«Puesto que el parto es un proceso fisiológico y normal de la vida, puesto que la mayoría de los partos son normales, no está justificado que se utilicen técnicas que impidan un desarrollo humano del proceso y, además, tienen efectos secundarios. Ante la demanda de las mujeres de recuperar el proceso del parto, de vivir un momento tan importante de una forma grata y saludable, cuando también para los bebés es muy importante que puedan vivir este momento del nacimiento sin violencia, ya que al no ser separados de la madre se establece un vínculo materno-infantil fuerte y sano …, el esfuerzo debe ir encaminado a procurar un clima lo más grato posible, potenciar en la mujer su sabiduría interna para parir y favorecer el bienestar del bebé, dejando la técnica para los casos en que se tengan evidencias verdaderas de que pueden ser partos de riesgo». Belén Igual, médico de familia, revista Peso y salud, nº 2, Madrid, 2000.
Nuria Aragón Castro es madre de un niño de 4 años y una niña de 5, nacidos en partos naturales en casa, asistidos de una matrona: “Experiencias bellísimas para los cuatro”, la madre, el padre y ambos niños. Se preparó para el parto con «Génesis», colectivo interdisciplinar de Madrid en cuyo centro personas que han tenido partos naturales se reúnen y cuentan su experiencia para otras que quieren tenerlo en casa y tienen miedo de hacerlo. Nuria todavía recuerda una muy buena descripción de un embarazo y parto por un hombre: “Me impresionó su testimonio y el lazo con su hijo, que era radiante”.
“La preparación que hice con ellos”, prosigue Nuria Aragón, “me ayudó mucho y me dio confianza en mí misma. Conocí así los protocolos del parto en el hospital, tampoco sabía el proceso fisiológico en el parto. Tenía también miedo al dolor, por las experiencias negativas de la gente, cuando no tiene por qué ser doloroso. Mis partos no han sido dolorosos”.
“Como preparación al parto hice dos en mi primer embarazo. La 1ª con las matronas que me iban a atender en el parto, con quienes desarrollé lazos de amistad, en la actualidad son amigas mías con las que colaboro, en seguimiento de rutina, escuchar los latidos del niño, en tres fases el padre y yo, una primera teórica sobre el proceso del embarazo y parto, de relación de pareja, la sensibilidad del hombre y de la mujer ante el nacimiento y los conflictos de pareja; una segunda fase de comunicación de ambos con el bebé y de relajación; y una tercera de estiramientos y yoga, no obligatoria”.
“La 2ª, preparación autonómica, importante porque el bebé desde la propia concepción ya es un ser al que se le pasa todas las sensaciones de la madre, sus procesos bioquímicos, la memoria celular y cerebral, la consciencia, … todo se le queda grabado al niño, percepciones, sensaciones, … Lo que me sirvió para cuidarme y amarme más, a mí misma y al niño, desde el principio, dando importancia y preocupándome por la salud, la alimentación, las sensaciones, por lo que pienso y siento. Se trata de una transmisión de cariño al bebé desde un principio, asistiendo ambos, padre y madre, a esa preparación autonómica para establecer una comunicación a través de ejercicios con el bebé. Percibiendo sensaciones de inseguridad, euforia, miedo, todas a la vez. Así, se da confianza al bebé y a la propia madre y se comunica con él, se le graba la emoción y mensajes bioquímicos transmitidos por el cuerpo, sincerándose con el bebé”.
Como ventajas de establecer esa comunicación desde el principio, Nuria Aragón hace
especial hincapié en que: “Se puede conseguir una buena colocación cuando el niño está atravesado, para de este modo evitar una cesárea, que el niño se coloque bien para que el parto pueda ser en casa. El niño también te escucha en el parto, te entiende todo, sabe lo mismo que nosotros”.
Si en Holanda por ejemplo un 40% de los partos tiene lugar en casa, pagados por el Estado, en Madrid los propios colectivos que propugnan y desarrollan el embarazo y parto natural en las debidas condiciones y con un seguimiento adecuado consideran que actualmente hay unos dos partos naturales al mes. En palabras de Nuria: “Es algo testimonial. Porque nos educan para depender, cuando parimos intentamos seguir viviendo como antes del embarazo. Tampoco nos hacemos cargo de nuestra alimentación, de nuestro cuerpo, de la autogestión de nuestra salud”.
Señala que un embarazo puede llevarse de muchas formas, también respecto a la
alimentación, que fue en su caso concreto: “Vegana durante mi 2º embarazo, ni carne ni pescado ni lácteos o cualquier producto animal. Sí cocinaba cereales y pan. Los embarazos fueron maravillosos y perfectos, y con un estado de salud muy bueno. El animal tiene muchas toxinas, nunca es sano alimentarse con ellos, y especialmente en el embarazo. Sí en cambio con frutas” puesto que, estima Nuria Aragón, “el ser humano es frugívoro” (=dieta basada en los vegetales crudos, frutas, hortalizas, cereales, como fuentes de nutrientes).
Entre las ventajas de la alimentación vegana, Nuria hace referencia a una menor tensión arterial, un parto más rápido, suave y llevadero, menos problemas por exceso de grasas y toxinas, se evitan los calambres y los dolores en la espalda: “Provocados por la obstrucción de ciertas venas o por malas posturas”. Con una buena alimentación, afirma, no hay problemas en la espalda durante el embarazo, tampoco de falta de calcio.
