Entregado a los miembros del Comité Director del Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Agricultura y la Alimentación, realizado el 1-5 de Junio, 2009, Tunis.
La multiplicación y la agravación de las crisis alimentarias, económicas, energéticas y climáticas obligan a los campesinos de todas las regiones del mundo a adaptar sus sistemas de cultivo a la aceleración de los cambios de su medio ambiente. La conservación dinámica y la utilización duradera de la biodiversidad cultivada, los agro-sistemas, los sistemas sociales y conocimientos campesinos asociados a éstos están en el centro de esta adaptación de la que depende la alimentación de las generaciones futuras. Esta biodiversidad no puede conservarse y renovarse sin el reconocimiento de los derechos de los agricultores definidos por el TIRFAA, ante todo sus derechos definidos en el artículo 9 de conservar, utilizar, a intercambiar y a vender sus semillas criollas, de participar en las decisiones nacionales y proteger sus conocimientos tradicionales. A pesar de numerosas declaraciones políticas y científicas sobre la necesidad de desarrollar la conservación en los campos, la mayoría de los países signatarios del Tratado prohíben el ejercicio de estos derechos colectivos. Los sustituyen por los derechos privados de propiedad intelectual sobre las semillas que permiten a una decena de empresas multinacionales de semillas declararse dueños del conjunto de la biodiversidad existente.