(imagen: la ministra de sanidad a la salida del consejo de ministros, diciembre 2011 – gabinete de prensa).
En primer lugar, porque la Administración ha señalado el tamaño de la herida, esos 7.200 millones, pero no cómo la va a tratar. Salvo las medidas fáciles (la exclusión del sistema de los extranjeros en situación irregular y la aplicación del copago o repago), las demás propuestas se ignoran, pues apenas están esbozadas. Así que hacer la fotografía que retrate cómo queda la sanidad y sus industrias auxiliares después de la reforma es un ejercicio de proyección que, sin embargo, ya deja bastantes instantáneas; algunas preocupantes.
«El modelo actual supone pasar de un sistema nacional de salud a otro basado en el seguro sanitario privado para los ricos, la Seguridad Social para los trabajadores y la beneficencia para el resto de las personas«. Este es el incierto horizonte que esboza Joan Benach [[- Joan Benach:
* Entrevista a Joan Benach: “Los recortes sociales están acabando con el derecho a la salud” (El experto en salud de la Universidad Pompeu Fabra denuncia la «agenda oculta» de privatizaciones del Gobierno catalán), Antía Castedo, El País, Cataluña, 06-05-2012
* Joan Benach: «Paro, emergencia de salud pública» (El desempleo puede multiplicar por siete el riesgo de contraer enfermedades mentales – con Carles Muntaner, Miembros del Grupo de Investigación en Desigualdades en Salud / GREDS-EMCONET, UPF), Angels M Castells, Punts de Vista, 29-03-2011
* Joan Benach y Carles Muntaner en Rebelión, 27-10-2012 / 17-12-2006
* Entrevista con Joan Benach y Carles Muntaner: “Desigualdades en salud: una epidemia que podemos evitar”, Salvador López Arnal, Kaos en la red, 31-08-2008]], experto en salud pública y profesor de la Universidad Pompeu Fabra (UPF). Y advierte: «La salud es un negocio infinito y la quieren convertir, al igual que la educación, en una nueva burbuja económica«.
Sobre este uso mercantilista de la sanidad también advierte Trinidad Jiménez, secretaria de política social del PSOE y exministra de Sanidad: «Si se continúa desmantelando el sistema público, seguirá ganando más fuerza la oferta privada y lo público quedará para las personas con muy pocos recursos, mientras que las clases medias tendrán que pagar seguros privados y, rodeándolo todo, como en un anillo, aislado, solo quedará una sanidad para la élite«, avisa.
– «Esta geografía del dolor«, como la define el analista en comunicación Enrique Alcat, «parte de que la sanidad deja de ser un derecho universal para convertirse en una contraprestación por los años cotizados, en la que cuentan, por primera vez, conceptos como el de renta o situación laboral«. El giro es copernicano y rompe con la concepción sanitaria española que estableció la Ley General de Sanidad de 1986 y que todos los anteriores Gobiernos habían respetado. El paciente, afirman algunos expertos con preocupación, deja de ser ciudadano para convertirse en asegurado.
Por ahora, lo que vamos conociendo del recorte sanitario nos narra la creación de las pólizas especiales (algo parecido a un seguro sanitario para emigrantes en situación irregular), que intentan además, según la Administración, poner coto al denominado turismo sanitario (ciudadanos europeos que se tratan en España), el cual cuesta a las arcas españolas unos 900 millones de euros anuales. También se ha instalado el copago o repago de algunos medicamentos, que, acorde con Sanidad, en los dos últimos meses de aplicación ha conseguido un ahorro de 400 millones, pero al mismo tiempo ha contribuido a disparar la inflación al 3,4%. Esta fórmula de financiar los servicios se extenderá, con toda seguridad, a lo que sé llama la cartera secundaria (transporte sanitario no urgente o prótesis, por ejemplo), aunque aún no se ha concretado.
Junto a esta medida, lo que sí se acaba de aprobar es la creación de una red de agencias de evaluación cuyo objetivo es revisar la cartera de servicios básica (la que es común a todas las comunidades) y vigilar que se cumplan las medidas de ahorro. Con esta supervisión se quieren ahorrar 700 millones de euros. De fondo, la creación de una plataforma de compras centralizada, una idea más o menos bien recibida en el sector, que persigue un ahorro de 500 millones.
Para muchos, la sanidad española se dirige hacia un modelo como el alemán o el de algunos países nórdicos en el que el Estado paga una cartera básica y los servicios añadidos los abona el ciudadano. La clave, evidentemente, reside en fijar qué se entiende por básico. Ahora bien, éste es el esqueleto de los recortes, sobre él se superponen, a modo de capas, las interpretaciones. «En todas estas propuestas hay una mezcla de economía e ideología. Se quiere excluir a ciertas colectivos y favorecer el aseguramiento privado«, afirma Marciano Sánchez Bayle, médico y portavoz de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP) [[¡Sin Sanidad Pública, tu salud está en peligro!
