OMS y Comisión E
La Organización Mundial de la Salud ( OMS ) reconoce tres aplicaciones del ginseng. Aplicaciones clínicamente probadas son para la OMS la prevención y reconstitución en casos de fatiga física y psíquica, debilidad, agotamiento, cansancio, falta de concentración y en una convalecencia. Aplicaciones tradicionales, en parte registradas en libros de medicina, son tratamiento de diabetes, impotencia, protección frente a una intoxicación del hígado y frente a trastornos del tracto digestivo como gastritis y úlceras. Y aplicaciones de la medicina popular, no probadas a través de experiencias o estudios clínicos, como afecciones hepáticas, enfriamientos, fiebre, tuberculosis, reúma, vómitos en el embarazo, presión sanguínea alta, disnea y trastornos nerviosos.
El ginseng se incluye en el listado del Consejo de Europa como un saborizante alimenticio de origen natural. También es un suplemento alimenticio para la legislación de Estados Unidos, donde la Food and Drug Administration ( FDA ) incluye al ginseng en la lista de plantas consideradas seguras.
La Comisión E alemana , referente en la farmacopea europea, aprobó el uso del panax ginseng sin necesidad de prescripción médica como tónico para vigorizar y fortalecer en casos de fatiga y debilidad, disminución de la capacidad de trabajo y de la concentración, y también para su uso durante la convalecencia. Para la Comisión, no se conocen contraindicaciones, efectos secundarios e interacciones con otras sustancias. Como duración por regla general establece hasta tres meses, puede reanudarse de nuevo aunque no es aconsejable una ingesta continuada. Entre los efectos: «En diferentes modelos de estrés, se ve aumentada la capacidad de adaptación».
Adaptógeno frente al estrés
«Incontables experimentos y una investigación rigurosa, que abarca varias décadas, ha demostrado que el ginseng es una sustancia bastante inocua que vigoriza al organismo de quienes padecen alguna enfermedad y mantiene saludables a quienes disfrutan de ese tesoro incomprendido que es la salud. Y aunque al ginseng se le conoce y utiliza desde hace miles de años, pareciera que fue diseñado exactamente para satisfacer una de las necesidades más apremiantes de la era moderna: combatir los efectos del estrés. Éste es su mayor mérito. Por sí mismo el estrés no mata pero sí puede destruir las vitaminas y hormonas del cuerpo, destrozar los nervios, atrofiar las glándulas de secreción interna, despojarlo de sus vitales proteínas, producirle úlcera gástrica y colitis, favorecer el desarrollo de males cardiovasculares y convertir un organismo joven, saludable y dinámico en un ente enfermo, agotado y prematuramente envejecido» ( Erwin Möller , bioquímico y nutriólogo).
El ginseng se ha utilizado en medicina tradicional de Asia desde hace 5000 años como tónico y reconstituyente. Abundantes estudios recientes ratifican su acción sobre el sistema inmune y cardiovascular además de su conocida actividad adaptógena y sobre el sistema nervioso central, según Mª Victoria Naval López , que con otros miembros del departamento de Farmacología de la Universidad Complutense de Madrid pasan revista a buena parte de los múltiples estudios realizados hasta el año 2002, en vivo, in vitro y clínicos, para confirmar las actividades atribuidas al ginseng.
Se califica al ginseng como planta adaptógena, capaz de estimular la resistencia no específica del organismo a situaciones de sobreesfuerzo, sobre todo debido a los ginsenósidos, cuyas acciones son, en resumen, bloqueo de la analgesia inducida, nootrópica, disminución de la presión sanguínea, antiarrítmica, hemolítica, mejora de la función cardíaca y de la inmunidad celular e inhibición de la agregación plaquetaria.
Ingrid Pfendtner indica que por tratarse de un adaptógeno, el efecto del ginseng se nota cuando el equilibrio interno se ve alterado, al estar sometido cierto tiempo a una alteración nerviosa, sufrir una infección o sentirse físicamente agotado. Un cuerpo tratado con ginseng está preparado y se protege mejor contra los trastornos que le afectan desde el exterior, el cuerpo se adapta, el ginseng es un adaptógeno:»Sustancia cuyo efecto se adapta a cada tipo de situación, la misma sustancia actúa de diferente manera según sea la situación y el estado de la persona que lo utilice. Puede aumentar o disminuir la presión sanguínea, provocar una subida o un descenso del nivel de azúcar en sangre, actuar de estimulante o de tranquilizante. Cuando hay valores equilibrados no suele aparecer un efecto inmediato. En cada persona estimula, apoya y mejora las defensas del organismo. El ginseng actúa en diferentes partes de nuestro cuerpo, por su carácter polifacético ayuda a equilibrar estados en los que se ha roto la armonía, normaliza las funciones del organismo y hace posible mejorar determinadas insuficiencias y frenar hiperfunciones».
