Crónica Conferencia de la Energía de Jeddah
La cumbre de Jeddah pone el foco sobre la energía nuclear
Hasta 35 estados productores y consumidores, 25 compañías y 7 organizaciones internacionales acudieron a Jeddah convocados por el monarca saudí. Todos los presentes coincidieron al achacar la tendencia alcista del precio del petróleo al «juego» de los mercados financieros.
«Tenemos (preparado) un comunicado conjunto que debe atenerse al examen de los productores y los consumidores. Se trata de una declaración basada en el sentido común en la que se expresa la preocupación sobre la situación, y probablemente no responderá a las expectativas de nadie». Así se pronunciaba una fuente anónima poco antes de que ayer se cerrara la Conferencia de la Energía en Jeddah. Y poco más que unas reflexiones generales y un listado de buenas intenciones, acompañadas de ciertas medidas técnicas, fue lo que deparó el texto oficial que leyó posteriormente el ministro saudí del Petróleo, Ali al Naimi.
En el documento se reclama «transparencia en los mercados financieros» y se subraya que la actual escalada del precio del crudo «perjudica tanto a los productores como a los consumidores», siempre en referencia a las economías estatales.
En cuanto a la conveniencia o no de que los países productores aumenten la oferta de crudo, se opta por una salida diplomática: los mayores productores, con Arabia Saudí al frente, afirman que están dispuestos a hacerlo cuando sea necesario, pero insisten en que actualmente no hay escasez en el mercado, sino movimientos especulativos. Por ello, la declaración se limita a asumir que «la existencia de una capacidad de producción adicional en todas las etapas de la industria petrolífera es vital y de mucha importancia para estabilizar el mercado». Y propone «aumentar las inversiones en todos los sectores, como la exploración, la producción, el refinado y la venta».
Brown, un paso al frente
Aunque parecía evidente que este encuentro estaría centrado en el combustible fósil, no cabía olvidar que se trataba de una Conferencia de la Energía, por lo que hubo quien acudió con perspectivas más abiertas. Éste fue el caso del premier británico, Gordon Brown.
Recuperando el plan propuesto al resto de jefes de la UE, basado en una mejora de los mercados que permita reducir la volatilidad de los precios, abogó por potenciar las actuales reservas de crudo, acelerar la articulación de alternativas al petróleo y habilitar mecanismos para que los estados productores inviertan en la diversificación energética, concretamente en la expansión de la energía nuclear en los estados consumidores.
En su opinión, la tendencia alcista vigente es incluso peor que la que caracterizó la crisis de la década de 1970, con una evolución en la que los precios del petróleo se han triplicado «en cada país del mundo» y ante la que apeló a promover «un mercado más equilibrado» en el que el Reino Unido se decantará por la reducción de la dependencia del combustible mediante la energía nuclear y las renovables.
Brown aprovechó su participación en la cumbre organizada por el rey Abdullah bin Abdul Aziz Al Saud para proponer «un nuevo acuerdo» entre consumidores y productores que permita frenar esa escalada de precios. Además, subrayó que, en estas circunstancias, los efectos de la crisis afectan «a todos los consumidores», citando a los usuarios domésticos, tanto por las tarifas de gas y electricidad como por el uso del automóvil.
Para proseguir con esta iniciativa de Brown, antes de finalizar el año se celebrará otra cumbre en Londres, según quedó recogido en la declaración de Jeddah.
(artículo publicado en un diario digital español, 23 de junio de 2008)