La OMS y el embarazo
La Organización Mundial de la Salud (OMS) aprobó y publicó, en la Conferencia Internacional de Fortaleza (Brasil) en abril de 1985, veintiuna Recomendaciones sobre los Derechos de la mujer embarazada y del bebé. He aquí las nueve primeras, referidas al embarazo.
De acuerdo con las dos primeras, los Ministerios de Sanidad deben establecer directrices muy claras y específicas sobre la introducción de la tecnología en los servicios de salud, así como realizar encuestas colectivas para evaluar la aplicación
de la tecnología en Obstetricia.
Para la OMS, 3ª recomendación: «Toda la población debería estar informada sobre las
diversas formas de asistir al parto, para que cada mujer pudiera elegir la que más le
convenga en el momento oportuno».
La 4ª reconoce la utilidad de los grupos de apoyo femeninos para la difusión de conocimientos sobre el embarazo y el parto.
La quinta recomendación explicita que el sistema tradicional de asistencia perinatal
(comadronas, parteras o matronas tradicionales) debe coexistir con el sistema oficial,
precisándose de una estrecha y permanente colaboración entre ambos sistemas, y sin pretender que un sistema prevalezca sobre el otro: «Para garantizar una asistencia óptima a la mujer embarazada».
En la nº 7 la Organización Mundial de la Salud recomienda «Estimular y favorecer la formación de comadronas, parteras o matronas tradicionales, que serían las responsables de la asistencia a dispensar en los casos de embarazo, parto y postparto normales».
Siguiendo la octava recomendación, las mujeres deben participar en la planificación de la aplicación de la tecnología al embarazo y parto, en la evaluación de los resultados de esta aplicación y en la difusión de los mismos.
Para concluír este apartado, la novena recomendación de la OMS establece la necesidad de: «Informar a los usuarios reales y potenciales de los hospitales sobre los procedimientos obstétricos en vigor en esos mismos hospitales (tasa de cesáreas, tasa de episiotomías, etc.)».
Plantas en el embarazo
En opinión de Kathi Keville (Hierbas para la salud, Oniro, Barcelona, 1997) como en el embarazo el feto empuja las venas que le rodean, debilitadas también por el aumento de los niveles de estrógenos, el flujo sanguíneo puede quedar restringido en el área pélvica y surgir con facilidad varices y hemorroides. Para prevenir y tratarlas, si aparecen, lo mejor sería fortalecer los vasos sanguíneos y hacer que sean menos porosos, para lo que pueden ser útiles espino blanco, ginkgo biloba y las pepitas de uva.
Kathi Keville añade que para la tradición china, la experiencia del embarazo le da a la mujer una nueva vida, más vigorosa, sana y pletórica que la anterior siempre que cuide su salud, para lo cual los chinos recurren tradicionalmente a las hierbas.
También en Europa la mujer encinta ha tomado hierbas durante siglos: para un parto más fácil tomaban tisana de frambuesa durante el embarazo (=relaja el útero, evita los mareos matinales y previene el aborto espontáneo), bálsamo de limón (mejora la digestión y alivia las náuseas), avena y ortiga (proveen de nutrientes a la embarazada, especialmente calcio, y favorecen la asimilación de los procedentes de otros alimentos), diente de león (previene la subida de la tensión arterial y la retención de líquidos), jengibre solo o con zumo de limón, ñame y hierbas hepáticas para aliviar los mareos matinales usuales en los primeros meses.
Con el crecimiento el feto presiona en puntos no habituados a sentir peso. Ante ello, ñame y manzanilla para relajar la musculatura y aliviar el dolor muscular, ñame y diente de león para aliviar la hipersensibilidad en los pechos o la retención de líquidos.
Para prevenir marcas y fisuras en la piel, a la vez que para relajar los músculos, Keville aconseja masajear el abdomen con aceite elaborado con vitamina E, aceite de almendras, manteca de cacao y aceite esencial de espliego o lavanda.
Alfred Vogel (El pequeño Doctor, Ars Medica, Barcelona, 1997) considera que para verse libre de las varices, el organismo necesita un buen preparado cálcico y plantas como castaño de indias, hamamelis, árnica y meliloto, también dan buenos resultados hipérico y aquilea milenrama: «Con estos remedios es posible conseguir una excelente regeneración de las venas. Si se añade una adecuada nutrición natural rica en calcio, estaremos haciendo lo justo para frenar la formación de varices. Pueden llegar a erradicarse por completo, y sobre todo favorecer una regeneración que garantice un futuro absolutamente libre de estos trastornos, lo que resulta especialmente significativo para las mujeres en estado: esos remedios naturales tienen también la virtud de hacer posible un parto fácil, actúan favorablemente sobre el sistema venoso, eliminando los estancamientos que pudieran causar ulteriores embolias o trombosis».
Como especialmente útiles durante la gestación, por su acción nutritiva y estimulante, el doctor Jorge D. Pamplona Roger (Enciclopedia de las Plantas Medicinales, Safeliz, Madrid, 1998) aconseja espirulina (nutritiva, aumenta la producción de glóbulos rojos), sésamo (nutritivo, equilibrador nervioso, prepara al organismo para las sobrecargas físicas), higo (nutritivo, combate el agotamiento físico y mental). Y para aliviar los edemas, frecuentes durante el embarazo por retención de líquidos, diuréticos suaves, seguros y bien tolerados como estigmas de maíz.