– «Los servicios sanitarios de las comunidades autónomas – Informe 2012« (IX Informe) Informe completo incorporando los datos del Barómetro Sanitario 2011, septiembre de 2012.
Oct 31 2012
– Presentación Informe: Un diagnóstico comparado de los Sistemas Públicos Sanitarios de España y Reino Unido
Se ha presentado en Madrid el Informe Un diagnostico comparado de los sistemas públicos sanitarios de España y Reino Unido, elaborado por varios expertos españoles y británicos, publicado por la Fundación 1 de Mayo.
En la presentación intervinieron: Rodolfo Benito Valenciano presidente de la Fundación 1 de mayo, Marciano Sánchez Bayle director del Observatorio de Políticas de Salud de la F1M y portavoz de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública, Gaspar Llamazares Trigo diputado de Izquierda Plural y José Martínez Olmos diputado del PSOE.
El proceso privatizador puesto en marcha por algunas comunidades en sus sistemas sanitarios ha seguido como ejemplo el modelo iniciado por el National Health Service (NHS) de Reino Unido donde, sin embargo, ya ha demostrado que conlleva «un incremento importante del gasto sanitario que no ha ido vinculado a mejoras en el funcionamiento del sistema«.
Cuando se puso en marcha el actual Sistema Nacional de Salud (SNS) se hizo «a imagen y semejanza» del NHS británico, con pequeñas salvedades como la organización de la Atención Primaria. Asimismo, tras el proceso privatizador que comenzó a plantear durante su Gobierno Margaret Thatcher a finales de la década de los 90, España ha ido «copiando» las sucesivas iniciativas puestas en marcha en Reino Unido, centradas en la separación de financiación y provisión, empresarización de los centros sanitarios, establecimiento de pseudo mercados, incremento del papel del sector privado sufragado con fondos públicos, etc. «Se ha tratado de un proceso de recorrido en paralelo, en el que, hasta ahora, las iniciativas privatizadoras se han ensayado antes en Reino Unido y posteriormente se han extendido a España, pero todas ellas con la misma lógica: desregular el sistema sanitario publico, separar financiación y provisión, introducir modelos de mercado y pseudo mercado y abrir un espacio progresivamente mayor a la provisión privada«, se señala en el informe.
La diferencia, según sus autores, es que hasta el momento los procesos privatizadores lo único que han supuesto han sido «notables incrementos de los costes de la atención sanitaria y la construcción de infraestructuras, además de empeorar la calidad de las prestaciones y deteriorar la red sanitaria pública«. Marciano Sánchez Bayle señalo que este proceso privatizador ha «desvirtuado» los objetivos iniciales de ambos sistemas y está propiciando «una ruptura de su funcionamiento«. «El planteamiento inicial era promover un sistema universal con un derecho a la salud para todos los ciudadanos«, sin embargo «las políticas neoliberales han producido una privatización bastante importante de parte del sistema y una restricción del acceso a determinadas prestaciones que lo echan por tierra«.
El portavoz de la FADSP considera que si se sigue en marcha con este proceso cuando el coste es mayor es porque «hay muchos intereses económicos detrás, aunque no mejore en nada ni la salud de la población ni el funcionamiento de los centros«. Además, entiende que actualmente el sistema español está peor que el británico ya que tras la última reforma sanitaria impulsada por la ministra de Sanidad, Ana Mato, se han establecido «muchas barreras de acceso para la población que todavía no existen en Reino Unido«.
Jose Martinez Olmos señaló que pese a los recortes, a las reformas y a los copagos, las CC.AA. han acumulado en diez meses una deuda de 6.000 millones de euros con «Fenin» y «Farmaindustria», y el debate sigue siendo si el SNS, tal y como lo conocemos, es o no sostenible. A este respecto, José Martínez Olmos, portavoz del PSOE en la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados, explica que en realidad el problema es que todo lo que se ha ahorrado en Sanidad no se ha invertido después en el sistema, y eso, junto con el hecho de que la Sanidad sigue infrafinanciada, es parte de la explicación de la deuda. Deuda, que podría abordarse a través de unos presupuestos finalistas, que consiguieran un ingreso extra para Sanidad, vía impuestos, pidiendo un esfuerzo a la población de 120 euros por persona y año, como propone el PSOE.
El tema de fondo en realidad es que pese al recorte de 7.000 millones de euros en política sanitaria en el mes de abril, «el objetivo no es la sostenibilidad, sino cubrir el objetivo de déficit que marca Bruselas«, y todo eso, según el representante socialista, va a suponer un precio a «un sistema que recorta sin control, que frena la innovación y que no es accesible a toda la población«. En su opinión, los recortes nos acercan a «un futuro en el que la Sanidad nos va a costar más a los españoles, pagándola de nuestros bolsillos, pero sin conseguir una mayor calidad«.
