Tras constatar la relevancia que diferentes bases de datos norteamericanas conceden a los estudios sobre la acción de las plantas en relación al cáncer así como la muy extensa bibliografía existente sobre fitoterapia y tratamiento del cáncer, el Dr. Pablo Saz Peiró considera que debe potenciarse la capacidad del organismo para que reaccione y pueda destruir sus propias células cancerosas: «Si el organismo no tiene esa capacidad, prolifera el cáncer». Ha de fortalecerse la inmunidad celular, mediante células que destruyan las células con cáncer, y la inmunidad humoral, o anticuerpos, que asimismo puede estimularse con plantas.
Son plantas que estimulan directamente el sistema inmunológico, por sus principios activos, muérdago (Viscum album: «Con gran experiencia sobre ella en la medicina antroposófica»), uña de gato (Uncaria tomentosa) y equinácea (Echinacea purpurea).
Por sus cualidades organolépticas («Lo que se puede apreciar de una planta con los sentidos, análisis que fue muy importante durante siglos») destacan ajo (Allium sativum) y cúrcuma (Curcuma longa): «Plantas calientes, por el calor que desprenden al contacto con la lengua, con efecto vasodilatador y gran interés en cáncer, considerada enfermedad fría, además de sus acciones directas en arteriosclerosis, hipertensión arterial y colesterol alto».
En las plantas hay principios activos como colchicina (Colchicum autumnale), genisteína y daidceína (Soja Glycine), podophilotoxina (Podophyllum peltatum: «Para tratar las verrugas sobre todo»), tetrahidrocannabiol (Cannabis sativa: «Medicamento para evitar o paliar los efectos secundarios de la quimioterapia»), vinblastina, vincristina, vindesina y vinorelbina (Catharanthus roseus: «Para el tratamiento de linfomas, enfermedad de Hodgkin y leucemias infantiles»), etc., que son, según Saz Peiró, de los tratamientos más eficaces a nivel de quimioterapia. Los principios activos de las plantas es el aspecto más investigado por laboratorios que buscan patentes comerciales, que duran 8 años, y beneficios económicos en base al desarrollo de principios activos modificables, a la vez que se denigra la planta de donde salió ese principio activo: «Pero es muy probable que la potencia curativa la tenga la planta entera, … El potencial de la planta está en la combinación armónica de varios principios activos que se dan de forma natural en la planta», en palabras del Dr. Saz.
El ácido betulínico de Betula alba (abedul), por ejemplo: «Inhibe las líneas celulares del melanoma humano, …, Pronto estará prohibido utilizar la planta de abedul porque existirá un medicamento patentado». Igualmente, beta-lapachona y lapachol de Pau d’arco, que es un tratamiento comprobado para determinados cánceres, con efectos secundarios por ser fuerte anticoagulante: «Se venderá como medicamento, con el mismo efecto, en la farmacia». O los glicóxidos del ácido quinóvico e isorincofilina de Uncaria tomentosa (uña de gato), que es de lo más efectivo como estimulante del sistema inmunológico. Y lectina de Viscum album (muérdago), que inhibe el crecimiento tumoral y estimula el sistema inmunitario, y
que resulta muy caro debido a la patente del principio activo durante 8 años. O paclitaxel y docetaxel de Taxus baccata (tejo inglés): «Eficaz planta en cocimiento para inhibir los tumores, cuyos taxoides son tratamiento habitual del cáncer en quimioterapia».
Sin desdeñar la parte mágica de las plantas o culturas de medicina mágica («También utilizan el conocimiento de los principios activos y, sorprendentemente, la forma de relacionar la enfermedad y la planta ha servido muchas veces de base para la búsqueda de nuevos medicamentos o ha proporcionado nuevas perspectivas sobre la enfermedad y sobre el medio ecológico de la planta»), que están siendo investigadas y recogidas por diferentes multinacionales farmacéuticas.
Es también importante el papel de las plantas en la medicina de la evidencia: «En cirugía, quimioterapia, … hay muchas formas descartadas en la práctica por la medicina de la evidencia, que es la utilización de la medicina alternativa por los pacientes, mediante un repaso de los estudios existentes sobre una planta o un tratamiento determinado y su grado de eficacia. En la Universidad de Texas a la persona se le presenta lo que se conoce para que elija en base a esa información».
Dieta vegetariana y cáncer
Para el Dr. Saz Peiró, el mejor tratamiento preventivo del cáncer, lo que ya es aceptado por cardiólogos y oncólogos, es la dieta vegetariana, en la que encontramos: «Alimentos en los que se han investigado principios activos que actúan como alimentos medicamentos, muchos de ellos por la acción de sus principios como potentes antioxidantes, efecto que está relacionado directamente con la mejor capacidad inmunológica de los pacientes y con la supervivencia de los mismos».
En consecuencia considera que, además de preventiva, la dieta vegetariana debe ser dieta básica en cualquier servicio de oncología. Tras el muy elevado número de estudios realizados al respecto, se constata que las personas vegetarianas apenas padecen cáncer, lo que pone de manifiesto su relevancia como prevención primaria. No menos importante resulta su papel como prevención secundaria, si ya se ha tenido cáncer, y como prevención terciaria cuando ya han sobrevenido fases de metástasis.
Sin olvidar además que: «Las dietas hipocalóricas alargan la vida y mejoran el sistema inmunológico».
ALIMENTOS MEDICAMENTOS
Acto seguido, Saz Peiró explica las propiedades de diversos alimentos-medicamentos, de los que afirma: «Los compuestos de estos alimentos no han demostrado curar totalmente el cáncer, pero sí han demostrado gran eficacia en su prevención. También han demostrado participar en muchos regímenes de la gente que ha curado su cáncer, y están catalogados dentro de la curación espontánea o natural del cáncer».
– Ajo: Preventivo en medicina china, el ajo inhibe el helycobacter pylori y previene el cáncer de estómago. Según Peiró, en 1952 científicos soviéticos tratan con éxito tumores en humanos y en 1987 se comprueba en Estados Unidos que tomar ajo crudo estimula en el sistema inmunológico la capacidad de las células asesinas que atacan a las células cancerosas. Comparada en China la incidencia de cáncer entre consumidores y no consumidores de ajo por 100.000 habitantes, en los consumidores hay un 3,4% de cáncer de estómago y un 40% en quienes no toman ajo. Además: «Utilizando aliína sintética no hay ningún efecto sobre el tumor, lo que sí se consigue con el ajo crudo».
– Albaricoque: «Probable agente anticanceroso, especialmente con cáncer de pulmón o con los asociados a contaminación o tabaco», de la semilla del albaricoque se extrae laetriel o amigdalina, sustancia tóxica pero ensayada con éxito en el tratamiento de algunos cánceres. El albaricoque es rico en betacaroteno, que ayuda a reducir el cáncer de pulmón y mejorar el sistema inmunológico, y en licopeno, que es antioxidante.
