La vida y los estándares
25/07/08
Por Carlos del Frade
(APe).- Los antiguos pobladores del actual territorio de la provincia del Chaco celebraban los pájaros, los montes de misteriosas oscuridades y los siempre vivos colores de animales, plantas y hasta de la propia tierra.
Tobas, chiriguanos, guaraníes y mocovíes compartieron la maravilla de la exuberancia natural y quisieron trasladar esa armonía al interior de sus comunidades.
Hasta que llegó el conquistador y a partir de la sangre derramada comenzó el saqueo material y espiritual.
Mujeres, hombres y chicos; montes, quebradas, ríos y bosques; todo fue arrasado en nombre del progreso, primero, y luego, porque sí. Por simple voracidad de los sectores dominantes.
Ya hace rato que los peores índices de mortalidad infantil y pobreza vienen de la provincia del Chaco.
Y ahora, además, se le ha sumado la expansión de esa moderna trituradora de lo ecológico y lo humano que es la llamada frontera sojera.
Riquezas para afuera, ausencias internas.
Por eso, en estos crepusculares años del tercer milenio, no es casual que el maltrato a la naturaleza derive en exageradas respuestas. Grandes inundaciones o grandes sequías. Ya no hay término medio. Pero los costos siempre los pagan los hijos de los pueblos originarios. Los que habían inventado aquellos mitos de la vida, la riqueza de colores y cantos que venían del agua, el aire y la tierra.
Ahora el presente es consecuencia de los caníbales contemporáneos.
Aquellos capaces de fagocitarse la vida natural y humana, cómodamente sentados en sus mullidos sillones oficiales.
Quedan los números, pero las cifras no expresan los sueños y los proyectos que quedan del otro lado de los guarismos.
Apenas suman, apenas muestran los números.
Dicen que hay 300 mil personas sin agua potable en el Chaco, que las lluvias ya no sacian las necesidades de los montes ausentes, de los bosques talados y los pueblos urgidos por la pobreza impuesta.
«Esta es una de las sequías más importantes de la historia del Chaco, comparable a la que se registró años atrás en la localidad de Juan José Castelli. La situación es cada día más crítica, porque en los últimos meses no cayó una sola gota» de lluvia, dicen desde la Administración Provincial del Agua (APA).
En forma paralela al drama cotidiano de tantos chaqueños, la presidenta de la Nación, la doctora Cristina Fernández, inauguró las instalaciones del nuevo Aeropuerto Internacional de Resistencia, la capital chaqueña, junto al gobernador, Jorge Capitanich. La inversión fue de alrededor de 30 millones de pesos y, según dicen los voceros de la propaganda oficial, ese dinero servirá para elevar «los estándares de servicios de la terminal al nivel C de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA)». Uno de los funcionarios chaqueños llegó a decir que «con las nuevas refacciones y con la ampliación de las pistas y terminales de embarque, sumadas a la ya inaugurada reparación de los accesos, y a la futura instalación de los radares, el Chaco tendrá un aeropuerto internacional de alternativa operativo todos los días del año».
Mientras tanto, 300 mil chaqueños esperan que alguien les devuelva parte de lo robado aunque semejante gesto no figure en ningún estándar internacional.
Fuente de datos: Diarios Crítica 20-07-08 / Clarín 22-07-08 y Diario Chaco 11-07-08
(artículo publicado en un diario digital español, 1ro de agosto de 2008)