Martínez Olmos señalo que «me niego a hablar de un Sistema Nacional de Salud, porque ya no hay universalidad, y el concepto es importante«, anunciando que se va a presentar un proyecto de ley en el Parlamento a favor de la universalidad de la Sanidad, y es que «no les puede salir gratis desde el punto de vista social eludir el debate político«.
Gaspar Llamazares, recordo cómo España está copiando la parte más negativa de los modelos europeos, y es que en su opinión, «si por debajo lo que hemos hecho es copiar el modelo de privatización al estilo británico, por arriba, el Gobierno en su RDL 16/2012 intenta parecer un buen gobierno puritano a la vista de Angela Merkel«, y es que cree que la ineficiencia del sistema se está usando como excusa para la privatización.
Más concretamente, respecto a la comparación de los pasos que está dando la Sanidad española, con los pasos que ya dio la Sanidad británica, explico que «en el NHS lo que se ha hecho es privatizar la gestión, y se han encontrado con que una parte de las empresas que están gestionando su Sanidad tiene acciones en las compañías y en los hospitales que gestionan el NHS británico, lo que ellos llaman conflicto de interés, y que está produciendo no sólo ineficiencia, sino la pérdida como referente de sistema nacional de salud«, y por ello advierte de las consecuencias que este mismo tipo de decisiones pueden suponer para España.
Asimismo, insistío en que «como no tenemos suficiente con copiar lo malo que han hecho con los servicios de Salud de Gran Bretaña, ahora con este camino de sumisión que se está produciendo en la relación con Alemania, tenemos que introducir también el modelo alemán«, y es que explicaba que desde Alemania ya se advirtió que no se iba a financiar a un país con más prestaciones que el Estado germano, y por ello las políticas del gobierno popular en materia de Sanidad, según Llamazares, giran en torno a adelgazar las prestaciones.
Rodolfo Benito cerró el acto recordando la importancia estratégica de la Sanidad en el mantenimiento del Estado del Bienestar, especialmente en un momento de crisis económica como la actual, el trabajo de la Fundación 1 de mayo sobre Sanidad que se ha concretado en 4 informes publicados en los 2 últimos años y en la publicación de 12 números de los Cuadernos de Política de salud, y por fin en la necesidad de una amplia movilización social para rechazar la deriva privatizadora de los servicios públicos que se concreta en la convocatoria de huelga general del 14 de noviembre.
– Publicaciones: Treinta años del Sistema Sanitario Español
Título: Treinta años del Sistema Sanitario Español
Categorías: Libros
Autores: Francisco Angora Mazuecos, Amand Blanes Llorens, Carlos Bruquetas Callejo, Juan Antonio Córdoba Doña, Antonio Escolar Pujolar, Mario Férnandez López de Ahumada, Enrique Gavilán Moral, Javier González
ISBN-10(13): 978-84-615-5034-0
Editorial: FADSP
Fecha de publicación: Noviembre 2011
Número de Paginas: 249
Idioma: Español
– Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (03/11/2012).
Ago 31 2012
Por el derecho a la atencion sanitaria de los inmigrantes. FADSP
]]. «El problema de la política es que tiene un metalenguaje: se dice una cosa y se hace la contraria«.
En la trastienda de estas palabras habita un hecho capital, la dificil cohabitación entre la sanidad privada y la pública. «Para hacer negocio con la privada primero tienes que desprestigiar, debilitar y parasitar la pública, sobre todo si es tan fuerte como la española«, reflexiona Joan Benach. «Todo responde a una estrategia ideológica«. Y esta suena, según Benach, más o menos así. El sistema privado es «más eficiente» que el público, los «usuarios están abusando de la sanidad» o el sector público es «insostenible» y «burocrático» frente al «eficaz» mundo privado. «Pero ninguna investigación rigurosa ni la Organización Mundial de la Salud (OMS) sostienen estas tesis. La calidad de la asistencia pública supera a la privada«, cierra Benach.
Y además hay problemas de enfoque. «Los recortes que se están haciendo a golpe de real decreto son poco útiles, y esta austeridad es escasamente saludable. Hacer menos de lo mismo -menores salarios y precios de los medicamentos- no sirve para hacer mejor las cosas, más bien al contrario«, señala Jaume Puig Junoy, profesor en la Pompeu y Fabra y autor del libro ¿Quién teme al copago?