– Algas marinas Kelp: Para la tradición egipcia y china, expone Peiró, el kelp marrón cura el cáncer. En 1981 Jane Teas , de la Facultad de Salud Pública de Harward, desarrolla la teoría de que las mujeres japonesas tienen menos cáncer por tomar algas en su dieta, comprueba que en un tercio consumen algas laminarias y defiende que fucoidina es una de las sustancias responsables de la acción antitumoral. Posteriormente, en 1985 y 1986 se estudian otras algas, wakame por ejemplo, y se comprueba que protegen de los tumores por estimular el sistema inmunológico. Se toman en ensalada o en guisos con arroz.
– Arroz: «Al ser una semilla», sostiene, «el arroz contiene niveles elevados de inhibidores de las proteínas, que inhiben la acción de los oncogenes». En 1981 se patentan tres productos a base de arroz que detienen el cáncer intestinal en ratones.
– Batata: Junto a la calabaza y la zanahoria, se considera a la batata preventiva del cáncer de pulmón. Acerca de los principios activos que podrían ser responsables de esta acción, Pablo Saz se refiere al betacaroteno, los inhibidores de las proteasas y los polifenoles, que junto con otros componentes se comportan como antioxidantes.
– Brócoli: El brócoli contiene gran cantidad de sustancias que se consideran antídotos contra el cáncer, como indoles, glucosionalatos, betacarotenos, clorofila, monoterpenos.
– Cebada: «Los inhibidores de las proteasas de la cebada atacan a los agentes causantes del cáncer intestinal».
– Cebolla: Se ha conseguido aislar el propil-sulfuro de la cebolla, que bloquea las enzimas que activan el cáncer. Recomienda ingerirla en ensalada.
– Col: El Dr. Saz se refiere a la col como «El gran vegetal para prevenir el cáncer, rico en carotenos. Clorofila, indoles, glucosinolenos, aflatoxina, monoterpenos y sulforano impiden la acción de las células tumorales». Investigadores de la Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos, han verificado en células humanas con cáncer de mama que unos compuestos del brécol denominados indoles se convierten en el estómago en dindolilmetana (DIM) que impide la división y reproducción de las células cancerosas y promueve su muerte, así como que una sustancia química que se produce al digerir verduras como brécol y col puede inhibir el crecimiento de las células del cáncer de próstata: «Verduras como brécol, coles de Bruselas, col y coliflor son ricas en indol-3-carbinol, sustancia que el organismo convierte en DIM durante la digestión. En tumores de próstata, la inhibición androgénica es el mecanismo clave por el que actúa el DIM».
– Higo: Se conoce desde la más remota antigüedad la utilización del fruto de la higuera o Ficus carica contra el cáncer. Se ha aislado una sustancia, benzoaldehído, y abundantes bioflavonoides que actúan como antioxidantes, y se ha comprobado la eficacia de los higos en animales y personas: «La cura de higos ha sido tradicional en la medicina naturista, se comenzará por tomar un kilo por día repartido en tres comidas, aumentando paulatinamente hasta tres kilos al día, para luego disminuir hasta el final de la cura, de cinco a siete días».
– Legumbres en grano: Entre ellas alubias, frijoles, garbanzos y lentejas, que: «Al ser ricos en inhibidores de las proteasas, pueden desactivar los oncogenes e impedir la formación de metástasis sobre todo con las saponinas».
– Limón y lima: La vitamina C como antioxidante y la pectina de la cáscara de limón y lima protegen o inhiben factores cancerígenos como las nitrosaminas: «Se ha considerado que la pectina podría inhibir las metástasis del cáncer de próstata».
– Lino: Las semillas de lino contienen lignanos, antioxidantes y ácidos grasos omega 3, de acción anticancerosa sobre todo en tumores del aparato digestivo y cáncer de próstata.
– Lúpulo: «El lúpulo contiene xanthohumue, sustancia hormonal de acción anticancerosa».
– Manzana: El jugo fresco de manzana es muy rico en ácido caféico o clorogénico, de gran eficacia para inhibir la formación de tumores en animales de laboratorio a los que se había inyectado potentes carcinogenéticos. La piel de manzana puede inhibir el proceso tumoral: un equipo de investigadores de Nueva York que analizó el efecto sobre células de cáncer de colon concluye que las manzanas, especialmente en la piel, tienen elementos antioxidantes y anticancerígenos que inhiben la proliferación celular.
– Melón: El interés del melón radica en su riqueza en betacarotenos.
– Nabo: El nabo es muy rico en glucosinolatos como isotiocianatos, luteína y zeaxantina; y sus hojas verdes sobre todo crudas contienen betacaroteno y clorofila que pierden parte de sus propiedades al cocer. Pueden utilizarse mezcladas con otros jugos, por ejemplo de remolacha roja, rica en flavonoides, alantoína y colina.
– Nueces: Las nueces son ricas en principios que inhiben las proteasas, y en polifenoles.
– Patata: De acuerdo con Pablo Saz, la patata cruda es rica en inhibidores de proteasas y en ácido clorogénico, que protegen del cáncer, mientras que cuando las patatas se vuelven viejas el proceso se invierte y aparecen sustancias cancerígenas.
– Setas: «El shiitake, el enoki, la seta ostra, estimulan el sistema inmunológico y el interferon, e interfieren en el crecimiento de tumores».
– Soja: Por la genisteína, la soja incrementa los inhibidores de las proteasas.
– Sandía: La sandía resulta interesante por su contenido en betacarotenos y licopeno.
– Té: Los taninos del té verde inhiben las nitrosaminas, la catecina y teaflavinas.
– Tomate: Tal y como el Dr. Saz Peiró transcribe, del análisis de 72 estudios que examinan la relación entre el cáncer y el consumo de tomate, Edward Giovannuci , de la Facultad de Medicina de Harward en Boston, concluye: «El consumo de tomates crudos y productos que los contienen como salsas, zumos, sopas, etc., reduce sustancialmente el riesgo de numerosos cánceres, en especial el de próstata, pulmón y estómago., …, El tomate es rico en varias sustancias fitoquímicas con propiedades anticancerígenas, que conducen a la formación de carotenoides, como el licopeno, compuestos que protegen a las células de los efectos de la oxidación, …, Aunque el procesado del tomate no parece disminuir su efecto benéfico, muchos alimentos procesados que contienen tomate también incluyen grasas y azúcares no saludables». El metaanálisis también sugiere beneficios en los cánceres pancreático, colorrectal, esofágico, oral, de mama y cervical.
