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L-Tirosina es un aminoácido no esencial sintetizado en el organismo a partir del aminoácido fenilalanina y precursor de importantes neurotransmisores, por ejemplo dopamina, norepinefrina, epinefrina y L-dopa, que regulan diversas funciones dependientes de tirosina como la seguridad, el humor o la función mental, y la respuesta sexual y al estrés.
Importante componente de hormonas producidas por la tiroides, vitales para la gestión del metabolismo, tirosina es también necesario para la formación de melanina, pigmento oscuro que protege de los efectos dañinos de la luz ultravioleta.
Mikel García Iturrioz afirma que por ser precursor de esos neurotransmisores, tirosina resulta útil como antidepresivo y también para aliviar la depresión a menudo asociada a Parkinson y Alzheimer.
Como proporciona la materia prima para la síntesis de dichos neurotransmisores y evita que desciendan sus niveles cerebrales en caso de estrés físico y mental elevado, tirosina: «Estimula la agudeza mental y potencia la actividad cerebral, la concentración mental y el rendimiento muscular, protege y controla los síntomas de fatiga y estrés, y potencia los efectos inducidos por cafeína o guaraná».
García Iturrioz destaca su efecto antifatiga y antiestrés, situaciones que originan un descenso en el nivel de noradrenalina en el sistema nervioso así como el agotamiento de las reservas cerebrales de los neurotransmisores y el declive en el rendimiento: «La suplementación con tirosina alivia la bajada de la noradrenalina inducida por el estrés y potencia el rendimiento en circunstancias como privación del sueño, entrenamiento de combate, exposición al frío y ruidos desagradables».
Como tirosina incide en la producción del neurotransmisor dopamina, Iturrioz señala la utilidad de tirosina en el síndrome de abstinencia por abuso de cocaína («La cocaína reduce los niveles naturales de dopamina en el organismo y crea una adicción a la dopamina proporcionada por el uso de la droga») y quizás en tabaquismo.
Según García Iturrioz tirosina puede ser útil en hipotiroidismo (debido a su importancia, junto con yodo, en la síntesis de la hormona tiroidea tiroxina), Parkinson (donde hay una deficiencia cerebral de la enzima tirosina hidroxilasa, necesaria para convertir tiroxina en el neurotransmisor dopa), impotencia sexual masculina («Es muy probable que el aminoácido de la dieta L-tirosina pueda circular en la corriente sanguínea para nutrir a las neuronas peneanas, de forma que normalice la producción de noradrenalina y restablezca la función eréctil del pene») y en fenilcetonuria en los casos en que la incapacidad de metabolizar fenilalanina origina niveles bajos de tirosina.
Iturrioz desaconseja su empleo como ayuda para dejar de comer, si se toman hormonas tiroideas o fármacos inhibidores de la MAO (monoamina oxidasa) o en caso de melanoma maligno.
Los anticonceptivos orales pueden disminuir la cantidad de tirosina en el organismo, por lo que opina que puede ser necesario suplementar tirosina.
Para hacer frente a los trastornos de apetito compulsivo, anorexia y bulimia, desde la psicoenergética ortomolecular, D. Felipe Hernández indica la utilidad, sobre todo en caso de bulimia, de diversos complementos (vitaminas del grupo B, minerales y oligoelementos, picolinato de cromo, prebióticos, onagra, antioxidantes, …), entre ellos, y por no tener efectos secundarios en sí mismos, los aminoácidos glutamina («Poderoso productor del combustible del cerebro»), fenilalanina («Precursor de las catecolaminas dopamina, epinefrina y tiramina, ayuda a mantener el estado de ánimo positivo») y tirosina: «Precursor de los neurotransmisores dopamina, norepinefrina y epinefrina o adrenalina, que constituyen una parte importante del Sistema Nervioso Simpático».
El Dr. Richard Firshein subraya que el ejército de Estados Unidos está realizando estudios sobre los beneficios de tirosina para mejorar el rendimiento y la función cognitiva en situaciones de presión extrema.
Afirma Firshein que ante el estrés tirosina propicia tanto la energía como el estado de ánimo, y ayuda física y mentalmente.
Puede ayudar asimismo en la fatiga crónica o cuando el estrés se constituye en obstáculo severo para realizar las tareas más simples, pues evita que el estrés constante agote el nivel necesario de noradrenalina: «Tirosina, como materia prima de la noradrenalina, podría ser el antídoto natural al modo de vida acelerado de hoy en día», enfatiza Firshein.
En su opinión este aminoácido, que se encuentra en el queso y la leche, el pollo y el pavo, es especialmente importante para mantener vivo y en funcionamiento nuestro sistema nervioso, la memoria y la concentración.
Al igual que al triptófano y a la fenilalanina, a la tirosina se le denomina aminoácido aromático y, a diferencia de los no aromáticos: «Cualquier tirosina de la dieta que consumimos es rápidamente absorbida por el cerebro, cualidad que le permite juguetear con nuestros estados de ánimo, sentimientos, emociones y capacidades cognitivas».
Tirosina es además para Firshein una fuente de energía que actúa como estimulante natural, útil como analgésico, un potencial tratamiento para la narcolepsia y una ayuda para mejorar el síndrome premenstrual, los sofocos y la irritabilidad.
Y concluye: «Creo que es en muchos casos una alternativa segura a los fármacos antidepresivos. Cuando el estrés conduce a la fatiga más que a la ansiedad, es cuando tirosina funciona mejor».
Documentación utilizada
– Seminario «Nutrición óptima de aminoácidos y proteínas», Mikel García Iturrioz, Madrid, octubre de 2004.
– Mikel García Iturrioz: Guía completa de aminoácidos y proteínas, Madrid, 2004.
– Felipe Hernández: Comprender lo incomprendido. Trastornos del apetito, 3ª parte, Info-Inca 3, San Sebastián, Guipúzcoa, 2002.
– Richard Firshein: La revolución de los farmanutrientes, Edaf, Madrid, 2001.
– Diccionario terminológico de Ciencias Médicas, Masson, Barcelona, 1998.
(publicado en Conocer Arganzuela nº 150, julio/agosto de 2005)