En el otro lado de la bancada, la salud privada pide desprenderse de esa imagen de villano. El 30% de los españoles tiene doble aseguramiento y el sector ocupa a 253.000 profesionales. Estos números los pone sobre la mesa el «Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad» (IDIS), que agrupa a las grandes mutuas y aseguradoras sanitarias. Precisamente con los datos se justifican. «España, con un 27%, es el segundo país de Europa con más gasto en sanidad privada. Además tiene un arraigo histórico entre un amplio sector de la población«, asegura Juan Abarca, secretario general de IDIS, y recuerda que hoy día, debido la situación económica, «es irrealizable dar toda la oferta de servicios, como marca la ley de 1986, en condiciones de igualdad a la totalidad de la población«.
Esta asimetría es uno de los grandes problemas, como lo es la duda de si no estará la sanidad privada detrayendo recursos de la pública. Según datos de «ICEA» (Investigación Cooperativa entre Entidades Aseguradoras), el volumen de primas del seguro de salud privado en el primer semestre del año ascendió a 3.384 millones de euros, lo cual indica un crecimiento del 3,16% frente al mismo periodo del ejercicio anterior. En total, 10.546.305 asegurados recurren al producto privado. Son buenos números, particularmente teniendo en cuenta la situación económica del país. Pero ¿se han conseguido en parte debilitando a la sanidad pública?
Javier Murillo, director general de «SegurCaixa Adeslas», la primera entidad por primas (812,6 millones de euros) del sector, niega este efecto de drenaje y pide llevar la mirada más allá. «Existe un problema muy serio de transparencia, de poder analizar los datos (de la colaboración público-privada) con suficiente profundidad. Se han hecho análisis, pero más con intereses partidistas que de otro tipo, y a la vez se han enviado mensajes a la población con fines sobre todo electorales. No se ha efectuado un estudio riguroso de este modelo. Ahora bien, con la experiencia de más de una década se puede decir que estas iniciativas privadas son beneficiosas y mejoran la eficacia del sistema sanitario«.
El gran desafío es que la sanidad, como la religión, está imbricada en la concepción más profunda de las personas. «Y escoger entre lo público o lo privado es muchas veces más una opción de conciencia, de cómo interpreta esa persona la vida, que económica«, reflexiona el médico y exvicepresidente de la Organización Mundial de la Salud Pedro Caba [[Pedro Caba acusa a la OMS de habernos tomado el pelo con la Gripe A, Noticias 12 Lo que los medios no cuentan, 26-01-2010
«Nos han tomado el pelo», sentencia un ex vicepresidente, español, de la OMS.
«Queremos sacar a la luz toda esta enorme operación de intoxicación», agrega un experto alemán.
Ya hay médicos de renombre investigados por posible corrupción. Todas las cifras son disparatadas. Las del enriquecimiento de algunas farmacéuticas y los millones gastados por los gobiernos en vacunas inútiles. La gran farsa de la pandemia empieza a desmoronarse
No bese. No dé la mano a nadie. No meta los dedos en la pila de agua bendita para santiguarse. Huya de los que estornuden. No suba a un autobús. No viaje. Vaya con mascarillas a todas partes. No pique del plato del amigo. No utilice ropa ajena… Prepárese.
Fue la receta de supervivencia, aderezada con terror, que nos vendieron en 2009. Hemos vivido los últimos seis meses conforme a un «plan metódicamente diseñado» -dicen los expertos a Crónica- que pronosticaba escuelas cerradas, miles de empresas paralizadas por la baja de plantillas, urgencias hospitalarias colapsadas, sin oxígeno ni vacunas para todos. Desde España a las Antípodas nos retrataron un mundo venidero de calles desiertas y morgues improvisadas. Al menos 150 millones de personas, cifró alegremente la Organización Mundial de la Salud (OMS), iban a morir desde junio a diciembre del año pasado, cuatro veces más que por la gripe del 18, la mayor pandemia de la Historia mundial. Pánico puro y duro.
«Nos han tomado el pelo, empezando por la OMS y los laboratorios», dispara el internista Pedro Caba, ex vicepresidente de la Organización Mundial de la Salud, el español que más lejos ha llegado en el organismo encargado de velar por la salud mundial. «La fórmula es sencilla: crea el problema, infunde todo el temor posible y luego vende la solución. No falla».
En España los voceros de la pandemia hablaban de miles de familias mutiladas por la pérdida de algún ser querido. Nadie estaba a salvo. A día de hoy han muerto 272 personas. Excepto dos, las demás arrastraban patologías antes de contraer la gripe A. En total, muchas menos que los 3.000 ó 4.000 que cada año fallecen por la gripe estacional en España. El coste de la alarma -infundada, según advertían desde el principio varios estudios avalados por prestigiosos epidemiólogos- ha sido alto en todos los aspectos. 333 millones de euros se gastó el Gobierno de Zapatero en la compra compulsiva de vacunas y antivirales. Eso sin contar el gasto sanitario (aún sin especificar) que supuso la avalancha de consultas en hospitales y centros de salud, tanto públicos como privados.
