«El ayuno como terapia» – «Ayuno y Plenitud»

«EL AYUNO COMO TERAPIA«, Dr. Francisco Tomás Verdú Vicente [[Dr. Francisco Tomás Verdú Vicente: Licenciado en Medicina y Cirugía por la Facultad de Medicina de Valencia, Dr. en Filosofía y CCEE por la Facultad de Filosofía y CCEE de Valencia, Colaborador del CSIC, Director médico de la Comunidad de Betsaida (Hermanos de San Juan de Dios) en Segart (Valencia).]], París, 15-04-2001.

Introducción

El ayuno terapéutico es una de las técnicas curativas más importantes de la medicina naturista, por no decir la reina de todas las utilizadas. Sus orígenes históricos son consustanciales al propio sentido común de los seres humanos e incluso aparece igualmente de forma innata e instintiva en muchas especies animales. Se ha utilizado el ayuno no sólo para solucionar enfermedades agudas sino también para tratar enfermedades crónicas. Así pues el ayuno se muestra como una técnica de autocuración de extraordinaria importancia para el tratamiento de un gran número de enfermedades. A través de él se facilita al organismo la aparición de la vis medicatrix naturae o fuerza curativa de la naturaleza.

La supresión de todo tipo de alimentos excepto el agua en la dieta durante un periodo de tiempo constituye el denominado ayuno hídrico o ayuno con agua. Se conserva la necesidad de ingestión de agua debido a la necesidad imprescindible del organismo para una adecuada función hidroelectrolítica y renal.

Esta situación de desconexión dietética del organismo va a tener unas características determinadas y unos efectos variados sobre distintos tipos de patologías de tipo cardiovascular, respiratorio, digestivo, etc. Pero aunque los efectos del ayuno son muy beneficiosos para un gran número de patologías creo que su beneficio principal habría que situarlo principalmente a nivel psicológico o incluso espiritual.

Es obvio que la mayoría de terapeutas en la actualidad no se enfrentan con las necesidades psicológicas y mucho menos espirituales de sus pacientes. Esta desconexión es propia de una sociedad que ha perdido de vista desgraciadamente grandes valores muy necesarios para el ser humano, para su dignidad y para su integridad psíquica y física.

Así por ejemplo se hace muy difícil de comprender para la sociedad occidental y para la medicina convencional que un individuo prescinda de ingerir carnes o pescados por motivos éticos, cuando ya en la antigua Grecia un gran número de nuestros grandes filósofos eran vegetarianos, y aún en nuestros días otros muchos participamos de este tipo de planteamientos. Pero el colmo de esta pérdida del sentido se hace presente cuando además se insiste en que es absolutamente necesario para el ser humano consumir carne, o pescado “al menos”, para su supervivencia [[Así tiene que salir en defensa de la dieta vegetariana incluso estricta alguien que conoce el tema profundamente como el Dr. Miguel Aguilar en su obra: La dieta vegetariana, ed. Temas de Hoy, Madrid, 1990.]]. Cuando en realidad no sólo es que no es necesario comer carne ni pescado sino que es muy perjudicial para la salud por varios motivos como ya puse de relieve hace años [[Francisco T. Verdú: Inmunología y medicina natural, Cuadernos de Simbología y Naturismo, Valencia, 1986, pp. 21-30.]] y como demuestran numerosos estudios [[Ver la bibliografía de la obra citada en la nota 2.]].

Los incrédulos deberían de tomar buena cuenta del extraordinario respeto que se tiene para con los vegetarianos por ejemplo en países mucho más avanzados que el nuestro como EEUU a través de la Clínica Mayo [[Pemberton, Cecilia: Manual de Dietética de la Clínica Mayo, Ediciones Medici, Barcelona, 1993, p. 31.]], por ejemplo, o Inglaterra, Alemania o Francia. Si ya existen ciertas desconfianzas infundadas con una dieta vegetariana, mucha más desconfianza puede generar el ayuno. Pero lógicamente las desconfianzas desaparecen o deberían desaparecer cuando tanto la realización de regímenes vegetarianos como los ayunos están dirigidos por personal convenientemente preparado y bajo una adecuada dirección médica.

La prueba de que se ha producido esta desconexión entre ética, salud y alimentación lo demuestra el hecho de que en ciertas culturas tradicionales, como la cultura tibetana o la cultura india, el médico es también sacerdote como es el caso de los lamas tibetanos. En occidente la única relación actual entre medicina y religión está en la palabra cura. Pero esto no ha sido así siempre, ni mucho menos, pues tan sólo hace unos 400-500 años medicina y teología formaban una unidad. Los hospitales tradicionalmente estaban situados en las Iglesias y los médicos medievales como Arnau de Vilanova o incluso renacentistas como Miguel Servet tenían una concepción profundamente religiosa de la medicina. Si el paciente recobraba el sentido de la existencia o de su enfermedad la curación estaba garantizada.