– Uva: En 1927 A. M. Leihstein prescribe el tratamiento a base de uvas para el cáncer y en 1928 la paciente Johanna Brandt asegura en su libro La cura de uva que se ha curado de un cáncer de abdomen. Saz Peiró afirma que polifenoles, ácido cafeico, flavonoides y resveratrol han demostrado su eficacia en animales: «Después de desarrollar resistencia a la quimioterapia, las células tumorales continúan reproduciéndose, … Muchas células tumorales cultivadas evitan la muerte cuando se someten a agentes antitumorales de la uva, se reduce el crecimiento tumoral y los ratones son susceptibles a la quimioterapia y en algunos casos desaparece el tumor después del tratamiento. Según Albert S. Baldwin , profesor de Biología de la Universidad de Carolina del Norte, las terapias que combinan fármacos y dieta se muestran prometedoras, ya que incluir resveratrol en la alimentación puede aportar grandes beneficios».
Saz Peiró añade unas pautas sobre la cura de uvas , que cuenta con una gran tradición en medicina naturista, y que puede realizarse tanto con uvas como con zumos. Si es posible deben ser de cultivo biológico y bien maduras. Las uvas más dulces son las más energéticas, y las más ácidas las más depurativas. La dosis para los adultos oscila entre 2 y 4 kg. diarios, tomadas en intervalos cada 2 horas. Los lactantes mayores de 6 meses a quienes se haya introducido ya la fruta también pueden realizar la cura de uvas junto con la lactancia materna, al principio deben tomar unas pocas cucharadas de zumo y luego aumentar progresivamente la dosis. Los estreñidos deben tomar la uva con piel por su efecto laxante, pero si se tiene el estómago delicado no debe tomarse la piel. Las uvas deben masticarse muy despacio. Sobre la duración: «El Dr. Ángel Bidaurrázaga dice que la cura de uvas no debe durar menos de 3 semanas». La cura de uvas conviene practicarla anualmente, tanto enfermos como sanos. Igual que en el ayuno, en la cura de uvas aparecen crisis que se manifiestan como dolor de cabeza, lengua blanca, mal sabor en la boca, debilidad, etc. Hay quienes recomiendan 1 o 2 días de ayuno antes de comenzar la cura de uvas. Una vez terminada la cura de uvas, se debe empezar a comer también otras frutas, disminuyendo paulatinamente las uvas y aumentando las restantes frutas, teniendo en cuenta que conviene tomar una sola clase de fruta en una comida, luego se puede comer hortalizas y cereales y por último legumbres pero sin olvidar las incompatibilidades alimenticias.
– Zanahoria: «Los alfa y betacarotenos de la zanahoria reducen la posibilidad de padecer cáncer de pulmón. En ayunas detiene el cáncer hepático», en palabras del Dr. Saz Peiró, que recomienda tomar un vaso de jugo fresco y de cultivo biológico al día.
PLANTAS ÚTILES PARA ESTIMULAR EL SISTEMA INMUNOLÓGICO
En su intervención el Dr. Saz Peiró subrayaba diversas plantas útiles para estimular el sistema inmunológico, directamente por sus principios activos como muérdago, uña de gato y equinácea purpúrea, o por sus cualidades organolépticas como ajo y cúrcuma. Muérdago (Viscum album) está incluída en el Anexo de la 2225 Orden SCO/190/2004, de 28 de enero, del Ministerio de Sanidad y Consumo, que establece la lista de 197 plantas «cuya venta al público queda prohibida o restringida por razón de su toxicidad», en vigor desde el 6 de mayo de 2004. Por otra parte, el propio Saz Peiró describía las características del ajo (Allium sativum) en el contexto de las propiedades de los alimentos medicamentos. Añadimos por tanto, a continuación, una referencia suficientemente documentada sobre las tres plantas restantes: Cúrcuma (Curcuma longa), Equinácea purpúrea (Echinacea purpurea) y Uña de gato (Uncaria tomentosa).
CÚRCUMA (Curcuma longa)
Planta herbácea perenne de hojas anchas, de la familia de las zingiberáceas, que crece hasta casi un metro de altura, originaria del sudeste de Asia y muy cultivada en India, China, Indonesia, Jamaica, Haití, Filipinas y otros países tropicales. Introducida en regiones templadas de Europa, crece sobre suelos húmedos, ricos y arcillosos. En su composición destacan curcuminoides o colorantes, arabinogalactano, polisacáridos, sales potásicas y aceite esencial rico en carburos terpénicos y cetonas sesquiterpénicas.
Se utiliza el tallo subterráneo o rizoma, seco y en polvo, con olor y sabor discretamente amargo, aromático y cálido, al que tradicionalmente se atribuye efecto colerético, colagogo y estimulante del apetito. El ayurveda, sistema curativo tradicional de India, recomienda cúrcuma como tónico general, los médicos chinos para tratar problemas intestinales y hepáticos, y en occidente se utiliza más en trastornos inflamatorios como artritis reumatoide.
Tras especificar sus acciones, antiinflamatoria (en inflamación aguda y crónica), hepatoprotectora, antiulcerosa (reduce la secreción) y citoprotectora (protege la mucosa gastroduodenal frente al jugo gástrico mediante un aumento de la secreción de mucina), de acuerdo con el Vademécum de Fitoterapia son indicaciones de la cúrcuma dispepsia hiper o hiposecretora y meteorismo, úlcera péptica, dolor e inflamación de artritis reumatoide, amenorrea, dismenorrea, diarrea, epilepsia y problemas dermatológicos. Contraindicada si hay obstrucción de las vías biliares.
El Dr. Josep Lluis Berdonces i Serra considera a la cúrcuma una raíz caliente que abre las obstrucciones, eficaz diurético en ictericia y contra las destemplanzas frías de hígado y bazo, recomendada para tratar cálculos biliares por estimular la secreción biliar, con acción espasmolítica útil en colecistitis y colelitiasis, a menudo devuelve el apetito y puede ser un complemento para tratar el colesterol.
Sobre la actividad antiinflamatoria, los doctores Arthur Roberts y Mary O’Brien indican: «Se cree que la cúrcuma reduce la inflamación disminuyendo los niveles de histamina y estimulando las glándulas suprarrenales para aumentar la producción de cortisona, una hormona que reduce la inflamación». Afirman que es un fuerte antioxidante que protege ante el deterioro hepático, cuya actividad antiagregante plaquetario puede mejorar la circulación y ofrecer cierta protección ante ataques cardíacos y apoplejía, y que los compuestos amargos de la cúrcuma estimulan el flujo de bilis y otros jugos gástricos y alivian la indigestión, gases y otros problemas intestinales. Además: «En el tubo de ensayo la curcumina destruye algunos tipos de células cancerígenas. Se necesita más investigación para determinar si la cúrcuma es un potente agente anticancerígeno».
