“Detrás de estas bombas atómicas que son las endoterapias, están las grandes casas farmaceúticas, las multinacionales de la química, Basf, Bayer y Syngenta. Esta última ha invertido 600 millones de euros en la investigación de dos moléculas, y los principales protagonistas de esta masacre son ocho países: Cánada, Francia, Japón, Estados Unidos, Italia, Alemania, Inglaterra y Argentina”.
Más, ¿cuál es el verdadero culpable?─se pregunta Panella.
“A nivel mundial existe un sólo culpable, un terrible agente patógeno. Este agente patógeno se llama economía global, basta pensar al señor de los 50 miliardos de dólares, Madoff Fall, que por treinta años no ha comprado una acción en la bolsa. Todo ésto es debido al modelo de un pueblo, ─la aldea global ─, que ha aprendido que se consume más de aquello que se tiene. Esto es más dramático que el impacto que provocó la revolución de Copérnico, porque hoy asistimos al dominio de los minestrones y las frutas en lata y al abandono de la tierra, y pensar que los soldados viet-cong comiendo dos puñados de arroz al día abatían un soldado estadounidense”.
En la Biblia la palabra “abeja” se menciona aproximadamente 65 veces. Y si tomamos el diccionario de los símbolos de Cirlot en la palabra “abeja” encontramos que, para los egipcios la abeja era signo de realeza, por la laboriosidad, la creación y la riqueza. En Grecia era emblema de trabajo y obediencia. Para los órficos las abejas eran símbolo del alma, y durante el período románico, simbolizaron la diligencia y la elocuencia.
– ¿A quién denuncia Francesco Panella, para defender a este héroe del ecosistema?
“La complicidad de los políticos, que desenvainan sólo mutismo ante una situación tan evidente. Una ley del silencio que es pura complicidad y complacencia. Ley del silencio porque las multinacionales invierten en comunicación, en política y en investigación. Por ejemplo en China y Canadá, no obstante esté comprobado que el amianto hace daño, continúan a producir este material tóxico ¿por qué? ¡Porque conviene al mercado!”.
– Francesco Panella apunta, sobre todo, su dedo índice sobre el modelo agroindustrial basado en los monocultivos, el presidente de los apicultures italianos acusa este modelo, ¿por qué?
“Porque, por ejemplo: la elevada producción de maíz para fabricar alimento para animales, envenena las fuentes de agua, y no sólo, sino que la sucesión de los monocultivos destruye la fertilidad de la tierra. Los monocultivos están causando la desertificación del mundo por el uso sistematizado de los herbicidas”.
– ¿Cuál es el papel de Argentina en esta historia? ¿Por qué la menciona en la lista de los ocho países que están colaborando en la destrucción de las abejas?
“Argentina tiene una producción anual de 80 kilos de miel per capita, es uno de los mayores exportadores del mundo. Pero en el 2007 Argentina tuvo una brusca caída en su producción anual, la producción de miel cayó un 27 %. Pregúntese usted ¿por qué razón?: Porque, para alimentar los pollos chinos, Argentina cultiva soja trasgénica resistente a los herbicidas. Estas plantaciones de soja son bombardeadas sistemáticamente para matar las hierbas y hacer crecer sólo soja. Reto a todas las gentes a hacer un recorrido turístico, por las vastas extensiones de tierras argentinas donde se cultiva esta soja; caminarán a pié kilómetros y kilómetros y no observarán ni siquiera una mata de amapola selvatica, o una planta de llantén. Esto es terrible, porque matar las hierbitas es asistir a la esterilización de la tierra. Pero, ¿quién protegerá las abejas de los insecticidas de irrigación que, gracias a la migración, pasan y entran en una cadena, el ciclo biológico, ya que las plantas irrigadas sucesivamente son neurotóxicas y sus móleculas tienen la función de interrumpir el mecanismo de la sinapsis en las abejas? Nos dicen en la publicidad que estas moléculas no comportan daños en los seres superiores, pero iniben toda una serie de señales, y uno de los órganos más afectados, en los seres superiores, es el olfato”.
– ¿Qué comportamiento se debe asumir para salvar las abejas? ─preguntamos a Francesco Panella.
