Las dos investigaciones probarían, de acuerdo con sus promotores, la relación directa existente entre la reducción de la densidad mineral ósea y la depresión, trastorno crónico que se estima el segundo más frecuente en Estados Unidos, tras la hipertensión. Graduación que induce a relativizar aún más el estudio efectuado con humanos, y sus conclusiones, dada la incuestionable relación de la hipertensión con los hábitos alimenticios y nutricionales, muy en particular con obesidad y sobrepeso, y la frecuente relación de ambos con la depresión.
La nota informativa descarta acto seguido y sin argumento alguno, lo que parece un hecho constatado: la incidencia de la toma de fármacos antidepresivos sobre la densidad mineral ósea -DMO-, que en absoluto se contradice con la relación, demostrada aseguran los científicos de la citada clínica «Mayo», entre los estados depresivos y la pérdida de DMO, especialmente en el caso de las mujeres, para lo cual analizaron 14 estudios con 10.523 participantes -tampoco se dice el número de mujeres, el de hombres ni sus edades.
Los pacientes con depresión analizados mostraban, se señala, una disminución de la DMO en la columna vertebral de -0.053 gramos por centímetro cuadrado (g/cm2), y de -0,052g/cm2 en las muestras de la cadera. En las pacientes de sexo femenino se observó, en cambio, que el promedio de las medidas de reducción de la DMO alcanzaban -0,0076 g/cm2 en la columna vertebral —-menor pérdida por tanto en la columna vertebral en las mujeres, a pesar de que se afirme lo contrario—- y -0,059 g/cm2 en la cadera; sin especificar ni en hombres ni en mujeres el porcentaje que, respectivamente, tales disminuciones suponen, ni los valores que habría que considerar como “normales” para uno y otro sexo de acuerdo con sus edades promedio ni las dietas seguidas y la práctica o no de cualquier clase de ejercicio físico o el grado de sedentarismo, ni tampoco en qué espacio de tiempo se produjo en cada caso la merma de la densidad ósea.
A pesar de las carencias del estudio o cuando menos de la fragmentada e imprecisa información aportada al hacerlo público: Los especialistas recomiendan a las mujeres que padecen de depresión someterse a un estudio de densidad mineral ósea (DMO) y tomar medidas preventivas para evitar la descalcificación de sus huesos, prevención que a priori nadie puede cuestionar o entrar a discutir ni en éste ni en cualquier otro aspecto relacionado con la salud.
Pero que cobra su auténtico significado al poner tales recomendaciones en relación con el 2º estudio del que la información se hace eco, esto es, el experimento con los ratones de laboratorio a los que se induce un estado depresivo para comprobar 4 meses después que han sufrido una considerable pérdida de masa ósea, y afirmar, con rotundidad y sin aportar prueba alguna al respecto que Según los científicos, el uso de un fármaco contra la depresión no solo eliminaba el estado anímico negativo, sino que también detenía la pérdida de densidad ósea.
Faltaría conocer quién financia, también, el experimento de laboratorio con ratones llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Jerusalén, si este tipo de estudios corren a cargo de fondos públicos o de laboratorios farmacéuticos y, si se diera este último supuesto, cuáles en concreto. O de manera más general si existe relación de cualquier tipo con algún fabricante de fármacos antidepresivos, incluyendo también a quién pertenece el medio “científico” que ha hecho públicos los dos estudios citados, o qué relaciones mantiene con el lobby farmacéutico, puesto que además estos “estudios científicos” y la dosificada publicación de sus conclusiones igualmente sirve para “vender” la necesidad de específicos fármacos anti-osteoporosis ad hoc, dirigidos sobre todo a las mujeres.
(13 de noviembre de 2009)