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Andrea Donoso afirma que el té contiene aproximadamente una cuarta parte de la cafeína que tiene el café: «Además, los taninos y la adenina neutralizan en gran medida la acción de la cafeína del té».
El Dr. John Heinerman corrobora que quienes toman té experimentan mucho menos endurecimiento de las arterias que quienes beben café: «Parece que la cafeína del café está asociada con algunos aceites pesados que tienden a elevar bastante los niveles de colesterol en la sangre, lo que no sucede con el té. El contenido de cafeína del té puede ayudar a reducir el colesterol. Además, los polifenoles del té actúan junto a las vitaminas C y P que contienen para ayudar a fortalecer más las paredes de los vasos sanguíneos del corazón».
El té estimula suavemente los sistemas nervioso y cardiorrespiratorio, inhibe el sueño y reduce la sensación de fatiga, relaja la musculatura lisa a nivel bronquial, ureteral y de vías biliares, estimula la contracción muscular y es diurético y astringente, hipolipemiante y antiagregante plaquetario, y por su acción vitamínica P es venotónico y vasoprotector.
Según el Dr. Josep Lluís Berdonces i Serra , en infusión poco concentrada puede ser útil en estados irritativos del estómago, dolor de cabeza y enfermedades febriles en que actúa como refrescante.
Indicado en astenia psicofísica, diarrea, bronquitis, asma, coadyuvante en tratamiento de sobrepeso, arteriosclerosis e hiperlipidemia. Berdonces previene que aunque no es frecuente, dosificaciones elevadas de té pueden provocar palpitaciones, náuseas, vómitos, vértigos y micción frecuente.
Té negro
Es té verde fermentado después de recolectado, contiene un 10% de catequinas y es el té más consumido en el mundo.
John Heinerman señala que en hospitales de medicina tradicional china se administra té negro a los pacientes con dolores de migraña, con un 92% de recuperación: «Como la cafeína del té constriñe los vasos sanguíneos de la cabeza, es capaz de calmar el dolor causado cuando ellos palpitan y se hinchan». El té negro, añade, se utiliza también en China en numerosos hospitales y clínicas para tratar con éxito todo tipo de infecciones e inflamaciones del estómago, los intestinos, el colon y el hígado: «Hay un índice de recuperación entre 83 y 100% de pacientes tratados».
Investigadores italianos han concluído que es similar la acción antioxidante de los tés negro y verde en plasma total del cuerpo humano.
Al evaluar sus propiedades antioxidantes sin y con leche , al tomarlo con leche se inhibió totalmente la acción antioxidante de ambos tés: «Es conocida la capacidad de las proteínas de la leche para provocar la unión a los polifenoles del té en forma de complejo químico (leche/polifenoles) resistente a la descomposición gástrica, haciendo que los polifenoles no puedan ser absorbidos en el estómago. Además, la leche impide la absorción de los polifenoles por medio del aumento del ph gástrico».
Evelyn Leigh comenta los resultados de un estudio de población holandés a gran escala (7983 hombres y mujeres) que muestra el efecto protector del consumo de té negro en el desarrollo de aterosclerosis, un endurecimiento y estrechamiento de las arterias coronarias que puede contribuir a un ataque cardíaco, apoplejía y otras enfermedades cardiovasculares graves.
El estudio demuestra que quienes beben una (125 ml) o 2 tazas de té negro al día tienen un 46% menos de riesgo de desarrollar aterosclerosis grave, mientras que quienes beben 4 o más tazas diarias reducen el riesgo en un 69%. Beber té negro parece proteger más a las mujeres que a los hombres.
Los resultados del estudio holandés sobre el té negro concuerdan con otras investigaciones que indican que los flavonoides del té protegen contra trastornos cardiacos, aunque la mayoría de los estudios anteriores se han centrado en el té verde, que tiene un mayor contenido de flavonoides.
Según los investigadores el té negro es la fuente de aproximadamente la mitad de los flavonoides consumidos por los occidentales. La mayoría de la gente en los Países Bajos toma el té sin leche, y es posible, opina asimismo Leigh, que añadir leche al té afecte de forma negativa a la biodisponibilidad de los flavonoides.
El consumo de té entre los occidentales se asocia a un estilo de vida y dieta en conjunto más sanos y el consumo de té en el estudio holandés era superior entre los participantes delgados, con una mayor educación, menores fumadores y consumidores de alcohol, grasas y café: «Aún después de que los datos fueran ajustados a estos factores y otros susceptibles de generar confusiones», concluye Evelyn Leigh, «la asociación inversa entre el consumo de té negro y la aterosclerosis grave siguió siendo estadísticamente significativa».
REFERENCIAS
– Plantas medicinales. El Dioscórides renovado, Dr. Pío. Font Quer, Labor, Barcelona, 1995.
– Fitoterapia. Vademécum de prescripción, Masson, Barcelona, 1998.
– Diccionario terminológico de Ciencias Médicas, Masson, Barcelona, 1998.
– Enciclopedia de las plantas medicinales, Dr. Jorge D. Pamplona Roger, Safeliz, Madrid, 1998.
– El té verde y el té negro muestran acción antioxidante, Rob McCaleb, Medicinas Complementarias 52, Madrid, 1998.
– Menor riesgo de cánceres colorrectales y pancreáticos en consumidores de té verde, Evelyn Leigh, Medicinas Complementarias 56, Madrid, 1999.
– Gran enciclopedia de las plantas medicinales, Dr. Josep Lluís Berdonces i Serra, Tikal, Premiá de Mar Girona, 1999.
– Milagrosas hierbas curativas, John Heinerman, Prentice Hall, Nueva Jersey, EUA, 1999.
– El té negro podría proteger la salud del corazón, Evelyn Leigh, Medicinas Complementarias 62, Madrid, 2001.
– Té quiero, Andrea Donoso, Integral 280, Barcelona, 2003.
(publicado en Conocer Arganzuela nº 127, junio de 2003)