El negocio del miedo funcionó a la perfección. Las farmacéuticas, que facturan 700.000 millones de dólares al año, casi cuatro veces el presupuesto anual de España, destinan la mayor parte de sus ingresos, el 35%, a la promoción y marketing mundial de sus productos.
Al calor de la pandemia se han vendido en España alrededor de 15 millones de mascarillas, unos 25 millones de envases de desinfectante de manos, otro tanto de guantes de látex, un número indeterminado de kits antigripe … Y se esperaba vender aún más. Pero el pánico se fue diluyendo a partir de octubre pasado. La pandemia anunciada se esfumaba. La farsa parecía servida. En todo este tiempo han muerto unas 14.000 personas en los 208 países donde el virus de la gripe está presente.
La OMS se enfrenta a una crisis de credibilidad sin precedentes. A las farmacéuticas se las acusa de promover el fiasco para enriquecerse. Prestigiosos especialistas son señalados como corruptos. Los gobiernos se resisten a explicar los motivos reales que les llevaron a gastar cientos de millones en unas vacunas y antivirales «inútiles» contra la gripe A. «Lo pagaremos muy caro», opina Caba, «y no por el dinero despilfarrado».
El «DR. Gripe». Wolfgang Wodarg, epidemiólogo alemán de 62 años y presidente de la Comisión de Salud del Consejo de Europa, ha puesto la diana en los lobbies farmacéuticos. Los acusa de orquestar una psicosis mundial perfectamente diseñada en torno a la gripe A para enriquecerse. «En abril, cuando llegó la primera alarma de México, me sorprendieron mucho los datos que avanzó la OMS para justificar la declaración de pandemia. No había ni 1.000 enfermos y ya se hablaba de pandemia del siglo. No había nada que la justificase», se despachaba el jueves de la semana pasada en el diario francés L’Humanité. «Lo único que importaba» -continúa- «y que condujo a la formidable campaña de pánico, es que la gripe A constituía una oportunidad de oro para los laboratorios cuyos dirigentes sabían que les tocaría el premio gordo en caso de que se declarase una pandemia».
Wodarg, quien a pesar de las presiones ha abierto una investigación -«Queremos sacar a la luz todo lo que ha podido contribuir a esa enorme operación de intoxicación»-, afina aún más: «Un grupo de personas de la OMS está relacionado de manera muy estrecha con la industria farmacéutica … Sin llegar hasta la corrupción directa, que estoy seguro de que existe, los laboratorios tenían mil maneras de ejercer su influencia sobre las decisiones (de la OMS). He podido comprobar, por ejemplo, que Klaus Stöhr, que era el jefe del departamento de epidemiología de la OMS en la época de la gripe aviar, y que por tanto preparó los planes destinados a hacer frente a una pandemia, se convirtió en un alto ejecutivo de la empresa Novartis (una de las mayores empresas de vacunas, contratadas también por España). Y existen vínculos parecidos entre Glaxo, Baxter, etcétera, y miembros influyentes de la Organización Mundial de la Salud».
En esa nómina de elegidos por los laboratorios para presionar a la OMS y a Gobiernos con el fin de que apoyaran la declaración de pandemia y así aumentar sus ventas y beneficios estaría, según fuentes consultadas por Crónica, el hombre que detectó el virus de la gripe aviar y el de la gripe A: Albert Osterhaus , 61 años, virólogo de fama mundial y director del prestigioso departamento de Virología del Centro Médico Erasmus de la Universidad de Rotterdam (Holanda).
El Dr. Gripe, como le bautizaron sus colegas, sería una pieza clave de la ola de histeria orquestada. Presidía el Grupo Europeo de Trabajo sobre la Gripe A que asesoraba a la OMS cuando el organismo guardián de la salud mundial declaró el estado de pandemia en todo el planeta (11 de junio de 2009), a pesar de que entre los pronósticos y la realidad las cifras distaban un abismo. Por ejemplo, en Nueva Zelanda, uno de los países donde se puso más el foco, de los 18.000 muertos previstos, sólo fallecieron 17. «Y lo mismo se puede decir de Australia o Canadá. Pero nadie hizo caso de los números reales. No interesaba contar la verdad. Estaban en juego cientos de miles de millones de dólares», añade el doctor Juan Gérvas, experto en salud pública, quien ha seguido al detalle la evolución del virus H1N1.