Según el Dr. John Heinerman en Samoa se utiliza para trastornos de la piel como úlcera cutánea, aliviar dolores y picazones causados por dermatitis, eccema y soriasis (al respecto señala: «En irritaciones producidas por pañales, el rizoma en polvo se espolvorea sobre las palmas de las manos y se frota con delicadeza sobre la piel del bebé. En otros casos se mezcla con aceite de coco y se aplica suavemente sobre las inflamaciones»), y en India para afecciones de ojos y oídos. La cúrcuma alivia y detiene las hemorragias durante el embarazo, sus propiedades antiinflamatorias alivian en artritis, torceduras, contusiones y fracturas, y es beneficiosa para reducir el nivel de colesterol y prevenir la acumulación de grasa en el hígado. Consumida en las etapas iniciales de ciertas formas de cáncer previene el desarrollo de mutaciones de células, es útil en diabetes e inhibe los gases estomacales: «Tomar entre media y una cucharadita de cúrcuma en una taza de agua caliente para aliviar las molestias provocadas por acidez estomacal e indigestión».
La Dra. Ana Ramírez Boscá concluye que la cúrcuma tiene actividad hepática (antioxidante, protege ante toxicidad hepática y mejora los parámetros serológicos de hepatitis aguda y crónica) y digestiva (contribuye al mantenimiento del ph gástrico y al reducir la secreción ácida protege la mucosa gástrica y previene determinadas úlceras), inmunomoduladora (antiinflamatoria e inmunoestimulante, mejora la detoxificación de carcinógenos e inhibe células tumorales y sustancias catalogadas como promotores carcinogenéticos en cáncer oral y gástrico, tumores de piel y colon), y sobre el metabolismo lipídico y glucídico (hipolipemiante, eleva el nivel de HDL colesterol y disminuye el número de triglicéridos, e hipoglucemiante), antiinflamatoria (efecto analgésico en reumatismo, artritis reumatoidea y tendinitis) y antiinfecciosa. Es útil asimismo en afecciones cutáneas como soriasis, y en uso externo para cicatrizar y desinfectar heridas y en reumatismo y esguinces.
Colorante culinario, la cúrcuma es uno de los principales condimentos del curry , integrado además por pimienta, coriandro, canela, jengibre, clavo de olor, cardamomo, pimiento, comino y nuez moscada, que, previene Ana Ramírez: «Debe tomarse con moderación pues puede provocar efectos irritativos sobre la mucosa gástrica».
EQUINÁCEA (Echinacea purpurea)
Planta perenne de la familia de las compuestas, de entre 60 y 150 cm. de altura, originaria de praderas del centro de Estados Unidos, donde los indios sioux y otros utilizan desde hace siglos equinácea por sus propiedades antisépticas en heridas, picaduras de insectos y serpientes e internamente para tratar dolor de muelas y encías, molestias de estómago, resfriados, infecciones como sarampión, sífilis y gonorrea, paperas y artritis, y como estimulante general.
Los emigrantes europeos incorporan la planta a sus tratamientos habituales para mordedura de serpiente, reumatismo y dolor de cabeza y se exportan a Europa preparados a base de equinácea. Entre 1830 y 1930 los médicos eclécticos americanos promueven su uso como purificador sanguíneo para enfermedades venéreas y tratar jaquecas, reumatismo, tumores, paludismo y hemorroides. A partir de 1930 se cultiva en Alemania y otros países europeos, Australia, Nueva Zelanda, China, etc. Son constituyentes principales ácido achicórico, alquilamidas, polisacáridos, glucoproteínas, poliacetilenos, aceite esencial, derivados del ácido caféico, flavonoides y arabinogalactano.
Según el Vademécum de Fitoterapia la equinácea actúa sobre el sistema inmunitario: estimula la fagocitosis, induce la producción de citocinas, estimula la proliferación linfocitaria, inhibe la síntesis de prostaglandinas, leucotrienos y hialuronidasa, y tiene actividad cicatrizante de heridas, antiviral, antibacteriana y antifúngica. Indicada en prevención y tratamiento de enfermedades infecciosas crónicas o recurrentes de origen viral del tracto respiratorio superior como resfriado común y gripe, y del tracto urogenital o vías urinarias inferiores, con excelente tolerancia. En uso externo coadyuva para tratar heridas de difícil cicatrización y ulceraciones crónicas.
Astrid Van Ginkel precisa que equinácea incrementa las defensas del organismo mediante una estimulación no específica del sistema inmune que aumenta la resistencia en infección aguda y crónica y disminuye el riesgo de infección, interna y externa, por lo que le confiere una importante acción en septicemia, furunculosis, carbúnculos, abscesos, diviesos, amigdalitis, faringitis, nasofaringitis, sinusitis crónica y aguda , y externamente en acné, inflamaciones, llagas y úlceras de decúbito.
Luis Redondo Márquez señala que infinidad de trabajos experimentales y clínicos realizados con equinácea demuestran que es una alternativa real como tratamiento complementario de enfermedades infecciosas, con una excelente tolerancia, que contribuye a estimular nuestras defensas y prevenir cuadros infecciosos de carácter crónico-recidivante. Inmunomodulador que influye sobre células inmunocompetentes (granulocitos, monocitos o macrófagos, linfocitos) a través de las cuales se activan mecanismos de protección frente a agentes extraños como virus, bacterias, etc., eleva el número de leucocitos en sangre y estimula la quimiotaxis o emisión de granulocitos, estimula el sistema inmunológico inespecífico, macrófagos y granulocitos sobre todo, que elevan su capacidad fagocítica sobre virus, bacterias y células tumorales mediante un efecto opsonizante o de combinación con ellos. Potencia la liberación de citoquinas como el factor de necrosis tumoral y diversas interleuquinas. Aumenta la liberación de radicales de oxígeno por los macrófagos, destinados a destruir elementos estructurales de los microorganismos como ADN, ARN, proteínas, lípidos, … Estimula los linfocitos T colaboradores y ejerce una actividad virustática, por un efecto tipo interferón.
Arthur Roberts y Mary O’Brien añaden que la planta estimula la respuesta del sistema inmunitario y hace que el organismo aumente la producción de leucocitos defensivos, para luchar contra los organismos infecciosos, y de interferón, compuesto natural de lucha antivírica: «También parece que la equinácea estimula el sistema inmunitario para responder a las amenazas internas, por ejemplo buscando y destruyendo las células precancerosas mutantes. Cuando se aplica a la piel en forma de ungüento o loción, acelera la curación de forúnculos, abscesos, herpes labiales y otras infecciones menores. Las gárgaras con equinácea pueden aliviar el dolor de garganta y acelerar la curación de pequeñas úlceras en labios y boca».