Flores de Bach y acupuntura
La persona interesada en las esencias florales puede encontrar, en la sección de Terapias Naturales de esta página web, diversas aproximaciones a las mismas: Flores de Bach y emociones, Flores de Bach en dolencias físicas, Combinaciones de flores de Bach.
Resumimos ahora las que pueden resultar útiles en el embarazo y parto, de acuerdo con las aplicaciones de una experimentada terapeuta floral, Anette Frankenberger (Diccionario de las flores que curan, Tikal, Girona): Castaño Rojo para la mujer que se preocupa excesivamente y teme por su hijo. Mímulo para la mujer aprensiva, con miedo ante el parto y posibles complicaciones. Olivo que ayuda a reponerse del agotamiento y la debilidad. Remedio de Urgencia por la acción calmante de los dolores y el estrés asociados con el parto. Scleranthus que suaviza los cambios continuos de humor y el temperamento caprichoso. Nogal hace más propicia la nueva vida y ayuda a la independencia de la madre
y de su hijo.
Los doctores Miguel Pros y Frederic Viñas (Manual de medicina natural, Temas de hoy, Madrid, 1996), al referirse a la utilización de la acupuntura para combatir los típicos vómitos del embarazo o los dolores del parto, previenen: «Hay que evitar una serie de puntos de efecto hormonal, así como los puntos reflejos del área genital femenina».
Respiración y baños
El doctor Alfred Vogel afirma que una respiración correcta repercute sobre la cabeza, el estómago, sobre todo el cuerpo, y también sobre la actividad del simpático y del parasimpático: «En las mujeres, la mayoría de las afecciones del bajo vientre, tumores e hinchazones entre otras, no se repetirían si respirasen como es debido. Los partos se desarrollarían más fácilmente, ya que se habría acabado con el estancamiento producido por los nervios. Para ello no hay que ponerse ropa muy ajustada, el abdomen tiene que poder respirar, no es aconsejable aprisionarlo con un cinturón o un corsé, es muchísimo mejor entrenar la musculatura abdominal de modo que mantengamos el tono, tersura y elasticidad sin otras ayudas».
Por su parte, el doctor Eduardo Alfonso (Curso de Medicina Natural en cuarenta lecciones, Kier, Buenos Aires, Argentina, 1995) sostiene que se puede llegar a conseguir un buen embarazo y un parto en las mejores condiciones y con el mínimo de sufrimientos mediante la alimentación que corresponda a su tipo, temperamento y demás condiciones de la dietética vegetariana, y lograr una perfecta constitución del feto y una acabada mineralización de su esqueleto, que es base de su fortaleza ulterior. «La mujer encinta», enfatiza, «debe bañarse diariamente, usar vestidos sueltos, pasear todos los días al aire libre sin tacones y evitar fatigas, trepidaciones, excesos, emociones deprimentes y malos ratos en general. Son utilísimos para lograr un parto insospechadamente feliz, los baños de asiento fríos sin fricción» (= agua por lo menos hasta el ombligo y duración de 10 segundos a 20 minutos, por el poder eliminatorio de sustancias químicas por las vías inferiores, riñón, intestino, piel del vientre, y la acción en estados congestivos de las partes superiores del organismo como dolores de cabeza).
Protocolo hospitalario
Nuria Aragón Castro se refiere a sus propios partos, en su domicilio y con la presencia del padre, al 2º también asistió la hermana, que tenía 1 año y 5 meses: “Así entendió mucho mejor el nacimiento de su hermano, a quien no sintió como un rival. Vio todo el proceso sintiéndose integrada en el mismo, me apoyó, y a ella le ha dado confianza. Le dio un beso al hermano y se acurrucó junto a él, le aceptó perfectamente, ambos han compartido el pecho desde el principio, no se llevan nada mal ni apenas discuten, están muy unidos y se apoyan mucho, y normalmente no son celosos”.
Nuria defiende: “Que la naturaleza actúe, no trastocarla”, lo que entiende opuesto en la práctica al protocolo hospitalario, por ejemplo la generalización del enema “por higiene” para eliminar las heces y pese a ser no recomendable por contraproducente cuando no es necesario: “Ventajas de no aplicarlo es la ausencia de efectos secundarios, que siempre los tiene un enema, ni aumentar el apretón de tripas, con enema siempre se ensucia más”.
Al haber un índice muy alto de cesáreas, la anestesia precisa para hacerla se presenta como argumento para no comer ni beber en el parto, por si se hace la cesárea, lo que provoca una deshidratación mayor y más sufrimiento fetal por llegarle menos oxígeno: “Mejor hacer lo que tu cuerpo te pide, comer, beber, …, especialmente beber para hacer frente a la deshidratación; lo mejor es escuchar al cuerpo, si no es por ansiedad compulsiva”.
En el parto hospitalario, si el cordón umbilical está enrollado al cuello en el niño, por temor al sufrimiento fetal, para evitar que el niño se ahorque y evitar estrés a la madre, se recurre a la cesárea cuando lo han visto antes en una ecografía, y al fórceps si lo ven en el momento del parto.
