(imagen: ©FAO/Jon Spaull – Invertir en investigación y desarrollo impulsa la agricultura y reduce la pobreza).
«Es necesaria una nueva estrategia de inversión que esté centrada en los productores agrícolas«, aseguró el Director General de la FAO, José Graziano da Silva. «El desafío es -añadió- enfocar las inversiones hacia áreas en donde se obtengan resultados. Es importante garantizar que las inversiones redunden en elevados beneficios económicos y sociales y en sostenibilidad medioambiental«.
Invertir en agricultura es rentable
Nuevos datos obtenidos para el informe muestran que los campesinos de los países de bajos y medianos ingresos invierten más de 170 000 millones de dólares estadounidenses al año en sus explotaciones -alrededor de 150 dólares por agricultor. Esta cifra supone tres veces más que todas las otras fuentes de inversión combinadas, cuatro veces más que las contribuciones del sector público, y más de 50 veces la ayuda oficial al desarrollo que reciben los países.
Invertir en la agricultura es claramente rentable, según el estudio de la FAO. En los últimos 20 años, por ejemplo, los países con las tasas más altas de inversión en las explotaciones agrícolas han hecho los mayores progresos en reducir el hambre a la mitad, para cumplir con el primer Objetivo de Desarrollo del Milenio.
Las regiones donde el hambre y la pobreza extrema están más extendidas -Asia meridional y África subsahariana- han visto las tasas de inversión agrícola estancadas o en disminución en las tres últimas décadas.
«La evidencia reciente muestra signos de mejoría, pero erradicar el hambre en estas y otras regiones, y lograrlo en forma sostenible, requerirá un aumento sustancial en el nivel de inversión agrícola en las explotaciones y enormes mejoras en el nivel y la calidad de la inversión pública en el sector«, señala el informe.
Superar las barreras
El informe hace hincapié en que en muchos países de bajos y medianos ingresos, los campesinos cuentan a menudo con pocos incentivos para invertir.
Hay una serie de factores que pueden reducir drásticamente los incentivos para la inversión, entre los que figura la gobernanza inadecuada, la ausencia del estado de derecho, altos niveles de corrupción, derechos de propiedad inseguros, prácticas comerciales arbitrarias; elevado nivel de impuestos a la agricultura en relación con otros sectores, y niveles y calidad inadecuados de las infraestructuras rurales y los servicios públicos.
Los pequeños campesinos se enfrentan a limitaciones específicas y graves, que a menudo incluyen la pobreza extrema, derechos de propiedad débiles y la falta de acceso a los mercados y servicios financieros.
La superación de estos obstáculos será esencial para liberar el potencial de inversión de los agricultores en muchas zonas rurales.
El SOFA recomienda centrarse en una serie de ámbitos con el fin de fomentar la inversión de los pequeños campesinos, incluyendo los siguientes:
• Los gobiernos y sus socios para el desarrollo deben ayudar a los pequeños campesinos a movilizar sus propios ahorros y obtener un mejor acceso al crédito.
• Organizaciones de productores más sólidas, como las cooperativas, pueden ayudar a los pequeños productores frente a los riesgos y proporcionar un mejor acceso al mercado.
• La protección social puede contribuir a la expansión de la base de activos de los pequeños agricultores más pobres.
Mejor uso de los fondos públicos
Los gobiernos nacionales son la segunda fuente de inversión en la agricultura. El informe insta a los gobiernos y a los donantes a canalizar sus limitados fondos públicos hacia áreas que han demostrado ser muy favorables para el crecimiento agrícola y la reducción de la pobreza, como la investigación y el desarrollo agrícolas, la infraestructura rural y la educación.
La experiencia en muchos países demuestra que la inversión en estas áreas a menudo «tiene rendimientos mucho más altos que el gasto en subsidios para insumos agrícolas, como fertilizantes«. Si bien estos subsidios pueden ser populares a nivel político, por lo general no ofrecen los mejores rendimientos.
Inversiones a gran escala
El informe hace un llamamiento a los gobiernos, organizaciones internacionales, la sociedad civil y las empresas inversoras para garantizar que las grandes inversiones en agricultura -como la adquisición de tierras por empresas y fondos privados-, son transparentes, responsables, socialmente beneficiosas y sostenibles para el medio ambiente.
«La palabra clave es buena gobernanza. Debemos garantizar que las inversiones cumplen una serie de condiciones que aseguran su contribución a la seguridad alimentaria y al desarrollo local sostenible«, advirtió Graziano da Silva.
– Instrumentos como las nuevas Directrices voluntarias para la gobernanza responsable de la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques en el contexto de la seguridad alimentaria nacional [[Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
– Las Directrices voluntarias sobre la gobernanza responsable de la tenencia
– Directrices voluntarias sobre la gobernanza de la tenencia. En breve
– La Gobernanza de la Tenencia – Haciendo realidad
Voluntary Guidelines on the Responsible Governance of Tenure – 1, 11/05/2012
]], aprobadas por el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CFS, por sus siglas en inglés), ofrecen a los gobiernos y comunidades apoyo para negociar contratos que son beneficiosos al tiempo que respetan los derechos, medios de vida y los recursos de los más vulnerables.
El CFS ha iniciado también un proceso para desarrollar y garantizar una participación amplia de los principios de inversión agrícola responsable. Se espera que promuevan inversiones en agricultura que contribuyan a la seguridad alimentaria y la nutrición, y apoyen la realización progresiva del derecho a una alimentación adecuada en el contexto de la seguridad alimentaria nacional.
– En El estado mundial de la agricultura y la alimentación 2012: Invertir en la agricultura para construir un futuro mejor se pone de manifiesto que los agricultores son los mayores inversores en agricultura en los países en desarrollo y, por consiguiente, se sostiene que éstos y sus decisiones de inversión deben ocupar un lugar fundamental en toda estrategia destinada a la mejora de las inversiones agrícolas.
En el informe se exponen asimismo datos que demuestran la forma en que los recursos públicos pueden utilizarse con más eficacia para impulsar la inversión privada, en especial la realizada por los propios agricultores, y para canalizar los recursos públicos y privados hacia resultados más beneficiosos desde el punto de vista social.
Este informe se centra principalmente en la acumulación de capital por parte de los agricultores en la agricultura, así como en las inversiones realizadas por los gobiernos con objeto de facilitar dicha acumulación.
La inversión en agricultura es fundamental para promover el crecimiento agrícola, reducir la pobreza y el hambre y favorecer la sostenibilidad ambiental.
Las regiones del mundo en las que el hambre y la pobreza extrema están más extendidas hoy en día, esto es, Asia meridional y el África subsahariana, han registrado un estancamiento o una disminución de los índices de inversión por trabajador en agricultura a lo largo de tres décadas.
Datos recientes señalan que hay signos de mejora.
Sin embargo, erradicar el hambre en ésta y otras regiones, así como lograrlo de forma sostenible, requerirá aumentar de manera importante el volumen de inversión en agricultura dentro de las explotaciones y mejorar notablemente tanto en el nivel como la calidad de las inversiones públicas en el sector.
– See the SOFA collection (El estado mundial de la agricultura y la alimentación 1947 – 2012).
(22 de diciembre de 2012)