Rooibos significa arbusto rojo en lengua afrikáans. De la familia de las leguminosas, únicamente crece en Sudáfrica, donde puede alcanzar hasta 1,5 m. de altura, y en sus ramas brotan otras muy finas y numerosas recubiertas de hojas con escasa pelusa. Florece en octubre, inicio del verano en Ciudad del Cabo, con flores amarillas de las que surgen los frutos de textura áspera que tras madurar dejan caer unas semillas de cáscara dura y color amarillo-marrón.
Es una planta que requiere las condiciones climáticas y de cultivo de las montañas Cedar: suelo profundo que deje correr el agua y no se encharque, tierra de composición algo ácida, altitud por encima de los 450 m. pero sin que se produzcan escarchas, y suficientes precipitaciones sobre todo en invierno. Con estas condiciones, los buenos cultivos proporcionan más de 8.000 arbustos por hectárea de terreno.
A principios del siglo XX comenzó a comercializarse la infusión de rooibos, elaborada e ingerida desde antiguo por nativos de las montañas Cedar, y en poco tiempo se convirtió en bebida popular y de consumo diario en Sudáfrica, sin difundirse a otros países occidentales. Hacia 1930 comienzan a descubrirse sus propiedades y aumenta el cultivo. Dos décadas después se crea una comisión estatal, privatizada en los años 90, que fija el volumen de producción y el cumplimiento de una serie de medidas de calidad e higiene, y que estudia en colaboración con universidades sudafricanas el cultivo y propiedades de rooibos, que a la vez son analizadas en otros centros de investigación de Estados Unidos y Japón.
Para ser recolectado debe tener un mínimo de 18 meses, su edad de producción óptima es de 3 años y tiene buenos resultados durante 8 o 9 años más. Se recolecta durante todo el verano hasta principios del otoño, y recién cosechado rooibos se elabora en puntos de recogida controlados por el Ministerio de Sanidad sudafricano: se humedece con agua y se deja fermentar la hierba entre 8 y 24 horas mediante un proceso en el que las ramas verdes adquieren su color marrón rojizo y su aroma afrutado. Luego, para protegerlo de insectos y parásitos, se pasteurizan las hojas con vapor de agua.
Principios activos
El Dr. Jörg Zittlau ( Rooibos, el té rojo de Sudáfrica , Océano, Barcelona, 2002), biólogo y especialista en medicina deportiva, afirma que contiene más de 200 principios activos, que se han detectado unos 100 aceites esenciales que le proporcionan el aroma y sabor característicos, y que su infusión es beneficiosa en afecciones de tipo alérgico y para frenar procesos biológicos negativos en el organismo: «Un equipo de científicos japoneses halló en rooibos aspalatina y notofagina, flavonoides responsables de sus efectos antialérgicos, útiles en cólicos por su efecto antiespasmódico y por relajar la musculatura del intestino, y con un efecto inmunomodulador que propicia una respuesta adecuada del sistema inmunológico ante los estímulos de partículas extrañas. Ambos flavonoides tienen propiedades análogas a la enzima superóxido dismutasa (SOD), presente en el cuerpo humano y que neutraliza los radicales libres superoxidados, causantes de los síntomas de envejecimiento y cáncer».
Desde los 40 años nuestro cuerpo no produce suficiente cantidad de SOD, en los fumadores ocurre antes pues al fumar el cuerpo se inunda de superóxidos. Si el cuerpo no tiene suficiente SOD, los superóxidos deterioran las lipoproteínas de baja densidad que circulan por los vasos sanguíneos y propician la formación de colesterol que puede desembocar en arterioesclerosis y otras complicaciones. Proteínas y ácidos grasos vegetales también pueden ser modificados por los superóxidos, que desempeñan un papel en el deterioro de la salud al entorpecer el metabolismo, traspasar las membranas celulares y modificar el código genético. El consumo regular de rooibos, por sus agentes antioxidantes, protegería de afecciones cardiovasculares, dolores reumáticos, cataratas y crecimiento anómalo de los tejidos.
Rooibos también posee quercetina y quercitrina, flavonoides con efecto antiespasmódico útil en cólicos intestinales, diarrea o dolores menstruales, y que inhiben la monoaminoxidasa (enzima que bloquea en el cerebro la actividad de la serotonina, transmisor cerebral llamado la hormona de la felicidad por proporcionar sensación de saciedad, bienestar y placidez y que ayuda a conciliar el sueño y libera sustancias que bloquean la sensación de dolor). Quercetina frena la excesiva producción por personas alérgicas de histamina, que interviene en procesos infecciosos y desencadena síntomas alérgicos como escozor en nariz, boca y ojos y estornudos, aumento de secreción de mucosidad en bronquios, asma, y excesivos ácidos estomacales. «Ambas sustancias, junto a luteolina y rutina, principios activos de rooibos», prosigue el Dr. Zittlau, «pueden disminuir el nivel de azúcar en sangre, por lo que la infusión puede ser un complemento a las terapias antidiabéticas».
