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Aunque en sentido estricto no es un aminoácido ni se incorpora en las proteínas, taurina es considerado un aminoácido neutro que posee azufre, no esencial por sintetizarse en el hígado humano a partir de cisteína y metionina, y que requiere de la forma coenzimática de la vitamina B6 para su síntesis.
En el organismo taurina se concentra donde hay alta actividad eléctrica, en ojos, cerebro y corazón –—en éste es el aminoácido más abundante—, y sus niveles sanguíneos declinan con la edad.
Según Mikel García Iturrioz los bebés prematuros, los normales y algunos adultos, sobre todo con una ingesta insuficiente de proteína, no pueden producir suficiente taurina, que se convierte en un nutriente esencial.
Taurina ayuda a normalizar la frecuencia cardiaca y las contracciones, incrementa la retención de potasio y magnesio en el músculo cardiaco, puede prevenir el desarrollo de una cardiomiopatía y reducir los síntomas de fallo cardiaco congestivo.
García Iturrioz resalta su relevancia en arritmias: «Desempeña un importante papel en la regulación del transporte de minerales como potasio, sodio, magnesio y calcio, dentro y fuera de las células cardiovasculares. Puede ocurrir que estos minerales tengan niveles adecuados en sangre pero inadecuados en las células debido a la disminución o carencia de taurina intracelular, y conducir a arritmias».
Taurina suprime la angiotensina, proteína de la sangre que provoca la elevación de la presión arterial, y puede reducir la presión sanguínea en caso de hipertensión, sin reducirla, en cambio, si dicha presión se encuentra en valores normales.
Además de reducir el colesterol, excretado en mayor cantidad en la bilis, e inhibir su absorción intestinal, taurina es necesario como tónico biliar —junto con glicina y metionina, asimismo esenciales en el funcionamiento de la vesícula biliar— para la formación de bilis en el hígado y permite una excreción biliar más eficiente, por lo que junto con las enzimas pancreáticas puede ser útil para normalizar la absorción de las grasas en algunos casos de fibrosis quística o cística.
Iturrioz también considera que taurina podría tener en el futuro un papel en la prevención y el tratamiento de los cálculos biliares.
Taurina tiene, para García Iturrioz, un potente efecto anticonvulsivante («Debido a su capacidad para estabilizar las membranas de las células nerviosas»), potencialmente beneficioso en algunas formas de epilepsia, si ésta como diversas teorías sostienen estuviera causada por cantidades anormales de ácido glutámico en el cerebro: «Taurina normaliza en el cerebro los niveles de ácido glutámico, del que es antagonista».
Como agente tranquilizante, después de GABA taurina actúa como el segundo neurotransmisor inhibidor más importante en el cerebro, disminuye el estrés y permite una mayor eficacia metabólica y funcional en los sistemas nervioso central y endocrino, regula la hiperexcitabilidad cerebral y facilita el descanso.
En la retina del ojo hay altas concentraciones de taurina, que ayuda a proteger a las células retinales de los efectos dañinos de la luz ultravioleta y las sustancias tóxicas.
Iturrioz sugiere que en la degeneración macular relacionada con la edad, en las cataratas y en la retinitis pigmentosa, la pérdida visual podría estar en parte relacionada con deficiencias de taurina, que debería suplementarse junto con carotenoides y extracto de mirtilo.
Taurina es antioxidante, detoxificante y protector de alcohol y metales pesados como cadmio y cisplatino, y ayuda a prevenir la formación de aldehídos tóxicos.
Es útil en diabetes insulinodependiente, situación en la cual la concentración de taurina en plasma y plaquetas es inferior a la normal a la vez que es excesiva la agregación plaquetaria: «La complementación con taurina puede ayudar a prevenir el daño orgánico asociado a la diabetes insulinodependiente, ateroesclerosis y daño renal, cardiomiopatía y retinopatía», entiende García Iturrioz.
Añade, por último, que taurina mitiga los síntomas severos del síndrome de abstinencia del alcohol –—delirio y alucinaciones— y disminuye las molestias en el síndrome de abstinencia por adicción a la morfina.
Documentación utilizada
– Seminario «Nutrición óptima de aminoácidos y proteínas», Mikel García Iturrioz, Madrid, octubre de 2004.
– Mikel García Iturrioz: Guía completa de aminoácidos y proteínas, Madrid, 2004.
– Diccionario terminológico de Ciencias médicas, Masson, Barcelona, 1998.
(publicado en Conocer Arganzuela nº 149, junio de 2005)