Es un trastorno reciente o «nuevo», con varias fechas relevantes en su historia. En 1981 aparece el concepto de fibromialgia, que reemplaza al anterior de fibrositis. En el año 1987 JAMA (publicación de la Asociación Médica Americana) anuncia que la fibromialgia existe. En 1989, Textbook of Rheumatology (publicación médica especializada en reumatología) dedica un capítulo a la fibromialgia firmado por el doctor Robert M. Bennett. En el año 1990 el Colegio Americano de Reumatología explicita los criterios modernos de esta afección. Y es en 1992 cuando la OMS (Organización Mundial de la Salud) califica la fibromialgia como enfermedad reumatológica.
Factores que parecen predisponer
Aunque la etiología permanece desconocida, existen sospechas bien fundadas sobre factores predisponentes. Al examinar la casuística, afecta con mayor frecuencia a las mujeres, en proporción 9:1 respecto a los hombres, y sobre todo entre los 30 y 60 años. Un 50% de diagnosticados de fibromialgia relaciona el inicio de los síntomas con traumatismos, físicos o emocionales, o infecciones sobre todo virales.
Como en otras ocasiones, argumenta Hernández Ramos, se plantea la cuestión de si en la fibromialgia: «Los problemas psíquicos, neuróticos y depresivos típicos son el resultado lógico de un trastorno crónico, doloroso e incapacitante, o si éstos forman parte del origen del trastorno, como parecen señalar también las estadísticas, … Sí parece significativo el hecho de que un buen número de personas mejoran la sintomatología al solucionar o mejorar sus conflictos emocionales, familiares o laborales, socioeconómicos, …, «.
Es casi siempre una enfermedad de los tejidos mesenquimatosos (conjuntivo, tendones, músculos y no siempre huesos) con inflamaciones extraarticulares dolorosas, crónicas o recidivantes en diferentes puntos. Las zonas más afectadas son los ligamentos, tendones, fascias y los límites entre cartílagos y huesos. Los dolores suelen ser de localización cambiante, pero las zonas comúnmente afectadas son las lumbares, las cervicales y las áreas más cercanas a las grandes articulaciones. Las molestias son más intensas por las mañanas y también se ven incrementadas por acción del frío, la humedad, el estrés psíquico y el sobreesfuerzo.
Además de la sintomatología dolorosa puede presentarse insomnio, cefaleas, alteraciones del sistema neurovegetativo, estreñimiento, dismenorrea, trastornos respiratorios y cardiovasculares. Y, por lo general, las pruebas de laboratorio como analíticas, etc., suelen proporcionar valores normales.
Según Hernández Ramos parece que los afectados presentan una disminución de serotonina en el líquido cefalorraquídeo. Se han encontrado ciertas perturbaciones en el metabolismo de la vitamina B1 o tiamina, que puede estar relacionado con la existencia de anomalías que afectan a la serotonina, dada la relación entre la tiamina, como cofactor, y la actividad de los neurotransmisores. Además: «Al ser testado el 5-hidroxi-triptófano, (metabolito intermedio en el metabolismo de la serotonina, de la que es precursor), en tres estudios sobre fibromialgia se han obtenido resultados positivos, observándose una disminución significativa del número de puntos sensibles, así como una mejoría en la rigidez matinal, la calidad del sueño, la ansiedad y la fatiga».
Asimismo, se acumulan las evidencias de una correlación marcada entre la habilidad del cuerpo para detoxificar sustancias xenobióticas (=extrañas a la materia viva) y los procesos como fibromialgia o síndrome de fatiga crónica. En personas con fibromialgia hay sensibilidad o intolerancia a productos químicos como gasolina, queroseno, cloroformo, gas natural, pesticidas, disolventes, adhesivos, pegamentos, fibra de vidrio, formaldehído, agentes limpiadores y ciertos medicamentos: «Sensibilidad o intolerancia que hace sospechar que son personas que presentan una actividad enzimática de desintoxicación hepática comprometida», por lo que, entiende el ponente, es importante llevar a cabo una detoxificación celular, incidiendo en el factor hepático, antes de realizar una reestructuración bioquímica con nutrientes ortomoleculares.
Diagnóstico a través de la sintomatología
El diagnóstico convencional se basa en la sintomatología, de modo que se requiere la presencia de los tres síntomas mayores y algunas de las otras manifestaciones.
Son síntomas mayores 1º el dolor o rigidez generalizada de al menos tres sitios anatómicos durante como mínimo tres meses, rigidez que se agrava con los cambios de temperatura y climáticos en general y por mantenerse en la misma posición durante un largo período de tiempo; 2º, seis o más típicos puntos sensibles reproducibles, y 3º exclusión de otros trastornos como reúmas o neuralgias que pueden causar síntomas similares.
