.
4) el arroz es buen adelgazante, de los mejores: «Al contener hidratos de carbono complejos,
de lenta metabolización, con poca cantidad de comida la persona sigue metabolizando todo
el día lo que ha comido».
5) el arroz contiene lecitina y germen: «Las partes que más nutren el cerebro humano».
También la dieta absoluta tiene variantes, el arroz puede consumirse de varias maneras
(cocinado, con o sin sal) y en forma de crema, de buñuelos, de tortas de arroz. O, quizás,
también con leche de arroz: «Aunque no es muy macrobiótico por ser básicamente agua».
Hay, además, otras variedades de la dieta 7, como la dieta de centeno o de trigo sarraceno,
los cerales más yang, o comer un cereal distinto cada día.
La dieta 7 relativa es una variante para quien no puede sobrellevar la absoluta (: «Puede
resultar más violenta que el ayuno»). En la relativa, además de cereales: «Se puede consumir
sopa de miso, de algas, para cubrir las carencias que la persona tenga».
Limpieza y depuración
La dieta macrobiótica encuentra su razón de ser en el contexto de una concepción del ayuno
y del semiayuno, tradicionales métodos de limpieza y depuración. «El ayuno«, físico y mental,
que en palabras de Apollinaire: «No es abstenerse de toda comida, más bien es atarse
a todo lo que es exclusivamente necesario para vivir: aire, agua, luz», realizado con una
preparación al ayuno (preayuno, ayuno y postayuno) y bajo la necesaria supervisión: «Es
el método más seguro, fiable y saludable de todos los métodos de limpieza y depuración,
derrumba muchas enfermedades incurables, …, al ayunar no se alimenta la enfermedad».
El
ayuno macrobiótico, de 72 horas, —«Fuente de energía que permite remover o despertar las
energías internas dormidas»— proporciona beneficios fisiológicos, emocionales, espirituales,
mentales, orgánicos, celulares y energéticos.
Otro método para deshacerse de la intoxicación alimentaria es la realización del semiayuno.
Consiste en no tomar nada entre la tarde y el día siguiente. Es criterio de la macrobiótica que;
«El semiayuno favorece la longevidad, su práctica puede ser una fuente muy grande de salud.
Nos mantiene joven y limpio continuamente».
Para terminar, el Dr. Apollinaire Dschoutezo opina que la macrobiótica es combatida en
Occidente, por la OMS, etc., debido a los intereses económicos que remueve, además de:
«Por la prepotencia del occidental, que le impide aceptar otra forma distinta de pensar cómo
comer y curar».
(artículo publicado en Espacio Humano nº 28/29, febrero/marzo de 2000)