Colón no descubrió América en 1492. El «descubrimiento de América» es evidentemente un fraude histórico ya que allí desde hacia milenios había gentes que habían penetrado en el continente a través del estrecho de Bering, construyeron varias civilizaciones y no eran «salvajes».
Como explica Paredes [[Domingo Paredes, D. 1989. Ecuador: Ciencia y Tecnología Precolonial. Editorial El Duende. Quito.]]: «Frente a tal visión deformada y ahistórica, se redescubre a nuestros pueblos en el crucial momento de su evolución, en el tránsito de primitivas formas comunitarias hacia formas pluriclasistas de división del trabajo, lo cual se expresa en el desarrollo de múltiples ámbitos del saber y el hacer como la cerámica, la agricultura, la construcción de viviendas, caminos, embarcaciones, monumentos ceremoniales, textilería, orfebrería, platería, medicina. Asimismo, se destacan las recuperaciones en el uso y conservación del suelo y del agua, mediante los cultivos en terrazas y la construcción de canales de riego; el conocimiento de la flora y fauna nativas, y la sabia utilización de las plantas medicinales … Los saberes y haceres de los pobladores de lo que ahora es el Ecuador estaban relacionados con la satisfacción de sus necesidades básicas: la alimentación, la vivienda, el vestuario, la comunicación, la fabricación de herramientas y objetos ceremoniales …”.
Oswaldo Báez cita a Eduardo Estrella [[Estrella, E. 1988. El Pan de América: etnohistoria de los alimentos aborígenes en el Ecuador. Ediciones Abya-Yala, Quito.]] que revela importantes conocimientos y técnicas relacionadas con la producción de alimentos: “Conocían las prácticas agrícolas y el uso del agua para riego mediante canales, la construcción de terrazas y andenes, lo que en varias culturas de la Sierra y la Costa necesitó un gran esfuerzo comunitario, todo esto testimonia el dominio de la tecnología agrícola y organización de los pueblos americanos en el período precolombino … A la llegada de los españoles encuentran una tecnología apropiada, funcional al nicho ecológico que solventa las necesidades comunitarias, produce un excedente para el intercambio y la complementariedad. Cuando los españoles descubrieron América, esto lo atestigua el propio Colón, encontraron un pueblo saludable, de gentes robustas y singular belleza … Mientras fueron señores de sus tierras, los aborígenes de América gozaron de una alimentación variada y balanceada. Desarrollaron técnicas agrícolas que les permitía gozar de buena alimentación y nutrición«.
La conquista no solo alteró su nutrición sino toda su cultura escudándose en la visión etnocéntrica del hombre blanco: “Para ella, el mundo no europeo es el mundo no desarrollado, privado y excluido de una “dignidad histórica” y reducido a un nivel marginal y folklórico: la visión europea del mundo devino en la única visión posible del mundo. La historia oficial destacó las “hazañas” de los conquistadores pero ocultó la verdadera historia de los pueblos americanos: sus técnicas para enfrentar los problemas básicos de la supervivencia y reproducción social, sus conocimientos protocientíficos del entorno físico y del mundo viviente” [[Oswaldo Báez. Patrimonio Cultural intangible: visión desde nuestra primera historia (II Parte) Voltaire 10 de abril de 2008.]].
La visión etnocéntrica de los blancos cumple una función imprescindible, es fundamental para evadir el justo (y sano) sentimiento de culpa por los crímenes perpetrados.
La yerba que conocemos como coca se llama en aymará koka y ha sido utilizada por los pueblos andinos, desde antes de Cristo, según evidencias arqueológicas e históricas de la costa del Perú, en Huaca Prieta (2500-1800 a.C.). Hay vestigios de su uso en Perú y en diversas culturas andinas. Es masticada (mambeada) por los indios como fuente nutricional y estimulante general de la salud, sobre todo durante sus largas jornadas a pie, en las que es su alimento casi único. En cierto modo es como el betel de los orientales [[ Ver Alfredo Embid. Fitoterapia en Vietnam. Revista de medicina holistica nº 49-50.]].