Las otras manifestaciones son fatiga generalizada y dolor de cabeza crónico en cuello, hombros y tejidos blandos alrededor de la articulación temporomandibular. Trastornos del sueño, con dificultad para conciliar el sueño o despertares frecuentes durante la noche expresados como no poder dormir o no sentirse bien, o con sensación de no haber descansado a pesar de haber dormido un buen número de horas. Quejas neurológicas y psicológicas, depresión y ansiedad. Sensaciones de atontamiento y hormigueo, y de adormecimiento y tumefacción de algún miembro, a veces con sensación de picor o quemazón en las extremidades. Dolor en el plexo solar. Trastornos cognitivos, con lagunas mentales, dificultad para concentrarse y torpeza para hablar o escribir. Sensibilidad a la luz, el ruido, los olores y cambios estacionales. Especial sensibilidad a las sustancias y productos químicos mencionados con anterioridad (gasolina, pesticidas, agentes limpiadores y ciertos medicamentos, etc.). Pérdidas de equilibrio y orientación. Síndrome de intestino irritable o trastornos digestivos que incluyen dolores abdominales, hinchazón, estreñimiento y diarrea típicos del colon irritable. Y variación de los síntomas en relación con la actividad, el estrés y los cambios climáticos.
Sobre las tablas que evalúan el porcentaje de los síntomas encontrados en la fibromialgia, en un 100% de los casos hay dolores y rigidez, especialmente por la mañana. Fatiga en el 96%, e insomnio o sueño perturbado en el 86% de los casos. En un 72% dolores articulares, mientras se agravan los síntomas con los cambios de tiempo en el 70%. Nerviosismo en las piernas, entumecimiento y picores, y pérdida de memoria aparecen en torno a un 50% de los casos. Calambres en los miembros inferiores, dificultad para concentrarse y colon irritable se manifiestan aproximadamente en un 40%. Nerviosismo y ansiedad en el 32% y depresión en un 20% de las ocasiones.
Como manifestaciones asociadas a la fibromialgia se añaden candidiasis, espasmofilia, síndrome de sequedad de los ojos y boca, alergias, rinitis perenne, apnea del sueño (=asfixia), vértigos, artritis reumatoide, dismenorreas, trastornos digestivos, vejiga irritable, síndrome de colon irritable, bruxismo (=rechinar de dientes) y fotofobia.
Nutrición celular
Ante la defectuosa actividad enzimática de detoxificación hepática observada en los casos de fibromialgia, la nutrición ortomolecular propone la utilización de nutrientes correctores para que el hígado pueda realizar la necesaria detoxificación celular, entre ellos los aminoazufrados como taurina, metionina, cisteína y glutatión, y sus cofactores B6 y B9, además de moléculas vegetales ricas en compuestos azufrados como ajo y rábano negro, y oligoelementos catalizadores de las funciones de desintoxicación.
Se aconseja efectuar una adecuada higiene intestinal así como el uso de prebióticos y de antioxidantes que protegen el tejido conjuntivo de la agresión de radicales libres a la vez que regulan ciertos procesos inflamatorios.
Además: «Se produce un efecto analgésico natural cuando en el cerebro mejoran los niveles de serotonina y los receptores de noreprinefina. El 5-hidroxitriptófano mejora los niveles de serotonina en el cerebro, otros nutrientes como fenilalanina o tirosina pueden aumentar los niveles de noreprinefina, y la S-adenosylmetionina (SAM) puede ser efectiva para reducir el dolor crónico» .
En el control de enfermedades agresivas es necesario mantener una óptima producción de moléculas colágenas para lo que, opina, es imprescindible cantidades suficientes de vitamina C, que controla y regula su producción, así como la presencia de lisina y prolina: «La lisina debe ser suministrada en la dieta ya que nuestro organismo no la produce y la prolina puede ser producida pero sólo en cantidades muy limitadas, además de que puede agotarse en enfermedades agresivas sobre el colágeno, por lo que también es recomendable un aporte dietético».
Generalmente quienes están afectados de fibromialgia son personas deprimidas, por lo que si es el caso también hay que tratar las alteraciones bioquímicas relacionadas con tal depresión.
Corrección alimentaria, depuración y reestructuración
En primer lugar y respecto a la dieta, la persona diagnosticada de fibromialgia ha de evitar grasas animales (ricas en ácido araquidónico, precursor de prostaglandinas proinflamatorias) y vegetales procesadas o hidrogenadas (preoxidadas y trans, muy nocivas) y café, té, alcohol, azúcar y derivados y tabaco (que estimulan las suprarrenales y pueden provocar agotamiento y pérdida de vitaminas y minerales).
