El impacto de la crisis en las condiciones de vida de las personas mayores / L’impacte de la crisi en les persones grans

– Fundación 1º de Mayo [[- Fundación 1º de Mayo – Centro Sindical de Estudios: Inicio, Fundación, Historia del Trabajo, Centro Documentación Migraciones, Biblioteca FIM]] en su Informe nº 56 recoge el trabajo sobre el impacto de la crisis en las condiciones de vida de las personas mayores, realizado por Jesús Cruces Aguilera, Luís de la Fuente Sanz, Alicia Martínez Poza y Elvira S. Llopis.

El progresivo envejecimiento de la sociedad española plantea uno de los principales retos socioeconómicos y políticos del Estado de Bienestar, ya que dibuja un escenario de nuevas necesidades sociales a las que dar respuesta para asegurar los derechos democráticos de la ciudadanía.

El aumento de la proporción de personas mayores en la sociedad implica fortalecer los diferentes pilares sobre los que se sostiene el derecho a un envejecimiento digno y de calidad: las pensiones, la sanidad, la atención a la diversidad funcional o las medidas de servicios sociales.

El presente informe realiza un análisis de las repercusiones que la crisis económica que atravesamos y las políticas de recortes (con las que, pretendidamente, se le ha querido hacer frente) tienen en la situación de las personas mayores en España.

Para ello, en un primer apartado se analiza la calidad de vida de este segmento de población, a través de los últimos datos estadísticos publicados, que permiten a su vez vislumbrar algunas de las principales tendencias sociales que le afectan.

En un segundo apartado, se realiza una recopilación de las principales políticas públicas llevadas a cabo en los últimos años, a partir de la irrupción de la crisis, y sus efectos en la vida de las personas de 65 y más años.

Finalmente, se apuntan algunas reflexiones sobre la necesidad de fortalecer la solidaridad intergeneracional para asegurar la calidad de vida de nuestra población mayor y poner fin a las injustas políticas de austeridad como vía para una salida de la crisis de manera democrática y sostenible económica y socialmente.

Fundación 1º de Mayo Centro Sindical de Estudios.

Creu Roja, Boletín nº 20, Diciembre 2012

Cuando la pobreza no rehúye la edad

En el Estado del Bienestar, tal como lo entienden las sociedades desarrolladas occidentales, y más específicamente las socialdemocracias europeas, hay dos grupos sociales que suelen gozar de mayor protección atendido su mayor grado de vulnerabilidad: la infancia y la vejez.

Por una parte, la infancia tiene un estatus de protección más específico encarado a proteger a los individuos menores de edad de aquellos entornos menos propicios que puedan dificultar su propio desarrollo futuro como individuos libres y con plenas oportunidades.

Por otra parte, es compartida la idea que la gente de la tercera edad debe poder gozar con plenitud de garantías en el tramo final de la vida, un derecho que (bien gracias a su trabajo, bien fruto de su implicación activa en el avance social, o bien a causa de un estado de salud general más débil) la sociedad de la cual forman parte debe garantizar mediante fórmulas diversas, como por ejemplo el sistema de protección social mediante el sistema público de pensiones o la sanidad pública universal.

El rostro oculto de la nueva pobreza

Ahora bien, que estos dos grupos de edad gocen a priori de una protección social más concreta y, por lo tanto, más efectiva, no significa que no puedan seguir sufriendo más fácilmente situaciones de vulnerabilidad fruto de las variaciones del contexto social y económico. De esta forma, en el contexto de crisis actual, las pensiones bajas, las dificultades económicas de la descendencia y los problemas de vivienda han sido algunas de las principales causas de vulnerabilidad de dicho colectivo invisibilizado. En referencia a este colectivo, la Cruz Roja utilitza la expresión el rostro oculto de la nueva pobreza.

Eso es lo que se ha podido vislumbrar gracias al estudio sobre el impacto de la crisis en las personas mayores que ha realizado la Cruz Roja en Cataluña sobre 588 individuos catalanes de 82 años de media usuarios de sus proyectos para personas mayores y atención a la dependencia, presentado a mediados de julio. En este documento se destaca que cerca del 70% de los encuestados se han visto afectados en mayor o menor grado por la crisis, mientras que 1 de cada 4 manifiesta que les ha afectado mucho o bastante. Además, el 22,1% del total de la muestra han tenido que ayudar a algún familiar, sobre todo a nivel económico (60%), dando de comer o algún otro tipo de producto necesario (14%), acogiendo a algún familiar (12%), haciendo de canguro de nietos (10%), o en otros asuntos (4%) [[Una de cada tres personas mayores han ayudado por primera vez a algún familiar en los últimos dos años

7 de cada 10 personas piensan que esta crisis es más grave que las anteriores y están angustiadas por su futuro y por el de sus hijos. Creen que las generaciones más jóvenes vivirán peor por el deterioro del Estado del Bienestar.