Para Iona Purtí , al igual que ajo y eleuterococo, el ginseng es una planta somatésica, que mantiene el equilibrio del cuerpo, del cual depende la salud, no estrictamente curativa sino preventiva, que estimula y aumenta las respuestas hormonales del organismo, actúa sobre el cuerpo, donde hace más falta su ayuda. Es un extraordinario adaptógeno, regulador del organismo, que aumenta la resistencia y fortalece los mecanismos de defensa del cuerpo, y restablece el equilibrio y la salud si ha estado desordenado, eleva la capacidad para adaptarse y actúa en caso de necesidad.
Son requisitos de un adaptógeno: 1) tener una acción general y no específica y actuar a través de numerosos factores del metabolismo. 2) un efecto tónico, normalizador y regulador. 3) no tener ningún efecto secundario ni provocar alteraciones fisiológicas.
Un adaptógeno estimula las glándulas suprarrenales, tonifica el sistema nervioso central, aumenta la producción de anticuerpos, aumenta la resistencia física e incrementa la tolerancia a la glucosa.
Acciones en el organismo
En el sistema nervioso central el ginseng actúa como tónico, aumenta la resistencia frente a la fatiga y el estrés, mejora la memoria y tiene un efecto anabolizante. En el aspecto cognitivo tiene un efecto nootrópico que aumenta la síntesis de acetilcolina y el metabolismo de proteínas en el cerebro y que disminuye el nivel de serotonina y las especies reactivas de oxígeno o radicales libres. Tiene actividad vigorizante, con efecto favorable sobre aspectos de la función psicomotora como atención, procesamiento de la información, tiempo de reacción auditiva y funciones sensoriales y motora integradas.
Iona Purtí considera que la acción del ginseng se debe sobre todo a sus componentes esteroides, compuestos químicos que actúan como anabólico natural: «Un anabólico es una sustancia que fortalece la salud general del organismo, descompone los alimentos en azúcar y da energía y regula el consumo de energía, lo contrario de un catabólico, por ejemplo la anfetamina que temporalmente proporciona más energía a la persona pero a partir de los nutrientes que ha reservado el cuerpo, gastando sus reservas de energía, en un proceso peligroso si continúa un tiempo prolongado».
Sobre el sistema cardiovascular, el consumo de panax ginseng disminuye el consumo de oxígeno por el miocardio y produce vasodilatación, protege contra el daño en el miocardio asociado a condiciones de anoxia (oxigenación insuficiente) severa, también tiene acción frente a arritmias inducidas e infarto de miocardio y disminuye la presión sanguínea al relajar el músculo liso. Tiene un marcado efecto hipotensor junto con bradicardia (lentitud del latido cardiaco), aunque dosis elevadas de ginseng causan vasoconstricción en lugar de vasodilatación.
Se ha comprobado que el ginseng normaliza la presión sanguínea tanto en estados de hiper como de hipotensión, es eficaz en hiperlipidemias, reduce el contenido sérico y en sangre de colesterol y triglicéridos, aumenta el colesterol-HDL y disminuye la adhesividad plaquetaria, lo que es útil para tratar afecciones cardiovasculares. También se podría justificar parcialmente su reputación como afrodisíaco, estudios en pacientes con disfunción eréctil corroboran la fama del ginseng de aumentar la potencia sexual.
Para Ingrid Pfendtner el ginseng no es un remedio que estimule la potencia sexual pero sí ayuda indirectamente pues mitiga los efectos que produce el estrés, relaja, estimula y tonifica el cuerpo, lo que permite tener la mente libre para el amor.
Jorge D. Pamplona Roger corrobora que no es un afrodisíaco en sentido estricto, ya que no excita el deseo sexual, sino que mejora la capacidad y el funcionamiento genitales.
Con relación al sistema inmunológico, el ginseng estimula la acumulación de neutrófilos y la respuesta inmune, con efectos antitumorales de los polisacáridos del ginseng. Su actividad antiviral puede estar regulada a nivel inmunológico.
En el aparato gastrointestinal el ginseng relaja y ablanda las partes inflamadas y protege ante la úlcera gastroduodenal, al parecer por reducir la capacidad de adhesión y disminuir así la patogenicidad de la bacteria helicobacter pylori, una de las principales causas de formación de úlcera gástrica.
La raíz de ginseng es moduladora de procesos metabólicos, incrementa la corticosterona y disminuye el glucógeno sérico y la glucemia en diabetes tipo II, debido a que acelera la lipogénesis hepática y a que incrementa el almacenamiento de glucógeno.
El ginseng ha demostrado un aumento en la capacidad de trabajo, uno de los índices utilizados para medir la habilidad de adaptación. Actúa como modulador del eje hipotalámico-hipofisario-adrenal: «Éste podría ser el motivo de mejora en 11 parámetros de medición de calidad de vida en un extenso estudio a doble ciego utilizando un extracto estandarizado de ginseng».