Al respecto, afirma Nuria: “No hay riesgos reales, en ningún caso, en Europa por parto natural. El riesgo, que por prolapso (=expulsión o salida prematura en el parto) del cordón umbilical esté debajo del cuerpo y por aplastamiento no llegue oxígeno al niño, ocurre un caso cada cientos de miles. ¿Cómo se solventa?: sujetando la cabeza del niño para que no baje más hasta llegar al hospital y aplicar un fórceps. Además, en el parto natural, a través de la comunicación con el bebé se le puede decir que pare las contracciones, y las para. La cesárea trae y supone mayores problemas respiratorios para el niño. En el parto sin dolor hay un aprendizaje para respirar, por la necesidad de acompasarla al útero y sus contracciones”.
En el hospital, continúa Nuria, se hace el rasurado del pubis, con la justificación de la “rapidez” necesaria para realizar la episiotomía (=corte en el periné o parte inferior de la vagina para evitar desgarros en el parto) por sistema, que si para la OMS estaría justificado en un 15% de los partos, en realidad se practica en el 98%. En definitiva, concluye, viene a justificarse su uso generalizado por la “Necesidad de camas y de personal sanitario”. Y afirma: “El parto natural es mucho más rápido por su mayor relajación, entre 4 y 5 horas, frente al mayor estrés del hospitalario”.
Sobre la episiotomía: “En el parto normalmente sólo hay pequeños desgarros labiales, no del músculo, que no se raja”.
Sobre otros riesgos: “Un paro cardíaco no le ocurre a una madre en el parto natural pues tiene que ser una persona sana, con un proceso normal de embarazo, sin obesidad excesiva, ni diabetes exagerada, ni una tensión arterial altísima. Si existe un alto riesgo real, no puede acceder al parto natural”.
Respecto a las pruebas y controles de seguimiento del embarazo (análisis, ecografías, …), es una decisión de cada madre hacerlas o no, si bien, precisa: “Evitar toda manipulación posible, excepto si hay riesgo real. Todo medicamento o
fármaco pasa al feto, con complicaciones en el parto”.
Dolor en el nacimiento
Si en el parto hospitalario puede haber varices y hemorroides (“Por la posición el feto
presiona la vena aorta”) y agujetas en el útero (“Por cansancio al estar en lucha contra la gravedad, con un parto más lento y el riesgo de que llegue menos oxígeno al niño”), en el parto natural: “No hay hemorroides por la posición, pues la mujer elige la postura para el parto”.
“Al principio en el parto”, precisa Nuria, “sí sentí dolor, porque no estaba centrada en mí sino preocupada por el parto, sí se nota como un apretón de tripas, pero mucho más suave, al meterte dentro de tí se quita el dolor”.
“El niño al nacer en un parto natural no llora”, subraya, “porque no hay un dolor físico, que sí lo hay por falta de oxígeno al cortar antes de tiempo el cordón: se le obliga a respirar por los pulmones de golpe. No debe cortarse el cordón umbilical, de color azul, que está vivo y latiendo pues el niño respira aún por él. Se debe cortar cuando deja de latir y tiene un color blanquecino, así se permite una adaptación del bebé a la respiración. Además, nada más nacer se le vacuna contra la hepatitis B, se le inyecta vitamina K que no tiene al nacer y ayuda en la coagulación, y se le hace la prueba del talón, un pinchazo para sacarle una gota de sangre para ver si tiene problemas mentales, dolor y agresión nada más nacer. Para que un niño se desangre son necesarias 24 horas, no se desangra en un rato, se nota al momento y se le puede inyectar vitamina K, que si no se necesita puede causar mayor ictericia por exceso tóxico, por sobredosificación de vitamina K”.
“También es sistemática la monitorización fetal: se coloca un cinturón en el vientre a la mujer cuando llega al hospital, y se analiza la regularidad de las pulsaciones y contracciones para ver si hay sufrimiento fetal o malformación. Esa monitorización tiene inconvenientes, el que la creó está arrepentido por la sistematización de algo que era excepcional según la OMS. Desde el parto natural se cuestiona que la atención se haga a la máquina y no a la mujer, máquina que se basa además en ondas sonoras, con posibles efectos secundarios al niño. La mujer, además, por la postura en que se encuentra, tumbada, no puede moverse, es más lento el parto, que se lleva a cabo en soledad y en mala postura”.
Hay costumbres del parto tradicional a conservar por válidas: “En casa los bebés estaban mamando mucho más tiempo, lo que es más digestivo y equilibrado y le aporta más defensas frente a los medicamentos o el tabaco. Son muy pocos los casos reales para no poder dar de mamar. Cada dos meses el cuerpo fisiológicamente da menos leche y ante ello muchas madres comienzan a dar biberones cuando es casi un medio ayuno para eliminar tóxicos. Mis niños no se constipan apenas, sin otitis, faringitis, …, sólo varicela, sin ninguna vacuna y
comen a base de frutas”.
Son ventajas de la lactancia inmediata: “Para el bebé, el que aprende inmediatamente el instinto de succión, para la madre la retracción del útero y una
recuperación mayor, sin sangrado ni dolor. El niño ha de mamar cuando quiera y la cantidad que quiera, lo pide con gemidos, no llora si está atendido, sólo llora si hay estrés, que puede ser acumulado desde el embarazo y parto”.