El apoyo de las personas mayores constituye un pilar de contención imprescindible para paliar el impacto social de la crisis sobre su entorno familiar. Según el tercer estudio del Observatorio de Vulnerabilidad de la Cruz Roja en Cataluña, una de cada tres personas mayores usuarias de la institución humanitaria han ayudado por primera vez a algún familiar durante los últimos dos años.

Bajo el título ‘El impacto de la crisis en las personas mayores‘, el presidente de la Cruz Roja en Cataluña, Josep Marquès, ha presentado el estudio el jueves, 14 de junio, en la Casa del Mar de Barcelona durante la III Conferencia Técnica de Crisis de la Cruz Roja en Cataluña. Para realizarlo, el Observatorio de Vulnerabilidad ha encuestado a 674 personas mayores de 65 años usuarias de la Cruz Roja entre mediados de marzo y finales de abril.

Las personas encuestadas corresponden a todos los proyectos y servicios de la Cruz Roja dirigidos a las personas mayores (que el año pasado atendieron a 45.031 usuarios) y 164 de ellas son usuarias de proyectos de lucha contra la pobreza como los kits de apoyo social o el Programa de Alimentos. Las mujeres viudas de 70 a 80 años representan el perfil mayoritario entre las personas encuestadas, el 60% de las cuales viven acompañadas y el 40% solas.

Una de las principales conclusiones del estudio es que se están invirtiendo los flujos de solidaridad intergeneracional propios del Estado del Bienestar, por los cuales las generaciones más jóvenes contribuyen al bienestar de las personas mayores financiando el sistema de pensiones. Según el Observatorio de Vulnerabilidad, ahora son cada vez más las personas mayores las que apoyan a las generaciones más jóvenes. Del total de personas encuestadas, un 20% presta ayuda económica a sus hijos, un 10% les proporcionan ayuda alimentaria y un 6,5% ha acogido a algún familiar en casa. Por eso, el estudio de la Cruz Roja remarca que cualquier medida o política pública referente a las personas mayores también puede tener repercusiones sobre el resto de la red familiar y social.

El apoyo que han tenido que prestar a sus hijos y familiares y, sobre todo, el encarecimiento de los precios, explican que haya disminuido la capacidad de ahorro de 7 de cada 10 personas mayores. Por eso, el 57% de las personas encuestadas dicen estar muy o bastante afectadas por el contexto económico actual, a pesar de que, a diferencia de otras franjas de edad, el 65,7% vive en una vivienda de propiedad y el 90% cuenta con una pensión que le proporciona una fuente de ingresos fijas. El tramo que va de los 550 a los 900 euros de ingresos mensuales concentra el mayor grupo de personas encuestadas y representa el 36% del total.

Las personas mayores con un perfil más vulnerable son las usuarias de los proyectos de lucha contra la pobreza (Grupo de Pobreza), entre las cuales el 90% recurre a la Cruz Roja para recibir ayuda alimentaria. Aún así, el impacto de la crisis económica se está extendiendo cada vez más entre los usuarios de todos los programas de personas mayores y atención a la dependencia de la Cruz Roja, un 11% de los cuales ha solicitado ayuda alimentaria o básica durante el 2011.

El impacto de la crisis económica tiene consecuencias sobre la alimentación, puesto que, a pesar de que un 78,2% del total de personas encuestadas sigue una alimentación variada, el 19% no puede comprar con regularidad ni pescado ni carne. Además, en el caso del Grupo de Pobreza, la mitad no puede comprar habitualmente fruta, verdura o lácteos.

Las medidas de ahorro adoptadas por las personas mayores también las ha privado de productos o servicios fundamentales para su calidad de vida. Un 30% no puede ir al dentista o a revisarse la vista, porcentajes que se elevan por encima del 50% entre los beneficiarios de los proyectos de lucha contra la pobreza.

