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«Qué protegemos

El espíritu que llevó a crear los Parques Nacionales fue el resguardo de nuestros monumentos naturales. Los sublimes e imponentes glaciares, que ocupan miles de km2 de la zona cordillerana argentina y chilena, constituyen un Patrimonio Mundial declarado como tal por la UNESCO en 1981.

Los campos de hielo continental patagónico representan la mayor superficie gélida del hemisferio Sur, después de la Antártida. Nuestro país cuenta hoy día con alrededor de medio centenar de grandes glaciares y varios cientos de glaciares de mediana magnitud.

Estos cuerpos helados son las mayores reservas de agua dulce del planeta, convirtiéndose en un invalorable recurso estratégico. Tienen además un importante potencial turístico y son principalmente pieza fundamental del ecosistema que presiden, que incluye los ambientes glaciario y periglaciario, únicos e irrepetibles tanto por sus geoformas como por su flora y fauna autóctonas.

Por cada área glaciaria destruida, no sólo perdemos nosotros y nuestros hijos y nietos la posibilidad de observar su majestuosidad helada, no sólo se quiebra el equilibrio que permite la vida a millares de millares de individuos de las más diversas especies cuyo único hábitat es ése, no sólo minamos nuestro futuro echando por la borda una de las mayores reservas estratégicas del país, …, también debemos ser conscientes de que si los perdemos, si permitimos que el interés económico de pocos y poderosos haga trizas alguno de nuestros glaciares, nunca más podremos recuperarlos.

Minerales, petróleo, fábricas

La minería es imprescindible para la vida que conocemos; también lo son recursos energéticos como el petróleo, también sin duda alguna lo son las fábricas, …, pero no donde hay glaciares. Exploremos en busca del oro negro, carcomamos la roca para llegar a menas metálicas útiles, pero no donde hay glaciares … No donde hay glaciares, por favor …

No sólo la destrucción del hielo sino la contaminación producto de esas actividades serán desastrosamente nocivas para estos ecosistemas, si no detenemos el avance de los intereses poco escrupulosos que acechan.

La Constitución Argentina en su artículo 39 consagra el derecho a la Iniciativa Popular. Esto es lo que hacemos juntando el millón de firmas. En este caso para reclamar y dar más fuerza al Poder Legislativo de la Nación, que bien hizo su trabajo cuando elaboró, discutió y luego aprobó la ley 26.418 para proteger nuestros glaciares.

Cuanto antes juntemos el millón de firmas, lo llevaremos directamente al Congreso de la Nación. La fuerza de esta presión popular deberá ser tanta, que consigamos detener la destrucción de nuestros campos de hielo continental.

Los que empezamos con este proyecto somos sólo un puñado de personas, de distintas profesiones, que queremos hacer las cosas bien, queremos un país y un mundo mejor para nosotros y nuestros hijos, y decidimos adiestrarnos juntos con esfuerzo y con la certeza de que si somos muchas buenas voluntades organizadas, no dispersas como tantas veces sucede, podremos mejorar nuestro entorno. Vos que firmás y nosotros, estamos juntos en esto».

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(5 de junio de 2009)