En el parto natural, concluye Nuria Aragón Castro, es mucho menor el índice de depresión postparto, aunque: “Ahora hay mucho más miedo, nos educan desde el miedo, parirás con dolor, frente a la consciencia y observación de los animales”.
La OMS y el parto
En 1985 la Organización Mundial de la Salud aprobó 21 Recomendaciones sobre los Derechos de la mujer embarazada y del bebé. He aquí las doce relativas al parto.
La 10ª recomendación establece que el bienestar psicológico de la madre debe estar
asegurado no sólo por la presencia de una persona de su elección durante el parto, sino también por la posibilidad de recibir libremente visitas durante el periodo del postparto.
La 11ª recomendación señala que cuando el estado de salud del recién nacido y de la madre lo permita, el recién nacido debe estar siempre con ella: «Ningún examen ni maniobra clínica justificaría que se separara de su madre a un recién nacido sin problemas de salud».
La lactancia materna, según la recomendación número 12, debe estimularse
tempranamente e iniciarse, en cualquier caso, antes de que la madre abandone la sala de partos.
En relación a la cesárea, la 13ª recomendación indica que los países que tienen las tasas de mortalidad perinatal más bajas del mundo son los mismos que tienen las tasas de cesáreas inferiores al 10%, por lo que «No hay ninguna razón que justifique la existencia de tasas de cesáreas superiores al 10% en ningún país del mundo».
La recomendación 14ª establece que en mujeres que ya han sufrido una cesárea segmentaria transversal debe favorecerse el parto por vías naturales, disponiendo siempre de una infraestructura quirúrgica para las situaciones de urgencia.
La recomendación 15ª, sobre la monitorización fetal rutinaria durante el parto: «No se ha demostrado que tenga un efecto positivo sobre el bebé o sobre la madre». Sólo debería utilizarse con indicación médica real y precisa, ante riesgo de mortalidad perinatal o si el parto ha sido provocado o inducido artificialmente.
La recomendación nº 16, que no son necesarios antes del parto ni el rasurado del pubis ni la administración de un enema o lavativa.
La recomendación 17ª, que la mujer no debe estar acostada sobre la espalda durante el parto (=posición obstétrica hospitalaria usual), y que debe estimulársele a caminar durante el periodo de dilatación y a elegir la postura que desee adoptar en el momento del parto.
En la recomendación nº 18, la OMS sostiene que no es necesaria la episiotomía (corte en el periné) sistemática: «Deberían estudiarse otros métodos de protección del periné y adoptarlos si se demostrara su eficacia».
La 19ª que ningún parto debe provocarse ni inducirse por comodidad o rutina: «Solamente si lo requirieran indicaciones médicas precisas y justificadas. Ningún país debería tener tasas de provocación ni de inducción artificial del parto superiores al 10%».
La OMS recomienda (20ª recomendación) evitar la administración sistemática de analgésicos o anestésicos durante el desarrollo del parto, excepto si están expresamente indicados para tratar o prevenir una complicación realmente existente.
Por último, en la recomendación nº 21, desaconseja la ruptura artificial y sistemática de membranas antes de un estadio muy avanzado del parto, al no estar justificada por ningún dato científico.
Episiotomía
Anabel García Carabantes, matrona que forma parte del colectivo «Génesis» de Madrid, cuestiona (Natura Medicatrix 42, 1995) las ventajas y beneficios de la episiotomía como práctica sistemática para impedir el desgarro de los tejidos perineales, su prolongación hasta el esfínter anal, y los posibles problemas posteriores de prolapsos, así como disminuir el traumatismo de la cabeza fetal durante el descenso y expulsión.
En su opinión, mediante una buena preparación y toma de conciencia durante el embarazo puede evitarse la rigidez y mala vascularización y con ello el desgarro de los músculos perineales en el parto.
Según los diferentes trabajos científicos existentes, el riesgo de desgarro es inversamente proporcional al número de episiotomías.
Para Anabel García, la posición horizontal y la sujeción de las piernas durante el parto reducen las posibilidades de acción de los mecanismos naturales y propios de nuestra especie para favorecer el nacimiento: la disposición anatómica y funcional del perineo, y la movilización de la articulación sacrocoxígea durante el expulsivo.
La duración del expulsivo sin episiotomía, resalta, es comparable a la duración de la media hospitalaria que incluye la práctica habitual de este acto quirúrgico.
Entre las complicaciones más frecuentes de la episiotomía señala el riesgo de hemorragia e infección, molestias que exigen una cuidadosa sutura, y dolor que incide tanto a nivel local como en la recuperación de la madre y su relación con el bebé, distorsiona la lactancia y puede alterar su vida sexual.
Anabel García concluye que es necesario: «Ser capaz de distinguir cuándo se precisa o no una intervención durante el parto, y llevarla a cabo con oportunidad y eficiencia».
Plantas útiles
Kathi Keville (Hierbas para la salud, Oniro, Barcelona, 1997) recomienda tomar
cantidades muy pequeñas de cimífuga en las dos últimas semanas del embarazo, para preparar el útero para el esfuerzo final del parto y para acelerar un parto lento tras empezar las contracciones de verdad, excepto si la mujer tiene elevada en exceso la tensión arterial.
Para aliviar la hemorragia postparto, una tisana caliente ligeramente azucarada, a base de jengibre, bolsa pastor, cayena o milenrama.