“Debemos reducir el uso de los pesticidas. Aplicar cambios en la alimentación, para que descienda la producción industrial de ganado vacuno, porque esta producción es una de las principales causas del incremento del gas metano. Además debemos reducir el derroche energético y comenzar a optimizar el uso de subproductos alimenticios (frijoles, arvejas, habas, etc); usemos las proteínas vegetales, para reducir el consumo de carne”.
Añade Panella que:
“La abeja es un óptimo indicador ambiental, es un héroe del ambiente porque detecta la ecotoxicidad. Asústense cuando vean una abeja muerta, y modifiquen sus capacidades innatas para ser desmemoriados, porque en el 2007 se produjeron 153.400 toneladas de pesticidas en el mundo. Dejen de ser desmemoriados y empiecen a tener conciencia que es necesario propulsar un cambio y luchar por una agricultura no sólo respetuosa del ambiente sino sobre todo una agricultura que nos permita acceder a una naturaleza duradera”.
“¿Sabía usted que un kilo de miel contiene 100.000 kilómetros?─me pregunta─, calcule cuántas veces ha dado vueltas por la tierra una abeja, si su velocidad media es de 24 km por hora en un radio de 3 kilometros”.
“Abejas significa nectar, agua, polvo, aire, polen, própolis. Se le puede encomendar la vida a una abeja, porque estamos confiando en un animalito que con certeza va de flor en flor, dando vueltas por el mundo para danzarle a 700 flores”.
“Es un super organismo, el desaparecido Freddiani, un célebre entomólogo italiano, sostenía que el aspecto más importante de una abeja era su biología. Las abejas construyen sus casitas en forma de hexágono. Transfieren su propio genoma y así ellas mismas se convierten en inmortales. Existen clases de abejas que no nacieron para dar huevos, pero si se dan cuenta que hay una mortandad en la especie, deciden ponerlos. Las abejas son más fuertes que los osos, son más que una ardilla. Tiene la capacidad de comunicar, de interaccionar con el ambiente, es un único animalito hecho de tantos, y minúsculos, cerebros. Las abejas no causan polución alguna porque, inclusive, cuando orinan producen cera”.
– Francisco Panella ¿en qué ve la esperanza para salir de este círculo vicioso que ha descrito?
“En la biodiversidad, que representa nuestra única riqueza, la única esperanza de la humanidad entera”.
– ¿Qué receta se debe aplicar?
“Se debe crear una certificación para productos que no hayan hecho mal a las abejas. Se debe cambiar la visión con respecto al uso de la química. Se debe asumir un papel protagonista en la vigilancia y control de los productos de los agricultures, y sobre los revisores o interventores, es decir los funcionarios de las instituciones públicas que emiten los veredictos sobre el estado de los productos agroalimentarios, y sobre la salud del ambiente, porque en la mayoría de los casos sus nombres aparecen en las plantillas de las multinacionales, como consejeros de administración”.
Y el presidente de los apicultures italianos concluye recalcando la necesidad de una nueva mirada:
“Nos falta una visión, y la necesitamos para derrumbar este ciclo vicioso, estas bombas atómicas. Todo el mundo debe interrogarse a propósito, porque quien ha causado los peores daños a la madre tierra es quien ha obtenido y está obteniendo las mayores ganancias”.
Y al final recuerda que uno de los principales estudiosos del lenguaje de las abejas fue el científico austríaco Karl von Frish, que en 1973 compartió el premio Nobel de Medicina con Nikolaas Tinbergen y Konrad Lorenz. Frish estudió y verificó la danza que las abejas usan para comunicarse entre sí, transmitir así informaciones e indicar donde se encuentra el polen.
Para pasar la voz una abeja reproduce la siguiente coreografía, puntando la flor mueve su estómago, y, después de haber volado un rato, ajustando la mira, da una vuelta en forma de ocho. La velocidad de su danza indica la distancia en que se encuentra el polen, mientras su energía indica la abundancia de este alimento. El resto de las abejas sabrá qué tipo de flor buscarán por el olor que agarró el cuerpo de la abejita bailaora. Seguramente si San Francisco de Asís hubiese conocido esta coreografía de las abejas, a propósito les habría escrito una poesía para declararles su dívino amor. A la tierra, y en el oscuro y lejano1225, San Francisco de Asís bendecía de este modo: “Y por la hermana tierra, que esto da bendición, la hermana madre tierra, que da en toda ocasión las hierbas y los frutos y flores de color, y nos sustenta y rige: ¡loado, mi Señor!”.
(5 de julio de 2009)