Otro flavonoide con propiedades antioxidantes de rooibos es rutina, y en una proporción tan alta sólo en trigo sarraceno, ruda y saúco negro. Los científicos denominan a este flavonoide vitamina P, que influye positivamente en la permeabilidad de los capilares sanguíneos, facilita la entrada en ellos de las sustancias nutritivas y oxígeno y mejora su elasticidad, por lo que es efectiva en trastornos circulatorios e hipertensión arterial. La vitamina P confiere, además, una mayor durabilidad a las propiedades y efectos de la vitamina C.
Asimismo contiene dos flavononas, fructosas que endulzan sin perjudicar dientes y muelas y con un número de calorías prácticamente igual a cero, que proporcionan a la infusión el sabor dulce, afrutado y refrescante, al que contribuye el centenar de aceites esenciales existentes en la planta sin aparente función terapéutica.
Minerales y otras sustancias presentes en rooibos
Una taza de 3 g. de rooibos y 200 ml. de agua proporciona, en palabras de Jörg Zittlau, 0,07 mg. de hierro, 0,22 mg. de flúor, 7,12 mg. de potasio, 1,09 mg. de calcio, 0,07 mg. de cobre, 1,67 mg. de magnesio, 0,04 mg. de manganeso, 6,16 mg. de sodio y 0,04 mg. de zinc.
Por su elevado contenido en minerales es una bebida ideal para deportistas, que durante la actividad deportiva pierden gran cantidad de minerales por transpiración y otros procesos metabólicos, pérdida que ocasiona disminución del rendimiento y aumento del riesgo de sufrir calambres: «Varios vasos de rooibos antes, durante y después de la actividad física compensan esa pérdida, con un efecto parecido a las llamadas bebidas isotónicas y con muy pocos azúcares».
Hierro: indispensable para la hemoglobina, aunque abunda en muchos vegetales de consumo humano es frecuente su carencia, lo que supone un 80% de los casos de anemia.
Rooibos es rico en hierro, tiene suficiente cobre y vitamina C para que el organismo lo asimile mejor y apenas contiene ácido tánico que inhibe su absorción, por lo que el Dr. Zittlau propone incluir esta infusión en la dieta de las personas necesitadas de hierro, como las mujeres embarazadas, las que den el pecho o con menstruaciones abundantes o prolongadas en exceso, deportistas y vegetarianos cuya alimentación pueda ser pobre en hierro.
Flúor: necesario para el endurecimiento del esmalte dental e importante en la higiene bucal, previene la caries y puede frenar su propagación y la descomposición mineral de los dientes. En concentraciones elevadas frena el crecimiento de bacterias que por su acidez propician algunas enfermedades dentales: «Rooibos puede desempeñar un notable papel, puesto que tres tazas de infusión proporcionan la mitad de la necesidad diaria de flúor».
Cobre: mineral de gran importancia para la enzima ceruloplasmina, que contribuye a que el hierro de los alimentos pueda ser absorbido por nuestro organismo. Favorece el metabolismo de las proteínas, la producción de neuronas y la melanogénesis de la piel y el pelo, e interviene en la formación de la médula ósea. Según Zittlau si por un resfriado, gripe u otra infección, el organismo utiliza mucha vitamina C, puede disminuir el nivel de cobre en sangre ya que la vitamina C favorece su asimilación, y originar que la persona sienta debilidad por la falta del cobre necesario para la formación de glóbulos sanguíneos y proteínas: «Tres tazas diarias de rooibos aportan la décima parte del cobre que nuestro organismo necesita, pero además su elevada aportación de vitamina C favorece una mayor asimilación del cobre».
Sodio y potasio : regulan el balance hídrico del organismo, mediante la bomba de sodio y potasio se controla la estimulación y la síntesis proteínica de la musculatura, por lo que es esencial un consumo equilibrado de ambos. Rooibos puede equilibrar el sodio y potasio en situaciones con fuerte transpiración y pérdida de minerales, a temperaturas altas con un elevado grado de humedad, en situaciones de estrés o en el embarazo.