Unos pocos días después del parto para aliviar las molestias y acelerar el proceso de cicatrización, baños de asiento diarios con caléndula, consuelda, manzanilla y romero.
El masaje abdominal con esencia de espliego contribuye al equilibrio emocional ante una depresión postparto, así como ñame y vítex.
Para Keville, la lactancia natural suministra defensas al bebé contra muchas enfermedades. Si la leche se muestra remisa aconseja tomar cardo mariano, ortiga, verbena, vítex, anís, eneldo y alholva o fenogreco, así como una tisana de salvia o comer lentejas aromatizadas con salvia para reducir el flujo de leche al llegar el momento del destete.
Las madres lactantes deben tener cuidado con los laxantes irritantes (cáscara y sen) porque pueden alterar su leche.
Si la madre amamanta a un bebé que presenta signos de alergia alimentaria (disfunciones digestivas: vómito, diarrea o estreñimiento, y congestión de los senos de la nariz, urticaria, cefalea, dolor de oídos, incontinencia nocturna, dolorcitos inconcretos, …) la madre debe cambiar la dieta.
La liga de la leche, organización norteamericana que promueve la lactancia natural, recomienda evitar chocolate, especias picantes, cacahuetes, azúcar y alimentos
ricos en sulfuros como col, para mejorar las funciones digestivas del bebé.
Para prevenir reacciones alérgicas, se recomiendan plantas que fortalecen el sistema inmunitario, facilitan la digestión y reducen las inflamaciones, como manzanilla y malvavisco, menta y jengibre, así como equinácea que facilita al sistema inmunitario distinguir las sustancias externas.
Para tratar las grietas del pezón de la madre que amamanta el doctor Jorge D. Pamplona Roger (Enciclopedia de las plantas medicinales, Safeliz, Madrid, 1998) subraya la necesidad de mucha higiene y la ayuda de cataplasmas o compresas de alholva (suavizante y cicatrizante), fresal (astringente, antiinflamatorio, seca y cicatriza las grietas) y azucena (suavizante, cicatrizante y antiséptica).
Para hacer frente a la mastitis o inflamación mamaria producida durante la lactancia natural, muchas veces desencadenada por las grietas del pezón, además de las plantas antibióticas (ajo, bardana, capuchina, cebolla, drosera, equinácea, gayuba, helenio, pulsatila, regaliz, rábano y vellosilla), debe evitarse la retención de leche en los pechos y aplicar un tratamiento local a base de compresas o cataplasmas con vincapervinca (detiene la producción de leche y alivia las inflamaciones mamarias) y dulcámara (mejora las inflamaciones mamarias de las mujeres lactantes).
Alimentación equilibrada, integral y biológica
Olga Cuevas Fernández (Química, Bioquímica y especialista en Nutrición y Salud, autora de «El equilibrio a través de la alimentación. Sentido común, ciencia y filosofía oriental», León, 2000) considera que la base de la alimentación de la embarazada, en torno a un 50%, deben ser los cereales integrales biológicos, tanto en grano (arroz, mijo, quinoa) y copos (avena, cebada) como en pasta (trigo). Un 25% de verduras variadas cocidas o en ensalada, fruta propia de la estación en pequeña cantidad y sobre todo cocinada en invierno y cruda en verano. El restante 25% pescado azul o blanco, legumbre o carne de ave.
El organismo requiere, para adaptarse a la situación del embarazo, una cantidad algo mayor de calcio y hierro, que puede cubrirse con algas (iziki o hijiki, arame, …), lentejas, brócoli y nabos.
Olga Cuevas recomienda aumentar ligeramente la cantidad de proteínas de fácil
asimilación (pescados y carne de ave) y tener en cuenta la importancia de la vitamina D en la formación del esqueleto del bebé, para lo cual pueden tomarse setas shiitake y pescados azules así como pasear al sol.
A fin de garantizar el crecimiento del feto y la formación de la sangre ha de asegurarse el aporte de ácido fólico, abundante en la levadura de cerveza, verduras de hoja verde, legumbres y cereales integrales.
Respecto a la sal en la dieta, ligada a la retención de líquidos: «No debe quitarse, ni aumentarse, la sal porque los riñones de las embarazadas tienen mayor pérdida de sodio».
Para eludir cualquier deficiencia nutricional Cuevas Fernández aconseja no modificar de manera brusca la alimentación y no realizar dietas depurativas o ayunos, ante la posibilidad de que los tóxicos movilizados pasen al feto.
Por entender las náuseas como un indicativo de los alimentos perjudiciales para éste, no tomar fármacos para evitarlas. También ha de prescindir la futura madre de alcohol, café, teína, teobromina del chocolate y otras sustancias excitantes, así como de los medicamentos, pues además de pasar a la placenta y dañarle, interfieren en la absorción de nutrientes importantes. Por su nocividad, abstenerse de
edulcorantes artificiales (sacarina, aspartamo) y de toda sustancia química usada como aditivo alimentario.
Evitar el sobrepeso y no abusar de las megadosis de vitaminas.
Para conseguir una constitución equilibrada del bebé, comer alimentos más calientes y contractivos en los meses fríos, y más refrescantes y expansivos en los meses calurosos.
Satisfacer racionalmente los antojos, si por ejemplo el antojo es de dulce disminuir la sal y los productos contractivos y aumentar los azúcares de asimilación lenta así como ingerir de vez en cuando pasas, orejones, castañas, compota de manzana y pera o manzanas asadas.