Otro fenómeno frecuente entre las personas encuestadas es la pobreza energética. Del conjunto de personas encuestadas, un 25% no pueden mantener su hogar a una temperatura adecuada (un 54,3% en el Grupo de Pobreza). En estas circunstancias, la mayoría de personas encuestadas, hasta el 80%, tampoco pueden permitirse ningún gasto en ocio.

Un 13% ha dejado de recibir alguna ayuda en los últimos dos años

A pesar de las dificultades que están sufriendo las personas mayores, un 13% ha dejado de recibir alguna ayuda durante los últimos dos años (el 31% en el Grupo de Pobreza). No obstante, el 44% de las personas mayores sigue contando con la ayuda de sus hijos, o bien de los servicios sociales. Un 50% recibe apoyo económico, el 20% ha ido a vivir en casa de algún familiar y la misma proporción recibe ayuda de la administración pública.

En cuanto a sus perspectivas de futuro, 7 de cada 10 personas mayores están angustiadas sobre cuál será su situación y la de sus familiares y consideran que esta crisis es peor que las que han vivido anteriormente. Las personas mayores perciben que, a consecuencia de la ruptura del progreso social y el deterioro el Estado del Bienestar, sus hijos y nietos vivirán peor que ellos.

Cruz Roja Madrid – Barcelona, 15/06/2012

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En conjunto, las mujeres son el colectivo que más ayuda ha tenido que dar a familiares. El estudio muestra que el 27,9% de los encuestados han tenido que pedir alguno tipo de apoyo para hacer alguna actividad cotidiana, ya sea externamente o con la ayuda de algún familiar, como por ejemplo el apoyo a la persona (35,2%), el apoyo dentro del domicilio (32%), o el apoyo fuera del domicilio (18,2%).

La crisis incide negativamente en el colectivo de personas mayores

Con todo, el estudio muestra que la situación económica que viven los ancianos, así como también su demanda de apoyo en las actividades diarias, se ven directamente afectadas por el contexto socioeconómico. Así, se desprende que la gente de la tercera edad se ha tenido que adaptar a la nueva situación social para poder ayudar a algún familiar, o bien han tenido que prescindir de alguno tipo de ayuda que recibían de su entorno más próximo.

Según las conclusiones del estudio el responsable de estudios y consultoría del Instituto del Envejecimiento de la Universitat Autònoma de Barcelona, Toni Rivero, se pone de manifiesto que la crisis afecta a las personas activas en el mercado de trabajo, pero también incide negativamente en el colectivo de las personas mayores, a las cuales el sistema de pensiones les garantiza las rentas económicas, pero ven afectada su red informal, ya que “hay ancianos que han dejado de recibir parte del apoyo de sus familiares, normalmente los hijos y las hijas”, o “hay ancianos que se han convertido en refugio económico de los otros, apoyando a los familiares con problemas económicos”.

El efecto del trabajador añadido

Según Rivero, en principio “no tendríamos que esperar que la crisis económica incida de forma significativa sobre la capacidad de las personas mayores para la realización de las actividades de la vida diaria”, a pesar de que introduce un factor diferente para analizar las posibles causas del incremento de vulnerabilidad de la gente mayor, conocido como el efecto del trabajador añadido, que se origina cuando la principal fuente de ingresos del hogar pierde su ocupación y otro miembro del hogar (normalmente las hijas o las nueras que hacen de cuidadoras no profesionales de la gente grande) se incorpora al mercado de trabajo para compensar el impacto económico. Rivero reconoce que “ésta es una situación que a nuestro país ya se ha dado en otras crisis económicas, afectando de manera muy significativa la tasa de ocupación de las mujeres”.

Así pues, concluye que se pondría de manifiesto que hay una “falta de corresponsabilidad» entre hombres y mujeres en el cuidado familiar. De manera que «una parte de los hombres en situación de paro tenderían a no sustituir las mujeres, que se incorporan al mercado de trabajo, en el apoyo a las personas mayores en las actividades de la vida diaria”.

Toni Rivero, Creu Roja, Boletín nº 18, Junio 2012

Creu Roja.

Información complementaria

«Crisis Económica, Salud y Sistema Sanitario«, Emili Ferrer Inglés, Economistas Frente a la Crisis, 29-08-2012 & Manifiesto de Economistas Frente a la Crisis.

(29 de enero de 2013)