La verdad, en el caso del asesor de la OMS, Albert Osterhaus, estaría escrita en su cuenta corriente. «Él es el nexo de una red internacional conocida como La mafia farmacéutica», según el periódico online The Market Oracle, especializado en asuntos financieros. La sospecha de que ha utilizado su influencia y prestigio científico para favorecer los intereses de laboratorios, ha calado incluso en el Parlamento holandés. De hecho, ha abierto una investigación y rastrea el origen del dinero ingresado por Osterhaus en 2009, pues las cuentas bancarias del virólogo habrían engordado sustancialmente a medida que el miedo a la pandemia se extendía.
Plan diabólico.«Ésta es una crisis de salud pública planificada al detalle. La OMS se atrevió a modificar incluso la definición de pandemia para poder lanzar una alerta máxima mundial cuando sólo había 1.000 infectados en México. Es algo inaudito, desproporcionado e irresponsable. Un obsceno ejercicio de ruido al que han contribuido ministros de sanidad, presidentes de gobiernos, farmacéuticas, medios de comunicación y, como buque insignia de todo el tinglado, la propia OMS», denuncia Pedro Caba. «Antes la OMS la financiaban los países miembros, de acuerdo a su PIB. Cuando muchos de ellos dejaron de pagar porque no tenían dinero suficiente ni para salir ellos adelante, el organismo entró en crisis. Entonces llegaron los laboratorios cargados de dólares, en plan salvador, y poco a poco se fueron haciendo con más y más poder. ¿Qué ha pasado ahora? No hay que ser una lumbrera para deducirlo», zanja el doctor Caba.
El plan de ahora, describe a Crónica una fuente sanitaria, fue diseñado teniendo en cuenta el fiasco, en cuanto a pronóstico, de la gripe aviar, en 2005. El «ensayo planificado» de lo que vendría después. La OMS, ayudada entonces por científicos a sueldo desplegados por universidades, fundaciones, ministerios y centros de investigación de todo el mundo, intentó hacer creer a todos que la muerte estaba próxima y tenía alas. Llegó a pronosticar hasta 150 millones de fallecimientos debido a la gripe aviar. La primera gran pandemia del siglo XXI, pregonaban machaconamente.
España, como otros muchos países, entró al trapo. Se hizo con 10 millones de antivirales (el famoso «Tamiflú» de la farmacéutica suiza Roche, a la que luego comprarían cinco millones de dosis más para hacer frente a la gripe A). Pero sólo se usaron 6.000 dosis. El marketing del miedo había funcionado bastante bien en todo el planeta. Roche y Glaxo , productor del otro antiviral, el «Relenza», subieron como la espuma en los mercados. Aunque el holocausto anunciado era una farsa. Ganaban 8.800 millones de dólares en bolsa, en 2005. Y eso que, en todo el mundo, sólo 440 personas se infectaron y 262, entre más de 6.000 millones de habitantes, murieron. No hubo ni un solo fallecimiento en España por gripe aviar. Sólo murió un pato en el País Vasco (julio de 2006). Aquella ola de histeria nos costó 63 millones de euros, a los que hay que sumar 1,8 millones para acondicionar el laboratorio del Ejército donde se custodiaba y encapsulaba una parte de los antivirales, y 3,3 millones más en publicidad. Un escándalo.
Los laboratorios aprendieron la lección. La eficacia de los antivirales mencionados estaba (y está) en entredicho por la mayoría de expertos. Pero ahora, con la gripe A ya en boca de todos, según el plan ideado, el siguiente paso consistía en explotar al límite el miedo inoculado a golpe de propaganda cuando la gripe de las aves. En juego estaba un negocio mundial estratosférico: 4.000 millones de euros sólo en vacunas, la mayor parte de los cuales fue a parar a las gigantes farmacéuticas «Novartis» y «GlaxoSmithKline».
España, según confirmó a este suplemento el secretario general de Sanidad, José Martínez Olmos, contrató en principio la compra de 37 millones de dosis, dos por persona. «Lo que recomendó la OMS», justifica Olmos. En total, 265 millones de euros. «Hicimos un contrato con Glaxo y Novartis conforme a que si fuera suficiente una sola dosis, ellos anulaban una parte del pedido», añade. Al final se compraron 13 millones de vacunas, de las que sólo se utilizaron algo más de dos millones, por las cuales se pagaron 93 millones de euros. Ahora se busca dónde colocar el resto. Una parte de los casi 11 millones de dosis sobrantes podría ser cedida a países en desarrollo y, la otra, vendida (se negocia con Polonia) a menos de la mitad de su precio.
La subasta. Todos se han pillado los dedos. Francia, con 95 millones de vacunas, la que más. Ha empezado a vender y subastar sus excedentes (se estiman unos 80 millones). Sus primeros clientes, Qatar y Egipto, ya han comprado 2,3 millones de dosis. El Gobierno de Nicolás Sarkozy, al que ciudadanos, médicos y científicos piden también explicaciones, compite con Holanda, Reino Unido y Alemania por colocar las que le sobran en mercados como México, Bielorusia, Polonia o la República Checa. Y España, como Italia o Canadá, tampoco descarta poner a subasta parte de sus vacunas y antivirales.