Para evitar cetosis e hipoglucemias, incluír en la dieta suficientes hidratos de carbono de bajo índice glucémico (macarrón, espagueti, arroz, legumbre) y prescindir de los de alto índice glucémico (dulces, patata).
La alimentación, prosigue Olga Cuevas, incluirá todos los ácidos grasos esenciales, series omega 3 y 6, indispensables para la formación del cerebro y de las membranas y neuronas. Tomar, por tanto, aceites de primera presión en frío, sobre todo de oliva, pescado azul, semillas de sésamo, … Los complementos de ácidos grasos omega-6 y omega-3 han de tomarse moderadamente y en una proporción de 5/1. Un mes antes del parto se suspenden los complementos de omega-3 y se sigue únicamente con omega-6, aceite de onagra por ejemplo, para regular la producción de prolactina (=hormona que estimula la secreción láctea).
Como durante el parto se realizan contracciones y dilataciones, la alimentación no debe ser ni excesivamente expansiva o yin (abuso de fruta sobre todo tropical, ensalada, líquidos y bebidas edulcoradas) ni excesivamente contractiva o yan (alimentos fuertes y concentrados, huevos, embutido, sal).
Una taza de chocolate negro de pastilla, muy caliente, sin leche y sin endulzar ayuda a inducir el parto: «El cacao tiene conocidos efectos dilatadores sobre los
tejidos musculares», argumenta en apoyo del tradicional consejo de las abuelas.
Después del parto, comer alga kombu frita durante 10 días para ayudar a contraer el útero, y para que las caderas vuelvan a su sitio son recomendables 9 días de reposo, el amamantamiento y evitar alimentos muy yin.
Vitaminas y minerales
Janet Balaskas (profesora, directora del Centro de Parto Activo de Londres que entre otras obras ha escrito «El embarazo natural. Una guía práctica desde la concepción hasta el nacimiento», Integral/RBA Libros, Barcelona, 2000) indica los nutrientes básicos de una dieta saludable: proteínas, grasas, hidratos de carbono, vitaminas y minerales.
Las proteínas contienen aminoácidos esenciales para la construcción de nuevos tejidos y el buen funcionamiento de enzimas, hormonas y anticuerpos. Carne, pescado, aves, lácteos y huevos proporcionan proteínas de gran calidad y bien asimilables. Legumbres y frutos secos tienen aminoácidos limitantes que han de combinarse con cereales para que el cuerpo obtenga proteínas suficientes. Los granos de soja biológicos son una excelente proteína vegetal.
Las grasas proporcionan energía y aseguran el funcionamiento del organismo, sobre todo del sistema nervioso, son ricas en vitaminas A y D y se encuentran en carne, pescado, productos lácteos frescos y aceites vegetales.
Los hidratos de carbono, azúcares, almidones y fibra, son una gran fuente de energía y se hallan sobre todo en patatas, cereales y legumbres.
Janet Balaskas resalta las vitaminas y minerales importantes durante el embarazo,
esenciales para el crecimiento y el desarrollo:
– Hierro , componente esencial de la hemoglobina, sustancia sanguínea que proporciona oxígeno al niño, que utiliza hasta 1/3 de la ingesta materna de hierro para fabricar sangre y crear las reservas necesarias para después del nacimiento. Son fuentes principales de hierro la ternera, sardinas, huevos, fruta seca (higo, ciruela, albaricoque), almendra, melaza, levadura de cerveza, pan integral, germinados, remolacha, brécol, verduras de hoja verde y algas: «Combinar los alimentos ricos en hierro con vitamina C ayuda a la absorción de este mineral. Evita beber té o café durante las comidas, o inmediatamente después de ellas, puesto que inhiben la absorción del hierro».
– Ácido fólico , necesario en el embarazo hasta el doble del habitual para colaborar con el hierro en la formación de glóbulos rojos y para el desarrollo del sistema nervioso del niño. Son fuentes de ácido fólico la levadura de cerveza, las verduras de hoja oscura y de tubérculo, los cereales integrales y los germinados, ostras, salmón, leche entera, dátiles y setas.
– Vitamina C , antibiótico natural que ayuda a combatir y prevenir las infecciones y en la absorción del hierro. Al igual que sucede a otras vitaminas, la C se destruye al someterla a cocción o ser procesada. Son fuentes de vitamina C los cítricos, fresa, grosella negra, frambuesa, sandía, kiwi, brécol, col de bruselas, patata y berza.
– Zinc , mineral que colabora en los procesos de crecimiento y de curación, puede ser también una ayuda para evitar las náuseas. Fuentes destacadas de zinc son la ternera, ostras, mariscos, frutos secos, zanahoria, maíz, tomate, plátano, levadura de cerveza, cereales integrales y germinados.
– Calcio , tranquilizante natural que además de ser esencial para reforzar los huesos y los dientes, asegura el normal funcionamiento de los nervios y músculos. Son fuentes de calcio, los productos lácteos, salmón, sardina, grano de soja, levadura de cerveza, semilla de sésamo, almendra, germinados, algas, col rizada y berza.
– Vitaminas del complejo B , que desempeñan funciones corporales esenciales. Entre sus fuentes, levadura de cerveza, huevos, soja en grano, pescado azul, germen de trigo, aguacate y frutos secos.