Debe evaluarse una posible intolerancia a ciertos cereales, especialmente trigo y maíz pero también avena y centeno («En las enfermedades degenerativas, reumáticas, autoinmunes crónicas e intestinales fuertes, deben eliminarse de la dieta todos los cereales, excepto arroz integral, trigo sarraceno, quinoa y mijo») y a los lácteos, ricos en ácido araquidónico y proteínas difíciles de asimilar.
Hay que controlar el consumo de carne, reducirlo y limitarlo únicamente a la de mayor calidad posible, preferiblemente buey y caballo, poco hecha y nunca en la cena. Legumbres con moderación. Debe consumir aceites vegetales de primera presión en frío y abundantes frutas frescas maduras, vegetales y hortalizas crudas y cocidas, e incluir como norma el consumo de proteínas vegetales, sobre todo las derivadas de la soja.
En segundo lugar Hernández Ramos enfatiza evitar la sobrecarga ponderal o sobrepeso.
El tercer paso es la detoxificación celular propiamente dicha, entre uno o dos meses, mediante detoxificantes hepáticos (por ejemplo, taurina, metionina, cisteína, glutatión, rábano negro, selenio, zinc, B6, B9), antioxidantes (vitaminas A, C y E, selenio, manganeso, zinc, resveratrol, viniferina, luteína, antocianos, B6 y B1, …), higiene intestinal (enzimas, fibra, inulina, glutamina, citroflavonoides), estimulación emuntorial o depurativa (alcachofa, borraja, grosella, ulmaria, desmodium, …) y vitamina C en dosis óptima. Hernández Ramos menciona la diarrea a la hora de precisar el límite de tolerancia de cada persona a la vitamina C.
En cuarto lugar, la reestructuración biológica, entre dos y seis meses, con antioxidantes (similares a los anteriores), cofactores enzimáticos (sobre todo grupo B y zinc), vitamina C en igual dosis, ácidos grasos omega-3 y omega-6, cóctel de oligoelementos, magnesio, calcio y potasio junto con sus cofactores.
Según cada caso concreto y en función de los antecedentes, órganos en disfunción, cronicidad, etc., puede ser necesario mantener la acción de detoxificación hepática o de higiene intestinal. También, de manera opcional, puede ser conveniente el aporte de aminoácidos (5-hidroxitriptófano, lisina, prolina, tirosina, fenilalanina, …) o, como última fase, la diatermia conductiva capacitiva, ondas basadas en la electromedicina o aparatología médica no agresiva frente al dolor y la inflamación.
Para terminar, y de una manera general, siempre han de tenerse en cuenta y ser valorados los factores emocionales subyacentes, que pueden complicar la recuperación e incluso representar un factor importante del origen del problema de la fibromialgia.
También debe prestarse atención a la resolución de los problemas del sueño, que aunque lógicamente deben mejorar con el planteamiento descrito, pueden quizás requerir otras acciones específicas, de mano de la fitoterapia, por ejemplo con pasiflora, etc., o de la relajación sicosomática, sofrología, etc.
Así como la práctica de ejercicio físico saludable y en consonancia con la edad y circunstancias propias de cada caso. O el recurso a la osteopatía estructural o sacrocraneal, o la electroestimulación de baja frecuencia.
NUTRICIÓN ORTOMOLECULAR
«… El término ortomolecular lo utilizó por primera vez en 1969 el matemático, físico y bioquímico norteamericano Linus Pauling , al citar en la revista Science los trabajos realizados por el Dr. Hoffer, quien había tratado a pacientes psiquiátricos con suplementaciones proteicas, vitamina C y B3 en cantidades superiores a lo convencional. Linus Pauling definió la nutrición ortomolecular como la técnica que conserva o recupera la salud óptima variando las concentraciones de sustancias que de manera natural están presentes en nuestro organismo y que son imprescindibles para la buena salud, …»
«Se trata de una verdadera corrección bioquímica utilizando nutrientes esenciales naturales, presentes en nuestro organismo, tales como aminoácidos, minerales, oligoelementos, enzimas y ácidos grasos. Estos no pueden ser considerados medicamentos, ni por concepto, ni por acción, ni por composición, ya que basándose en el conocimiento de la biología molecular, consiste en aportar estos nutrientes para restaurar la integridad bioquímica de la persona, favoreciendo la activación de las reacciones enzimáticas y aumentando la resistencia orgánica, con el objetivo de preparar un frente ante la oxidación celular y de los tejidos, … La nutrición ortomolecular ratifica, con el respaldo de la biología nutricional y molecular, el antiguo dicho: somos lo que comemos, …». Info-Inca 1, octubre de 2001, San Sebastián, Guipúzcoa .
(artículo publicado en Conocer Arganzuela nº 131, noviembre de 2003)