El propóleo o própolis es una sustancia resinosa formada por resinas y bálsamos, cera, aceites etéreos y polen, preparada por las abejas a partir del polen, según N. Ioirish («Las abejas, farmacéuticas aladas», Mir, Moscú, 1985) que la abeja utiliza como material de construcción y defensa de la colmena y como protección contra virus y bacterias.
Posee propiedades antipruríticas y dermatológicas.
La inhalación de propóleo de alta calidad da excelentes resultados en las afecciones de las vías respiratorias superiores y de los pulmones (bronquitis, tuberculosis) debido a las sustancias bactericidas que contiene.
Tiene también propiedades antigripales y contra otras infecciones debidas a virus y tumores malignos.
Acelera la cicatrización de las quemaduras y tiene acción protectora y regeneradora sobre los tejidos conjuntivos.
El própolis tiene eficaz acción antiinflamatoria y propiedades bacteriostáticas y bactericidas (demostradas sobre estafilococos, estreptococos y salmonelas, bacilos y colibacilos), así como propiedades fungicidas sobre hongos que provocan afecciones parasitarias o micosis.
Destacan sus propiedades anestésicas, más activas que la cocaína o novocaína, especialmente en afecciones bucodentales por su acción cicatrizante y antibiótica.
Presenta además otras propiedades que se encuentran en estudio (antirreumáticas, inmunológicas, antioxidantes, …).
Puede ser de gran ayuda en problemas cardiovasculares y sanguíneos (algunas anemias), respiratorios (anginas, laringitis, faringitis, rinofaringitis, rinitis, sinusitis, otitis) y broncopulmonares.
Asimismo, para la higiene dental, el mal aliento, gingivitis, aftas, infecciones dentales y tras la extracción de piezas dentales.
También es útil en gastritis, afecciones e inflamaciones genitourinarias, y en problemas dermatológicos (en usos tópico e ingerido, para quemaduras, cortes, heridas, abscesos, forúnculos, úlceras varicosas, verrugas, callos, durezas, lesiones en regiones anal y perianal, eczemas, psoriasis y algunas micosis).
(publicado en Conocer Arganzuela nº 76, noviembre de 1998)