UÑA DE GATO (Uncaria tomentosa)
Arbusto de la familia de las rubiáceas que puede medir hasta 30 metros y formar enredaderas al trepar a los árboles entre los que crece en la Amazonía peruana y otras selvas del centro y sur de América. El nombre de uña de gato se debe a las espinas de los tallos, ganchudas y leñosas, dirigidas hacia abajo y no retorcidas, de hasta 2 cm. de largo. En su composición hay alcaloides oxindólicos, heterósidos del ácido quinóvico, triterpenos, esteroles, ácidos ursólico y oleanólico, polifenoles y proantocianidinas.
Según el Vademécum de Fitoterapia , probada acción inmunoestimulante, antiinflamatoria y antiviral, demostrada efectividad sobre el dolor en artritis reumatoide, estimula la fagocitosis, protege del daño neuronal y beneficia la memoria deteriorada por disfunción de los sistemas colinérgicos, estimula la reparación de DNA, la respuesta mitogénica y la recuperación leucocitaria tras quimioterapia, en estudio su posible efecto antiproliferativo en el cáncer de mama. Indicada en procesos inflamatorios osteoarticulares, coadyuva en tratamiento quimioterápico, depresión inmunológica e infecciones recurrentes.
La Dra. Lida Obregón Vilches indica que es una planta cálida dentro del concepto térmico frío/calor de la Medicina Tradicional Peruana, que utiliza la corteza, raíces y hojas de uña de gato, sola o combinada con otras plantas como sangre de drago, en diversos procesos inflamatorios (artritis, gastritis, inflamaciones dérmicas y en vías génito-urinarias), asma y alergia, úlcera gástrica, diabetes, tumores, enfermedades degenerativas como cáncer del tracto genital femenino, broncopulmonar, gástrico, etc., procesos virales, irregularidades del ciclo menstrual, convalecencia y debilidad general, gonorrea y disentería. En uso externo se utiliza el macerado en alcohol de la planta en frotaciones y cataplasmas para tratar artritis, enfriamientos y contusiones.
Atribuída la existencia de diversas patologías tumorales, entre otras causas, a la acción mutagénica del oxígeno activo y los radicales libres, a los que se relaciona con procesos cancerígenos y con el proceso de envejecimiento, constituye un vasto campo de investigación científica la presencia de antioxidantes, y sus mecanismos de acción, en alimentos, frutas, hierbas, hortalizas, etc. Estos antioxidantes naturales reducen o eliminan directa o indirectamente el efecto mutagénico de muchas sustancias químicas. Diversas investigaciones han determinado la actividad antimutagénica de Uncaria tomentosa, que podría deberse a un efecto antioxidante. Lida Obregón concluye que es evidente la acción antiinflamatoria, inmunoestimulante y antimutagénica de uña de gato.
Alexis Rosell afirma que es una planta conocida desde hace siglos por las comunidades indígenas peruanas, pueblos precolombinos entre los que se consideraba la uña de gato una planta mágica y saludable, utilizada actualmente por los campesinos para curar tumores, indisposiciones digestivas, infecciones, artritis y alergias. Resume que Uncaria tomentosa es inmunoestimulante útil en cáncer, sida, candidiasis, herpes y sarcoma de Kaposi, antiinflamatoria útil en artritis reumatoide, artritis diversas, bursitis, reuma, lupus y fibromialgia, antirradicales libres eficaz en procesos inflamatorios, cancerosos, febriles y exposición a radiaciones ionizantes, antimutágena y citostática (evita las metástasis), antiviral útil contra herpes genital y zóster, resfriado común, sinusitis, otitis, virus de estomatitis vesicular y conjuntivitis, desintoxicante y resolutiva del tracto digestivo útil en enfermedad de Crohn, diverticulitis, colitis, hemorroides, fístulas, gastritis, úlceras y parásitos intestinales,
alteraciones de flora intestinal y goteo anal, antialérgica en neurobronquitis y lupus, desintoxicante de toxinas ambientales eficaz en fatiga crónica, depresión orgánica y contra acné, anafrodisiaco masculino útil en prostatitis y reguladora del ciclo menstrual femenino útil en dismenorrea, antiagregante plaquetario, hipotensora y diurética, protectora de eritrocitos frente a tóxicos. Su eficacia se inactiva al tomar antiácidos o bloqueadores de los hidrogeniones.
Para José Carlos Quintela y Olga Lock , en cuya opinión radicales libres y estrés oxidativo están implicados en el desarrollo de artritis y otros procesos inflamatorios crónicos: «La uña de gato es un antioxidante efectivo que protege a las células contra el estrés oxidativo, degrada directamente el peroxinitrito, un potente oxidante celular implicado como mediador en diversos procesos inflamatorios, neutraliza el efecto citotóxico de radicales libres, y ejerce una acción protectora contra la muerte celular inducida por radiaciones ultravioleta. Inhibe la expresión de determinados genes proinflamatorios y previene daños gastrointestinales como gastritis aguda o enteritis crónica producidos por la administración de dosis altas de aines (anti inflamatorios no esteroideos), por lo que puede coadyuvar en artritis y otros desórdenes inflamatorios». Incrementa además la fagocitosis de granulocitos y la proliferación de linfocitos B y T, inhibe la proliferación de linfoblastos B y T, y estimula la producción de interleucinas en macrófagos alveolares, iniciando las actividades defensivas del sistema inmune: «Los resultados obtenidos (en diversos estudios e investigaciones) sugieren que la uña de gato posee una potente actividad inmunoestimulante». Tiene actividad antiviral y antimutagénica: «Es capaz de inhibir la proliferación de células tumorales in vitro, y en animales incrementa la reparación de ADN en rupturas inducidas por radiación».
El Dr. Josep Lluis Berdonces i Serra se refiere al uso de uña de gato como antitumoral e inhibidor de las enfermedades degenerativas e infecciosas, con propiedades antioxidantes y efecto antiviral, antitumoral y antiinflamatorio, útil en artritis, y artrosis y para reducir los efectos secundarios asociados al uso de quimioterapia.
Arthur Roberts y Mary O’Brien señalan los usos comunes de uña de gato: reforzar el sistema inmunitario para luchar contra infecciones, cáncer, VIH y alergias, aliviar síntomas gastrointestinales de úlceras, gastritis y hemorroides, curar heridas cutáneas. Consideran que refuerza la actividad del sistema inmunitario, con potente efecto sobre fagocitosis, proceso en el que ciertos leucocitos engullen y destruyen partículas externas, lo que respaldaría el uso de uña de gato para tratar infecciones bacterianas y víricas y prevenir o retardar la progresión del cáncer, y concluyen: «En cáncer o sida, la uña de gato debe considerarse un tratamiento de apoyo».