Fosas comunes. 60.000 muertos, 10 veces más que la común allí, calcularon en Reino Unido. Y a medida que pasaban los días, la cifra más alarmista fijaba en 700.000 los fallecidos. El Gobierno británico, en un informe elaborado, curiosamente, a principios de 2009 cuando en la calle todavía nadie hablaba de pandemia, resaltaba la necesidad de establecer fosas comunes «para hacer frente al creciente número de víctimas de la gripe porcina», y de construir depósitos de cadáveres, como medida temporal.
También se sugería que los cementerios y crematorios contratasen mano de obra extra para cubrir la creciente demanda. La locura se completaba con contenedores «inflables» con el fin de proporcionar un espacio funerario adicional. A finales de agosto de 2009, sólo había contabilizados oficialmente 44 muertes. Ésa era la realidad. El mal, sin embargo, ya estaba hecho.
Sin defensas. «¿Para qué todo este gasto?, se pregunta indignado el médico Pedro Caba. «Las vacunas sobrantes hay que tirarlas. No sirven. Lo que necesitan esos países no son vacunas inútiles, sino bocadillos de jamón». «En cifras absolutas la mortalidad ha sido menor que nunca», añade el doctor Juan Gérvas. «¿Por qué no han hecho caso a los datos? La vacuna contra la gripe estacional fue inútil en el hemisferio Sur (el nuevo virus desplazó casi por completo a todos los demás), y no existía vacuna contra la gripe A. Fue un invento.
Dice más: «Sabíamos que los antivirales tienen efectos adversos graves. ¿Por qué, entonces, tanta propaganda? Ya a primeros de julio de 2009 se publicó una primera proyección de la mortalidad por gripe A. Concluía que era menor que por la gripe estacional. Todo esto tiene que saberlo la población. Tiene que saber, por ejemplo, que muchísimas mujeres han abortado innecesariamente por los tratamientos y el pánico. Porque el miedo, hábilmente administrado, es peor que la enfermedad. Ése es el problema, el miedo».
«Doctrina del shock».O, como explica la periodista canadiense de investigación Naomi Klein, «una nueva manera de hacerse inmensamente rico a costa de la alarma global». Ésta es la idea que planea con fuerza sobre la gripe A. «Estamos en manos de las farmacéuticas», dice el doctor Antoni Trilla, jefe de Epidemiología y Medicina Preventiva del Hospital Clínico de Barcelona. «No se puede depender exclusivamente de los laboratorios. Se ha hecho mucho daño. La gente ya no se fía. ¿Qué pasará cuando haya una pandemia de verdad? Nadie se lo creará y tal vez los muertos se cuenten por millones».
Noticias 12, Publicado en El Mundo.]].
Desde luego hay algo de todo esto, pero en el sustrato sigue vivo el «reto de mantener el altísimo nivel de calidad del servicio sanitario público en un entorno en el que el envejecimiento de la población y la incorporación de mejoras técnicas requerirá, si no tomamos medidas, importantes incrementos presupuestarios en los próximos años, de los que, obviamente, no vamos a disponer«, analiza Baltasar Lobato, socio responsable de sanidad de «Accenture». Así que su receta pasa por una política de contención de costes, la colaboración público-privada y la optimización de servicios (radiología, laboratorios) que hoy por hoy están descentralizados y duplicados en los hospitales regionales.
En este sentido, aclara Jaume Puig-Junoy, «la profusión de hospitales pequeños de ámbito comarcal no solo resulta demasiado costosa, sino que es inapropiada en muchos casos desde el punto de vista sanitario; los resultados en salud son peores cuando se hacen menos intervenciones del mismo tipo«.
En la práctica, cada región está aplicando la reforma sanitaria de una forma distinta. Por ejemplo, Castilla y León y Castilla-La Mancha tienen una interpretación más férrea que Andalucía o el País Vasco. «Cada comunidad autónoma tendrá su modelo, que dependerá del papel que históricamente ha desempeñado allí el hospital privado y el público«, prevé Núria Mas, profesora de gestión sanitaria en el «IESE». Sin embargo, hay una cierta sensación de que todas las comunidades, en una especie de lento goteo, van haciendo concesiones a la privada.
Esta situación es especialmente nítida en Madrid y Valencia (ambas gobernadas por el Partido Popular). De acuerdo con el «IDIS», el 56% de los hospitales de la región madrileña son privados, y de ellos, el 68% mantiene conciertos con la sanidad pública. Por su parte, en Valencia, el 43% de la oferta hospitalaria en las tres provincias es privada. De hecho, esta comunidad es la cuarta con mayor número de camas de pago (2.800), el 20% de todas las autonomías, tras Cataluña, Madrid y Andalucía. Además cuenta con 29 centros privados abiertos, que están apoyados desde hace 20 años por el PP y su concepción sanitaria.
