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Laura Romera afirma que el aceite esencial de la flor de azahar o neroli es un poderoso relajante del sistema nervioso central (SNC), que también actúa sobre el sistema nervioso autónomo y endocrino, y es antiséptico y regulador de las glándulas sebáceas en caso de acné y del factor estresante en el acné purulento.
Aplicado en forma de baño diario, o mezclado en una base de aceite vegetal para masajear en pecho, planta de los pies y plexo solar, favorece la regulación del sueño de la persona estresada e insomne.
Como antiespasmódico de amplio espectro ayuda en la relajación digestiva y frente a los gases, en los dolores de ovarios premenstruales («Es especialmente útil en la pubertad, cuando la adolescente se dobla por el dolor») y en dolores de barriga de muchos niños («En aplicación local sobre el vientre, diluído en una base de aceite vegetal»).
En situaciones de estrés y espasmofilia que impide la relajación, cuando la persona está contraída y con un caparazón muscular, sin control sobre la tensión muscular, o por desmineralización, Romera aconseja («Para relajar inmediatamente la musculatura») aplicar aceite esencial de azahar en la espalda, asimismo en una base de aceite vegetal.
Laura Romera considera que propicia la armonía y comprensión dentro de la pareja, en el trabajo o en la relación entre madre e hijo.
Equivalente a la flor de Bach Star of Bethlehem (Leche de gallina), la esencia de azahar es un gran destraumatizador, eficaz aunque el trauma sea antiguo, en situaciones como parto complicado, muerte de la madre, mujer o niño maltratados, etc.
(publicado en Conocer Arganzuela 139, julio/agosto de 2004)