Javier Moscardó subraya la utilización tradicional de uña de gato en uso interno para curar los riñones, acelerar la recuperación postparto, como antiinflamatorio y para resolver tumores, y en uso externo para acelerar la curación de heridas. Sostiene que gran número de investigaciones científicas demuestran su eficacia en afecciones reumáticas, que mejora los resultados de la quimio y radioterapia, su actividad frente a diversos virus, así como la actividad antitumoral y antiinflamatoria de uña de gato, inmunoestimulante que incrementa los granulocitos y macrófagos, induce un aumento de la fagocitosis y tiene efectos beneficiosos sobre personas con cáncer pues inhibe la implantación, crecimiento y proliferación de células neoplásicas. Indicada también en alergias, gastritis y úlcera gastroduodenal, se aconseja no tomar uña de gato tras un trasplante, bajo una terapia inmunosupresora, y embarazadas o mujeres que quieran estarlo.
OTRAS APORTACIONES PREVENTIVAS
Los doctores Michael Murray, Tim Birdsall, Joseph E. Pizzorno y Paul Reilly opinan que, a pesar de dedicar muchos recursos a la batalla contra el cáncer, la medicina ha fracasado: «Una de las razones principales es que la medicina convencional ha ignorado desde hace mucho tiempo el mayor agente sanador de todos: la naturaleza». Los remedios naturales, afirman, pueden reducir el riesgo de contraer cáncer, cambiar el entorno interno para impedir la formación cancerígena, mejorar la desintoxicación de las sustancias químicas antes de que puedan hacer daño, reforzar el sistema inmunológico y reducir o eliminar efectos secundarios de la quimioterapia como desnutrición y desgaste de los tejidos, detener el desarrollo del cáncer y ayudar a eliminar de forma selectiva las células tumorales, reducir el riesgo de tumores recurrentes e incrementar las posibilidades de una recuperación parcial o completa.
Aproximadamente el 85% de todos los casos de cáncer se debe a factores de riesgo ambientales como dieta, estilo de vida y exposición a sustancias nocivas, y los factores de riesgo heredados o genéticos son responsables como máximo de un 15% de los cánceres.
Principios dietéticos para prevenir el cáncer
Como factores de la dieta que reducen el riesgo de cáncer señalan pescado, cereales integrales, legumbres, coles, verduras, frutos secos y fruta. Incrementan el riesgo de cáncer, en cambio, carnes, productos lácteos, grasas completas, grasas saturadas, azúcar refinado, exceso de calorías y alcohol. Para crear un entorno hostil al cáncer y prevenir su aparición y desarrollo, Murray y otros establecen una serie de pautas dietéticas:
1) Comer variadas y abundantes frutas y verduras, que proporcionan los nutrientes necesarios para que el organismo funcione correctamente y se proteja: antioxidantes (vitaminas C y E y selenio), carotenos como betacaroteno, luteína y licopeno (pigmentos rojos y amarillos de zanahoria, pimiento, ñame y tomate, albaricoque, sandía y cereza, verduras de hojas verdes como col rizada, berza y espinaca, legumbres, cereales y semillas) y flavonoides (contenidos en cítricos, berzas, cebolla, perejil, legumbres, té verde y vino tinto) por sus propiedades antiinflamatorias, antialérgicas, antivirales y anticancerígenas.
2) Reducir la exposición a los pesticidas: no excederse en el consumo de alimentos que concentran pesticidas como grasas animales, carne, huevos, queso y leche, comprar productos orgánicos cultivados sin pesticidas sintéticos y fertilizantes, y tratar de comprar productos locales y de la estación: «La posible presencia de pesticidas en frutas y verduras no debe ser impedimento para comer una dieta abundante de estos alimentos. La concentración en frutas y verduras es mucho menor que los niveles encontrados en grasas animales, carnes, queso, leche entera y huevos. Además, los diversos componentes antioxidantes de las frutas y verduras son necesarios para ayudar al cuerpo a tratar con esos pesticidas».
3) Reducir la ingesta de carnes y otros productos animales, cuanto mayor sea la ingesta mayor es el riesgo de cáncer, sobre todo de colon, mama, próstata y pulmón: «La carne carece de los antioxidantes y fitoquímicos que protegen del cáncer y además contiene mucha grasa saturada y otros componentes carcinógenos potenciales como residuos de pesticida, aminas heterocíclicas e hidrocarburos aromáticos policíclicos que se forman cuando la carne se asa, se fríe o se cuece. Cuanto más hecha esté la carne, mayor es el nivel de aminas. Las carnes curadas o ahumadas contienen como conservantes nitrato o nitrito de sodio que en el estómago reaccionan con los aminoácidos de los alimentos y forman nitrosaminas, compuestos altamente cancerígenos».
4) Comer grasas saludables e incrementar la ingesta de ácidos grasos omega-3 («Las prostaglandinas que derivan de los ácidos grasos esenciales omega-3 inhiben el crecimiento de las células cancerígenas y protegen de enfermedades coronarias y de Alzheimer, artritis reumatoide y otras enfermedades autoinmunes, soriasis, eccema, asma y depresión») y de pescado, cuyo consumo ofrece una importante protección contra cualquier forma de cáncer.
5) Evitar los productos con elevado aporte calórico y pocos nutrientes como la comida basura, golosinas y refrescos. Los azúcares refinados se absorben rápidamente y provocan una subida repentina del azúcar en sangre, como respuesta el cuerpo incrementa la secreción de insulina por el páncreas: «Demasiada insulina puede favorecer el crecimiento de células cancerosas en cáncer de mama, estómago, colon, endometrio, ovarios, pulmón y próstata».
6) Tomar poca sal y mucho potasio, excepto si hay enfermedad renal que impide metabolizar el potasio.
7) Elegir alimentos que ayuden al organismo a desintoxicarse y eliminar desechos. La formación en los intestinos de poliaminas (compuestos derivados de proteínas y aminoácidos insuficientemente digeridos que estimulan el crecimiento celular e incrementan el riesgo de cáncer) puede inhibirse con bífidobacterias, vitamina A, selenio, etc., pero la mejor manera de evitar la formación excesiva de poliaminas es mantener una buena función digestiva y de eliminación. Para ayudar al cuerpo a eliminar sustancias químicas tóxicas es importante comer una dieta rica en fibra y beber abundante agua embotellada, filtrada o purificada: «Necesitamos beber al menos un litro y medio de agua al día para compensar el agua que perdemos a través de la orina, el sudor y la respiración. Incluso una leve deshidratación ocasiona un debilitamiento de las respuestas fisiológicas y reactivas». Para fomentar la desintoxicación deben aportarse los ingredientes necesarios (proteínas, vitaminas, minerales) para el desarrollo de enzimas y coenzimas capaces de descomponer
los alimentos y permitir la digestión y absorción celular de nutrientes. Refuerza la desintoxicación consumir con regularidad alimentos que contengan cúrcuma, pimiento rojo de cayena, pimienta negra, eneldo, alcaravea, ajo, cebolla, albahaca y orégano.