Una manera de entender la sanidad, por cierto, que encuentra rechazos frontales. «Los hospitales privados, como los promovidos en Madrid o Valencia, están demostrando que salen más caros y, al tener como objetivo el interés empresarial frente a la atención universal, la calidad baja inmediatamente«, critica Trinidad Jiménez. «Es más, las patologías complejas, al no ser rentables, se derivan a los hospitales públicos, con lo que se detraen recursos de lo colectivo a lo particular«, denuncia.
A todos estos problemas se añade el enorme poder de influencia de la sanidad y cómo afecta a multitud de industrias que tejen su supervivencia a su alrededor. Y claro, donde primero repercute es en el sector farmacéutico. «Aunque era una medida necesaria, la racionalización del gasto en medicamentos está teniendo una repercusión directa tanto en el volumen como en el margen de negocio de la industria. Esta tendencia tiene, y tendrá, implicaciones directas en el empleo y en su capacidad para financiar actividades de I+D+i«, desgrana Santiago Martín, responsable de salud de la consultora «Everis».
Tanto es así que la inversión en investigación y desarrollo de la industria farmacéutica durante 2011 bajó, por primera vez desde 2007, de los 1.000 millones de euros como consecuencia del fuerte impacto sobre las compañías de los recortes en gasto farmacéutico.
Con las luces rojas encendidas, Humberto Arnés, director general de «Farmaindustria», añade algunos números más a las palabras del experto de «Everis».
El gasto farmacéutico público ha pasado, asegura, de 12.200 millones de euros en 2010 a unos 8.300 millones, que son los estimados para 2013; y en sólo dos años el sector ha perdido 4.000 puestos de trabajo, el 10% de su plantilla total (40.000 trabajadores). «Fruto de esta tensión, muchas compañías han llegado a una situación crítica y lentamente se están descapitalizando«, avisa el responsable de la patronal farmacéutica.
Y es que, en los últimos años, los recortes que se han vivido en la sanidad iban encaminados, sobre todo, a rebajar el precio de los fármacos financiados. «Esto, sin duda, ha afectado mucho a la industria, ya que en algunos casos, como en la última reforma de agosto de 2011, no dejaba capacidad de reacción a las compañías, por lo que se enfrentaban a unos precios más bajos de sus fármacos, pero con unos costes elevados para soportarlos«, describe Elena Fernández, analista del sector farmacéutico de «Ahorro Corporación». ¿Consecuencia? Caídas de ventas y de márgenes. .
Una pequeña isla
Dentro de la estrategia de rebaja de la factura sanitaria, la Administración ha congelado el salario de los médicos en 2013 y establecido el copago. Elena Fernández matiza este extremo y habla de que lo que se ha hecho es aumentar la aportación a los fármacos financiados. Habitualmente, precisa, era un 40% y ahora se eleva al 50%, con la novedad de que los jubilados, que antes no pagaban, abonan, con un límite, el 10% del precio. «En cualquier caso«, apostilla la experta de «Ahorro Corporación» , «esto lo que ha traído es una racionalización, ya que el 74% de las recetas facturadas se concentra en un 20% de la población que paga el 10% del precio, y que además suelen ser enfermos crónicos«.
Otra derivada de la medicina es la biotecnología -un sector que en España cuenta con empresas de referencia mundial, como «Zeltia»-, que ha logrado construir una pequeña isla a su alrededor. «Hay que ser optimista porque casi toda la investigación de la industria farmacéutica se mueve hacia la biotecnología«, explica Martín Hernández-Palacios, director de «Aliter», una escuela de negocios especializada en esta actividad. Por lo que, en este ambiente de recesión, la estrategia, indica este experto, es prístina. «Captar fondos europeos para destinarlos a I+D+i, aumentar las ventas en el exterior y conseguir que el capital riesgo apueste por esta industria«. Además, los científicos, ante la falta de presupuesto público para desarrollar líneas de investigación, vuelven a fichar por la empresa privada.
Esta optimista interpretación es precisada por Jorge Barrero, adjunto a la presidencia de la Asociación Española de Bioempresas («Asebio»). «La falta de presupuesto estatal condiciona sobre todo a las compañías que están desarrollando producto y que no pueden venderlo a un hospital público, ya que sin tener la referencia de casa es muy difícil comercializarlo fuera«. Y lo aclara: «No puedes vender a un hospital israelí si antes no lo has hecho en Tarrasa«. Al fin y al cabo, el entorno es complejo.
(3 de noviembre de 2012)
(Última actualización, 5 de noviembre de 2012)