Vitamina C: como integrante del sistema inmunitario posibilita que los fagocitos eliminen virus y bacterias intrusas, como antioxidante y captadora de radicales libres atrapa sustancias agresivas en nuestros tejidos y tiene un papel importante para prevenir la formación de tumores y la aparición de enfermedades reumáticas, puede reducir el riesgo de padecer enfermedades del corazón y del sistema circulatorio, y mejora la asimilación de calcio y de hierro por el organismo, por lo que rooibos -que tiene valores de vitamina C y de hierro superiores a casi todas las plantas medicinales- ayuda a prevenir anemia y osteoporosis de las mujeres.
Ácidos fenolcarboxílicos: presentes en la planta y dotados de propiedades comprobadas en laboratorio, impiden el crecimiento de los virus y son capaces de eliminar las lombrices intestinales, son además fungicidas y antibacterianos.
Ácidos fenólicos: algunos de los que contiene actúan a modo de taninos, sustancias astringentes que fijan el agua en los intestinos y mejoran la resistencia de las mucosas a los parásitos, por lo que rooibos ayuda en caso de diarrea y procesos infecciosos intestinales, a la vez que protege las encías y las mucosas bucales. Otros de sus ácidos fenólicos tienen efecto antibiótico y pueden combatir infecciones directamente en el intestino sin atacar, a diferencia de los antibióticos sintéticos, a las bacterias útiles para la flora intestinal.
Propiedades y aplicaciones
En Sudáfrica se emplea rooibos para tratar gran número de enfermedades, en medicina popular y en prestigiosos consultorios médicos, con efectos comprobados mediante observación clínica y rigurosos estudios.
Actúa directamente sobre el mecanismo de las alergias alimenticias, tanto si se inician en el conducto digestivo como si se manifiestan en vías respiratorias y piel. Asimismo es útil en alergia e intolerancia al polvo, polen y fiebre del heno: modula el sistema inmunitario, que aprende a reaccionar correctamente al contactar con el polen, y en uso externo rooibos alivia las irritaciones de la pituitaria y refresca.
Es muy eficaz como antioxidante que capta y neutraliza radicales libres, asociados a diversas afecciones degenerativas o autoinmunes que pueden prevenirse con rooibos a la vez que apoyar cualquier otro tipo de terapia.
Contribuye a evitar que se acumule colesterol así como que sustancias agresivas deterioren las paredes de los vasos sanguíneos, inhibe la arterioesclerosis y ayuda a equilibrar el nivel de glucosa en sangre.
Puede ser una alternativa y complemento para el biberón ante insuficiente leche materna, o si no hay lactancia, pues sacia las ganas del niño de tomar dulces sin perjudicar sus dientes con azúcares innecesarios.
Acelera la curación de dermatitis y demás erupciones cutáneas causadas por pañales («Cada vez que se cambien los pañales aplicar, en los lugares afectados, una gasa empapada en una infusión concentrada de rooibos a una temperatura templada, y darle de vez en cuando al bebé en el biberón un poco de infusión en concentración normal»), eccemas, fotodermatitis y quemaduras de sol, y sus antioxidantes protegen y rejuvenecen la piel.
En caso de urticaria, por modular el sistema inmunológico rooibos le hace menos sensible a las irritaciones, tiene un efecto sedante sobre el sistema nervioso vegetativo y calma los picores. Se aconseja beber 1,5 litros diarios así como aplicar cataplasmas fríos de la planta para atenuar el escozor y por su efecto desinfectante.
La medicina popular lo utiliza por su eficacia en problemas intestinales de adultos e infantiles, diarrea y cólicos, flato, vómitos y dolor de tripas. Como rooibos no contiene cafeína, que estimula la secreción de jugos gástricos, es muy fácil de digerir.
Favorece una dieta equilibrada: por su sabor agradable sacia las ganas de ingerir dulces, sin calorías ni los inconvenientes del azúcar, que engorda, produce caries y sustrae vitaminas al organismo.
Protege los dientes y las mucosas bucales: manteniendo un tiempo la infusión en la boca o haciendo gárgaras, la cavidad bucal es menos vulnerable a infecciones. El consumo regular de rooibos proporciona una mejor higiene bucal, ayuda a combatir las caries y las encías adquieren una mayor resistencia. En caso de inflamación de las encías, enjuagar la boca varias veces al día con una infusión concentrada de la planta.
Tiene propiedades psíquicas, en Sudáfrica se utiliza en caso de ansiedad, estados depresivos, estrés, insomnio, nerviosismo y dolor de cabeza de origen psíquico.
Por último rooibos favorece la distensión global del sistema nervioso, por lo que puede ser una ayuda efectiva en cefaleas. Eleva además la actividad de la serotonina, que estimula la secreción de sustancias paliativas del dolor en el organismo.
(artículo publicado en Conocer Arganzuela nº 145, febrero de 2005)