Cuando la dieta no es suficiente
«En estos tiempos de alimentos procesados, estilos de vida acelerados y estresantes, puede llegar a ser muy difícil, si no imposible, nutrirse íntegramente a través de la dieta, especialmente si se quiere prevenir el cáncer y otras enfermedades crónicas. Puede ser necesaria la ayuda de suplementos dietéticos o nutricionales, de enorme valor cuando se toman como parte de una dieta y estilo de vida que fomenten la salud».
Michael Murray, Tim Birdsall, Joseph Pizzorno y Paul Reilly ofrecen unas recomendaciones sobre productos naturales y suplementos dietéticos claves para reducir el riesgo de cáncer:
1) Un multivitamínico y mineral que aporte niveles suficientes de nutrientes antioxidantes (carotenos, vitaminas C y E, selenio y cinc), ácido fólico y vitamina D.
2) Plantas ricas en flavonoides por su potente actividad antioxidante y sus propiedades antiinflamatorias, antialérgicas, antivirales y anticancerígenas: quercetina, té verde, semilla de uva, corteza de pino y ginkgo biloba: «Su uso prolongado reporta grandes beneficios. Dada la creciente carga de radiaciones asociadas a nuestra vida actual, parece importante protegernos de este potencial cancerígeno tomando un extracto rico en flavonoides como ginkgo biloba o cualquiera de los otros extractos».
3) Consumo regular de alimentos verdes ricos en clorofila como algas clorella y espirulina, de importante efecto antioxidante y anticancerígeno, y té verde que contiene polifenoles con actividad anticancerígena.
4) Probióticos, bacterias o microflora favorable y fundamental para la salud humana, las más importantes Lactobacillus acidophilus y Bifidobacterium bifidum. A la vez, alimentos como cebolla, ajo, manzanas, coles de Bruselas, brócoli, col y lechuga ayudan a reducir la actividad de las enzimas bacterianas nocivas.
5) Aceite de pescado. Consideran que añadir a la dieta un suplemento de aceite de pescado asegura niveles suficientes de ácidos grasos omega-3.
UNA PERSPECTIVA ORTOMOLECULAR
También para los doctores Arthur Roberts y Mary O’Brien («Alrededor de un tercio de todos los cánceres están relacionados con la dieta») la nutrición es fundamental para prevenir y luchar contra el cáncer. Aconsejan una dieta sana consistente en tomar a diario 5 veces frutas y verduras y 3 veces alimentos integrales (cereales, pan y pastas integrales): «La investigación demuestra que quienes comen muchas frutas y verduras tienen alrededor de la mitad del riesgo de padecer cáncer en comparación con quienes no las toman». Asimismo, evitar carnes cocinadas en barbacoa, carnes curadas y grasas saturadas, que producen compuestos carcinógenos: «Una dieta rica en grasas saturadas se vincula con cáncer de colon, mama, próstata, páncreas y endometrio»
Como estrategias preventivas señalan:
1) no fumar (el tabaco causa cáncer y es la causa más evitable de muerte).
2) consumir alcohol si acaso con moderación (beber grandes cantidades aumenta riesgo de cáncer de boca, garganta, esófago y laringe, también se relaciona con cáncer de mama, hígado y colon, quienes fuman y beben están en situación especial de riesgo).
3) practicar ejercicio de manera regular (reduce riesgo de cáncer de mama y colon).
4) perder exceso de peso (obesidad es factor de riesgo para cáncer de mama, asociado con ingesta de grasa alimenticia y porque células grasas contienen estrógenos).
5) no exponerse al sol, sobre todo cuando los rayos solares son más fuertes (radiación ultravioleta produce lesión cutánea que puede inducir cáncer de piel, sobre todo si se tiene piel suave o salen pecas con facilidad).
6) manejar el estrés (afecta al estado de salud y a la recuperación y supervivencia si se tiene cáncer).
Subrayan el papel de calcio (altera la composición de los ácidos biliares, reduce la velocidad de división y crecimiento celular y evita el desarrollo de células precancerosas de colon y recto), ácido fólico (disminuye riesgo de cáncer de colon, cuello uterino y mama), selenio (antioxidante, contribuye a eliminar células cancerosas, estimula el sistema inmunitario y produce tasas menores de cáncer de próstata, colon y pulmón), vitamina C (dietas ricas en vitamina C reducen riesgo de cáncer gastrointestinal -de boca, faringe, esófago, estómago y páncreas-, de pulmón y de cuello uterino) y vitamina E (antioxidante, estimula el sistema inmunitario y regula los sistemas enzimáticos que controlan el crecimiento de células cancerosas, sobre todo de próstata).
Asimismo, y como suplementos nutricionales, carotenoides (impiden cambios producidos en algunas células que inducen cáncer y previenen sobre todo el de pulmón y próstata), isoflavonas (de soja, impiden cambios precancerosos en cánceres sensibles a hormonas: de útero, mama y próstata), prebióticos (ingredientes alimenticios no digeribles como fructooligosacáridos, promueven crecimiento y actividad de bacterias beneficiosas del aparato digestivo) y probióticos (cultivos bacterianos beneficiosos activos y vivos).
Por último, proantocianidina (de corteza de pino marítimo y de pepita de uva, flavonoides que inhiben propagación de células cancerosas y lesión cancerosa en células cutáneas) y té (polifenoles de té verde y negro tienen capacidad anticancerosa y contribuyen a proteger contra cáncer de mama, pulmón, boca y páncreas), astrágalo (Astragalus membranaceus, potente estimulante inmunitario, en China se utiliza para intensificar eficacia de tratamiento anticanceroso y reducir efectos secundarios tóxicos) y [cardo mariano >cardo_mariano.html] (Silybum marianum, protege las células hepáticas de las toxinas y provoca producción de proteínas que ayudan a regeneración de hepatocitos, antiinflamatorio, mejora la función del hígado en afecciones hepáticas: «Cardo mariano puede contribuir a proteger de la lesión hepática a quienes reciben quimioterapìa»).
OTRAS PLANTAS
El Dr. John Heinerman hace referencia a varias plantas beneficiosas, entre ellas:
Abedul (Betula alba): el ácido betulínico de su corteza parece ser muy eficaz, seguro y barato en el tratamiento del melanoma para detener el cáncer de piel.
Canela (Cinnamomum zeylanicum): el ácido cinámico ayuda a prevenir cáncer inducido por agentes químicos presentes en muchos alimentos que ingerimos, por lo que recomienda utilizar canela en preparaciones alimenticias como medida preventiva.