El presente trabajo está basado en unos 5 años de experiencias con el ayuno, fruto de mi colaboración como médico con los Hermanos de San Juan de Dios en la Comunidad de Betsaida en Segart (Valencia). Los periodos de ayuno se realizan en primavera y suelen durar ciclos de siete dias o en ocasiones 14 dias, durante unos dos meses (marzo-abril-mayo). La mayoría de personas realizan un ayuno de unos siete dias y ocasionalmente algunos desean prolongarlo una semana más si su estado de salud es satisfactorio. Las personas que acuden a estos ayunos no suelen venir para adelgazar, aunque lo consigan con facilidad, sino que son personas con grandísimas inquietudes sociales, intelectuales o religiosas. Tengo que reconocer que los efectos del ayuno en este tipo de personas no son exactamente iguales a los que hacen ayunos con el sólo objetivo de adelgazar o incluso como castigo para el cuerpo y como herramienta para la consecución de cualquier tipo de fines como huelgas de hambre por ejemplo.

Los ayunadores que acuden a la Comunidad de Betsaida hacen un trabajo psicológico de autorreflexión, autoescucha y autoconocimiento no habituales en otros tipos de ayunos. Eso se traduce en un mínimo de crisis curativas o crisis de desintoxicación y de efectos patológicos, junto a unos cambios fisiológicos muy favorables para las personas que ayunan.

Testimonio personal y agradecimientos

Mi interés por el ayuno viene de hace muchos años, cuando realicé algunos ayunos con la intención de observar en mí mismo los efectos que producía sobre el cuerpo, sobre la mente o incluso a un nivel más sutil o espiritual. Mi sorpresa fue darme cuenta de la gran claridad mental que me producían a la hora de afrontar problemas psicológicos (miedos, inseguridades, celos, etc …) y la facilidad para “conectar” o comunicarme con mi ser interno, para escribir poemas filosóficos por ejemplo, y que me ayudaban a una mejor comprensión de mi realidad:

«Quien nada posee todo le pertenece y nada le puede ser quitado»

Dichas frases fluían en mi mente como si me fueran literalmente dictadas y no han vuelto a producirse casi nunca fuera de los ayunos. Los ayunos me producían una gran paz interior y me sirvieron para afrontar con éxito las crisis propias de un estudiante de mi época.

Posteriormente pude observar también que en varias circunstancias las cosas me iban mucho mejor ayunando que comiendo y especialmente si se trataba de alimentos densos como los huevos por ejemplo. Desde esta época en que me convencí por mi experiencia personal de los beneficios del ayuno, pasaron algunos años para finalmente llegar a conocer a mis amigos y Hermanos de San Juan de Dios: Carmelo, Alberto y Eladio, quienes me propusieron colaborar como médico naturista en el control de los ayunadores que han ido asistiendo a los retiros con ayuno que se han ido produciendo todos los años y en primavera en Segart (Valencia).

Mi agradecimiento también hacia los miembros de la Comunidad de Betsaida: Maria, Lidia, Alfonso, Juan, Jesús, así como al resto de personas que han colaborado tanto en los ayunos como en el procesado de datos para las encuestas bajo nuestras sugerencias, en especial a la Escuela de Enfermería San Juan de Dios de Barcelona. Mi agradecimiento también a todas las personas que asistiendo a los ayunos han depositado su confianza en todos nosotros, ya que sin su asistencia no hubiera sido posible este estudio. Han pasado ya unos 5 años y el presente estudio es el fruto de la experiencia acumulada gracias a su gran ayuda para la consecución de los ayunos y su adecuada organización y control.

Es mi deseo que este trabajo sirva de ayuda a todos los que deseen adentrarse en los efectos psicofisiológicos o espirituales del ayuno, tanto desde un punto de vista teórico como práctico.

El ayuno como medicina, 30/05/2007

«AYUNO Y PLENITUD«, Hermanos de San Juan de Dios de Segart, febrero 2005.

Presentación

· A modo de aperitivo 6

Introducción: Dr. Francisco T. Verdú

· El ayuno como terapia 7

· Testimonio personal 9

1.- Importancia del ayuno en la historia 11

2.- ¿Qué es exactamente el ayuno?

A.- A desintoxicar 15

B.- Una práctica curativa y solidaria 16

3.- Cómo se debe ayunar

A.- Ayuno consciente 19

B.-Ayuno terapéutico 19

C.- Preparación del ayuno: 20

Cronograma 21

Recetario orientativo 22

4.- Adiós a las toxinas: síntomas y reacciones 25

5.- Controles fisiológicos 29

· El peso

· Tensión arterial

· Pulso

· Temperatura

· Orina

· Lengua

· Sueño

· Heces

· Menstruación

· Otras manifestaciones

6.- Fisiología del ayuno 39

A.-Fases del proceso fisiológico del ayuno 40

· Primera fase

· Segunda fase

· Tercera fase

B.- Indicaciones del ayuno 45

C.- Contraindicaciones del ayuno 48

7.-La experiencia terapéutica 51

A.-El ayuno en distintas patologías

B.-Casos clínicos

C.- Casi al límite: Juan Rubio

8.- Conclusiones 63

9.- Un estudio reciente: Enhorabuena al Dr. Paco Verdú 65

10.- Apéndices 71

I. Preparación del sirope de savia de arce

II. Infusiones laxantes

III. Los ayunos en Segart

IV. Baremo de los pesos higienistas

V. Calcio y Fósforo en los alimentos

VI. Hoja de autocontrol, según el método higienista

VII. Opiniones de los participantes

Bibliografía 94

Notas 95

Ayuno y Plenitud

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(21 de febrero de 2013)