Balaskas considera esencial que la ingesta diaria de proteínas, grasas, hidratos de carbono, vitaminas y minerales tenga un equilibrio adecuado y esté constituída por alimentos saludables, frescos y no refinados: «Durante los procesos de refinado se desechan partes del alimento, con lo que se pierden nutrientes muy importantes y también fibra natural, muy necesaria para la evacuación».
Hace hincapié en que se consuma, siempre que se pueda, productos biológicos e
integrales, pan y arroz integral, comer sin pelar frutas y verduras de cultivo biológico («Algunas vitaminas se presentan en gran concentración bajo la piel de la fruta y en las verduras») y en cambio pelar o lavar bien las frutas y verduras convencionales pues se han empleado pesticidas para su cultivo. Incluir en la dieta diaria frutas, verduras y hortalizas frescas y evitar carne o pescado envasado o congelado en beneficio de productos no procesados: «Porque muchas de las técnicas que se emplean para conservar los alimentos, como la congelación o el enlatado, tienen como consecuencia una pérdida de nutrientes».
También, elegir frutas y verduras del tiempo: («Los almacenamientos largos causan pérdidas de nutrientes») y leer las etiquetas para evitar saborizantes artificiales, colorantes y conservantes.
Algunos alimentos integrales procesados son muy nutritivos y no contienen productos químicos: «Las conservas de soja, como el tofu, el tempeh, el miso y el tamari, por ejemplo, son riquísimas en proteínas, hierro, calcio y vitaminas del grupo B que son buenos sustitutos de la carne. Hay también otros alimentos procesados
de gran valor nutritivo, como la levadura de cerveza, los aceites prensados en frío, la miel, los quesos no industriales o la mantequilla de cacahuete».
Muchas legumbres y cereales integrales (judías, lentejas, granos de cereal, garbanzos, semillas de alfalfa, etc.) son muy nutritivos germinados pues contienen proteínas, grasas, hidratos de carbono, fibras, vitaminas, minerales y oligoelementos.
Respecto a la carne sin hormonas ni antibióticos, para Balaskas sólo pueden considerarse libres de aditivos perjudiciales la de ternera, cordero y pollo con etiqueta de crianza natural. Aunque es más cara, sostiene que es mejor comer menos cantidad y sustituirla nutritivamente con legumbres secas o cereales, así como sobre todo en la situación del embarazo evitar el hígado por sus muchos residuos y la riqueza en vitamina A. El pescado, mejor el de alta mar, menos contaminado que el de agua dulce.
Peso y sobrealimentación
Para el doctor Eduardo Alfonso («Curso de Medicina Natural en cuarenta lecciones», Kier, Buenos Aires, 1995), la alimentación de la mujer embarazada debe ser escasa en proteínas, grasas y sal, exenta de especias y abundante en calcio y hierro, especialmente presentes en verduras verdes, frutas y hortalizas. Prohibición absoluta del consumo de leche si se presenta albuminuria (=albúmina en orina por deficiencia renal). Las vitaminas tienen especial importancia durante el embarazo: las liposolubles A y D favorecen el crecimiento intrauterino, la falta de la vitamina B produce debilidad congénita y parto prematuro, la carencia de la C trastornos en la formación de la sangre y en el desarrollo de los huesos y dientes. En su opinión, hay que cuidar que no falten a las mujeres embarazadas los alimentos crudos y los granos cereales germinados.
En el último mes del embarazo conviene extremar el rigor de la alimentación, para evitar una sobrecarga grasosa de la madre y del feto y para preservar de la albuminuria y sus consecuencias. Además, no hay interés ninguno en que la criatura nazca con un peso superior a tres kilogramos, lo que en todo caso dificulta el parto, sobre todo en las mujeres primerizas: «El hijo debe engordar después de nacer, especialmente a partir de los dos meses, pero no en el vientre de la madre».
Condiciones idóneas
Desde una perspectiva diferente Alfred Vogel («El pequeño doctor», Ars Medica, Barcelona, 1997) estima que en el embarazo la alimentación ha de ser necesariamente rica en vitaminas y sustancias minerales, por lo que conviene consumir hortalizas crudas y frutas frescas en abundancia.
Vogel indica que los 3 primeros meses después de la última regla son de la máxima
importancia respecto a los influjos nocivos sobre la vida del embrión. La alimentación de la futura madre debe ser lo más natural posible, no es en absoluto necesario comer mayor cantidad de alimentos. Una mujer embarazada debería poder respirar oxígeno suficiente, paseando al aire libre donde sea lo más puro posible, en el bosque y en el campo, y conseguir así las mejores condiciones para un buen desarrollo del niño.
Por las graves consecuencias de su consumo, toda madre debe no tomar alcohol ni fumar durante el embarazo. También debe evitarse la aplicación de irradiaciones como rayos X, radium y las radiaciones artificiales empleadas en radioterapia, así como la toma de remedios químicos contra el dolor de cabeza, tranquilizantes y somníferos durante el embarazo y la lactancia, máxime cuando hay gran cantidad de remedios vegetales inocuos que son una verdadera ayuda contra tales trastornos pasajeros.
(artículo publicado en Conocer Arganzuela nº 108/109/110, octubre/noviembre/diciembre de 2001)
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