Consuelda (Symphytum officinale): su notable capacidad para reducir ciertos tumores se atribuye en parte al germanio y cobalto presentes en raíz y hojas de la planta.
Eneldo (Anetheum graveolens): el aceite esencial de eneldo puede contrarrestar una predisposición genética a desarrollar cáncer, y junto con aceite de semilla de alcaravea y apio y aceite de cáscaras de los cítricos pueden reactivar un proceso anticancerígeno natural y reducir riesgo de cáncer de mama, páncreas, colon y recto.
Hongos: en Asia, América del norte y este de Europa se han usado para tratar el cáncer y reducir los tumores, aliviar el dolor, mejorar los hábitos para dormir y el apetito y aumentar el peso de muchas personas. En las últimas décadas dos hongos han acaparado gran atención de la comunidad científica, reishi (Ganoderma lucidum) y shiitake (Lentinus edodes), venerados en Oriente por sus propiedades para tratar y prevenir el cáncer y el virus de Epstein-Barr, considerado causante del síndrome de fatiga crónica e hipoglucemia: «Ambos son problemas que quitan energía, lo cual parece corregirse rápidamente con estos hongos».
Linaza (Linus usitatissimun): las ligninas pueden reducir la propagación del cáncer de mama, retrasar el crecimiento de los vasos sanguíneos del tejido del tumor y debilitarle.
Perejil (Petroselinum crispum): unas ramitas son buen agente anticancerígeno. Contiene gran cantidad de vitaminas A y C, nutrientes importantes en la lucha contra el cáncer, e histidina, un aminoácido que inhibe el desarrollo de tumores en el cuerpo.
Remolacha (Beta vulgaris): el Dr. Alexander Ferenczi utilizó en la década de 1950 raíz de remolacha para la remisión de muchos tipos de cáncer, y desde entonces ha sido utilizada por otros médicos calificados con resultados increíbles. En el informe sobre su investigación, el Dr. Ferenczi concluye que la raíz de remolacha contiene un ingrediente activo anticanceroso que inhibe el tumor, que podría ser el colorante.
Documentación utilizada:
– Fitoterapia, inmunidad y cáncer, (ponencia) Dr. Pablo Saz Peiró, Madrid, 2004.
– Fitoterapia. Vademécum de prescripción, Masson, Barcelona, 2003.
– Gran Enciclopedia de las Plantas Medicinales, Dr. Josep Lluis Berdonces i Serra, Tikal, Premiá de Mar, Girona, 1999.
– Enciclopedia de la Medicina Ortomolecular. Nutricéuticos (suplementos nutricionales, vitaminas, minerales, oligoelementos, alimentos curativos) y Nutricéuticos 2 (hierbas y remedios botánicos), Dr. Arthur J. Roberts, Dra. Mary E. O’Brien y Genell Subak-Sharpe, Robinbook, Barcelona, 2003.
– Milagrosas hierbas curativas, Dr. John Heinerman, Prentice Hall, Paramus, New Jersey, EUA, 1999.
– Cúrcuma. Curcuma longa, Dra. Ana Ramírez Boscá, Alicante, 2000.
– Monografía Equinácea, Astrid Van Ginkel, Fitomédica 9, Barcelona, 1997.
– La equinácea purpúrea, Luis Redondo Márquez, Revista de Fitoterapia, Valencia, 2000.
– Uña de gato. Estudios botánicos, químicos y farmacológicos de Uncaria tomentosa y Uncaria guianensis, Dra. Lida Esther Obregón Vilches, Instituto de Fitoterapia Americano, Lima, Perú, 1995.
– Monografía Uña de gato, Alexis Rosell, Fitomédica 4, Barcelona, 1996.
– Uña de gato, Uncaria tomentosa, José Carlos Quintela y Olga Lock de Ugaz, Revista de Fitoterapia, Valencia, 2003.
– Compuestos naturales de última generación, Javier Moscardó M., Valencia, 1998.
– La curación del cáncer. Métodos naturales, Dr. Michael Murray, Dr. Tim Birdsall, Dr. Joseph E. Pizzorno y Dr. Paul Reilly, Robinbook, Barcelona, 2004.
– Diccionario terminológico de Ciencias Médicas, Masson, Barcelona, 13ª ed., 1998.
(artículo publicado en Conocer Arganzuela nº 142/143/144, noviembre/diciembre de 2004/enero de 2005)
– «Cáncer: Teoría del incinerador biológico» Coral Mateo
(11 de marzo de 2010)
– Más información sobre cáncer
(26 de setiembre de 2013)
Cáncer: Teoría del incinerador biológico (30/06/2011)
¿Y si lo que llamamos cáncer no fuera una enfermedad sino un proceso biológico natural de defensa que aún no hemos logrado entender? Coral Mateo -presidenta de la Sociedad Española de Homeopatía Veterinaria y profesora en la Universidad del País Vasco- ha llegado a ese convencimiento después de muchos años de tratar tumores en perros. Para ella un tumor no es de hecho sino una especie de «cubo de basura» fabricado ex profeso por el organismo con tejido nuevo -neoplasia- que crea cuando agota sus mecanismos habituales de desintoxicación a fin de depositar en su interior los residuos tóxicos que hoy día nos están envenenando de forma masiva para encapsularlos a fin de que no lleguen a la sangre y nos lleven a la enfermedad o a la muerte y luego «incinerar» –metafóricamente hablando- su contenido. Y siendo así destruir los tumores de los enfermos de cáncer es un sinsentido. La solución estaría en ayudar al organismo a desintoxicarse, nutrirse y, obviamente, evitar que vuelva a estar intoxicado.
– CÁNCER:
* «Cáncer: un proceso biológico de desintoxicación«, Coral Mateo (presidenta de la Sociedad Española de Homeopatía Veterinaria)
Essiac (tonico herbario indigena, origen, hierbas usadas y sus efectos, acción del tónico en el organismo, cómo se ofrece, forma aconsejada de preparación y de consumo, entrevista con el Doctor Gary L. Glum, testimonios)
Cáncer de Cerebro: Curación de un niño colombiano desahuciado
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La Alimentación Saludable para el Cerebro
Estrategias Adicionales para Ayudar a Prevenir el Cáncer
Cáncer de mama: un extracto acuoso de una rosa, frena su ciclo – Buena Siembra /
* «Cáncer: La Teoría del Incinerador por Coral Mateo«, Marisa, Medicina Cuántica, 05-11-2009
«Conclusiones del III Congreso sobre Tratamientos Alternativos en el Cancer«, Marisa, Medicina Cuántica, 03-11-2009
* «Dossier Cáncer. Cáncer: qué es, qué lo causa y cómo tratarlo«, Alienarka (Discovery DSalud), 03-01-2012
(5 de octubre de 2013)