Uno de los principales efectos observados como detoxificador es su acción antirradicalaria, como captador de radicales libres. Se ha observado también un efecto protector del ginseng frente a hepatotoxicidad inducida por alcohol y fármacos: «El ginseng ejerce un efecto protector frente a los daños causados por la ingestión de alcohol, … La disminución de la concentración de alcohol en sangre se debe a una disminución de su absorción a nivel del tracto digestivo».
Respecto a las acciones hematológicas, Mª Victoria Naval destaca que se ha observado un efecto inhibitorio de la agregación plaquetaria mediante la regulación de los niveles de tromboxanos: «El ginseng reduce la coagulación sanguínea y potencia la fibrinolisis». También se ha documentado su acción hemostática y antiinflamatoria.
El recorrido por los estudios realizados en torno al ginseng concluye con las acciones sobre la biosíntesis de ADN y ARN: «El extracto de ginseng puede aumentar la biosíntesis de ARN y la incorporación de aminoácidos al núcleo de células renales y hepáticas. También incrementa la biosíntesis de ADN y de proteínas en la médula ósea, efectos ambos beneficiosos para el tratamiento de la anemia hemorrágica puesto que se ha confirmado un aumento en la incorporación de hierro en células sanguíneas».
Para el Dr. Jorge D. Pamplona Roger , no conviene asociarlo con medicamentos que contengan hierro pues este mineral interfiere químicamente con los principios activos del ginseng disminuyendo sus efectos.
Ginseng, vitaminas y minerales
Puede utilizarse ginseng puro o combinado con vitaminas y minerales, jalea real, polen, lecitina y otras plantas. Ingrid Pfendtner indica que: «Si quiere utilizarse el ginseng como reconstituyente general o para prevenir posibles enfermedades, puede tomarse en forma de preparados en los que aparece combinado con otras sustancias. Si quiere tomarse para recuperarse de una enfermedad grave o prepararse para afrontar mejor una etapa cargada de estrés y de mucho trabajo, lo mejor sería recurrir a ginseng puro y en dosis suficientemente altas».
Iona Purtí considera que:»El ginseng combinado con vitaminas es especialmente recomendado en quienes sufren pérdida de memoria y torpeza de
entendimiento, astenia, fatiga física y mental, convalecientes de una enfermedad grave o intervención quirúrgica y adictos al alcohol y otras drogas».
Iona Purtí recomienda tomarlo en ayunas o entre comidas, con agua, miel natural o leche, y no tomar ningún alimento ácido (café, té, frutas, zumos, yogur, vinagre, etc.) una hora antes ni una hora después de haberlo ingerido: «El ginseng es una sustancia alcalina muy sensible que pierde sus efectos con un producto ácido».
Ingrid Pfendtner sostiene que cualquiera puede tomar ginseng, mayor o joven, enfermo o con una salud de roble: «No se conoce ninguna enfermedad incompatible con el ginseng. Existe una excepción: los terapeutas chinos no lo recomiendan a personas demasiado fogosas, iracundas y sobrexcitadas, el ginseng avivaría aún más el fuego. Personas con este carácter suelen tener la presión sanguínea alta, razón por la que suele tomarse la precaución de no recetarlo a personas con la presión sanguínea excesivamente alta». Como la mayoría de las plantas medicinales el ginseng produce su efecto poco a poco, por lo que se recomienda tomar ginseng durante 2 a 3 meses.
Astrid Van Ginkel señala que no se han observado efectos secundarios nocivos ni síntomas de tolerancia siempre que se tome en las dosis recomendadas, en torno a un gramo al día. Las conclusiones de los estudios toxicológicos realizados sobre el extracto de ginseng coreano confirman que tomado directamente puede ser usado con gran seguridad en una administración a largo plazo. Con todo, afirma que es preferible no administrar ginseng en casos de hipertensión, ansiedad, excitabilidad e insomnio, así como que por tratarse de una planta estimulante no es aconsejable su uso continuado.
Referencias
– Monografía Ginseng, Astrid Van Ginkel, Fitomédica, Barcelona, 1997.
– Los alimentos milagrosos, Erwin Möller, Grijalbo, México, 1997.
– Enciclopedia de las Plantas Medicinales, Dr. Jorge D. Pamplona Roger, Safeliz, Madrid, 1998.
– Gran Enciclopedia de las Plantas Medicinales, Dr. Josep Lluís Berdonces i Serra, Tikal, Premiá de Mar, Girona, 1999.
– Energía y vitalidad con el ginseng, Iona Purtí, integral/RBA, Barcelona, 1999.
– Ginseng, Ingrid Pfendtner, Edaf, Madrid, 2001.
– Ginseng, Mª Victoria Naval, Mª Pilar Gómez-Serranillos, Mª Emilia Carretero y Ángel Mª Villar, Revista de Fitoterapia, CITA, Valencia, 2002
(artículo publicado en Conocer Arganzuela nº 126, mayo de 2003)