La coca ha sido durante milenios patrimonio cultural de los pueblos andinos. Tanto Chibchas, Incas, Quechuas y Aymaras lo utilizan como alimento (tiene muy alto valor nutritivo y energético), como tónico (da fuerzas para sobrevivir en las elevadas altitudes) y como medicina.
La civilización inca desarrolló, antes de la colonización española, varios tipos de agricultura y ganadería mediante un adecuado uso de los recursos vegetales y animales, logrando una nutrición equilibrada y una seguridad alimenticia. La coca ocupa un lugar central en las comunidades nativas por sus reconocidos efectos nutritivos, en forma de harina de coca en la alimentación ya que es muy rica en proteínas vegetales, vitaminas y sales minerales, por eso se almacenaba en previsión de hambrunas.
Además posee propiedades tónicas y medicinales, sola o combinada con otras plantas por lo que era la planta principal de la farmacopea.
En los Andes el escaso territorio agrícola estaba hábilmente aprovechado mediante impresionantes obras de irrigación y laborioso acondicionamiento del suelo.
También desarrollaron un sistema de comunicaciones muy eficiente, con caminos, puentes colgantes y escalinatas trabajadas en piedra, atravesando los altos Andes y los desiertos costeros que recorrían por igual los veloces «chasquis, correos de a pie» como describió González Holguín en 1608. Granos de un maíz selecto y hojas de coca componían el Tupa cocao (viático del Inka), la alimentación de emergencia, que aseguraba el ánimo y la resistencia a los chasquis y viajeros. Además distribuidos en el territorio, existían depósitos de alimentos fundamentales, ropas y armas.
Entre los Incas la Coca ocupaba un lugar central en las actividades religiosas y rituales. Ofrenda de la fertilidad, la Coca mambeada era ofrecida a Pachamama, diosa de la Tierra Madre. Se rellenaba también con hojas de Coca la boca de los muertos y se utilizaba para profetizar el futuro. La Coca también está presente y precede a las grandes decisiones económicas de la comunidad como la limpieza de los canales de irrigación; la construcción de rutas, o simplemente al inicio de los trabajos colectivos agrícolas. Todos son precedidos por la distribución de la Coca que debe ser masticada (mambeada) en comunidad. También su uso precede a los momentos vitales para el individuo formando parte del ritual de iniciación, marcando el ingreso del joven adulto en el Ayllu [[Un ayllu (quechua o aymará), también aillo, es una forma de comunidad familiar extensa originaria de la región andina con una descendencia común –real o supuesta – que trabaja en forma colectiva en un territorio de propiedad común.]] y como ofrenda antes del matrimonio.
Pero también era un elemento convivencial que se brinda a los amigos o a los parientes e incluso se honra a los visitantes desconocidos como los invasores españoles pudieron comprobar a su llegada.
Hay muchos que creen que nada de lo logrado con el continuado esfuerzo de los indígenas habría sido posible sin el sostenimiento de la coca que aseguraba el cuidado religioso de la Pachamama, la Madre Tierra.
Aún hoy subsiste el uso tradicional de la hoja de Coca en los territorios conquistados por los Incas y su uso se expande más allá, por toda América Latina.
Por ejemplo en los Andes peruanos, los rituales que preceden al trabajo en el campo siguen siendo prácticamente los mismos. Antes de emprender cualquier labor, el indio quechua coge dos o tres hojas de Coca entre el pulgar y el índice y las coloca una encima de la otra, las sopla en dirección de la montaña donde vive el espíritu Apu o Yaman que vela su comunidad, y pronuncia las invocaciones relativas a los trabajos agrícolas en curso: “Montaña sagrada, no dejes que llueva mientras yo siembro”. Para los mineros las hojas son una ofrenda a Tio, dios de las entrañas de la Tierra, al que se pide protección contra los accidentes mortales y el descubrimiento de una veta rica en metal.
1492. Desde el Caribe y Centro América la preciada hoja fue ofrecida junto con otros regalos, por los hospitalarios e ingenuos indígenas como presente a los invasores cuando desembarcaron.
Siglo XVI
El uso de la coca o coqueo es observado por Colón H.,1539; Vespucio A.,1504, desde la zona caribeña de Panamá hasta el norte de Argentina y Chile.
Sin comprender sus usos los ignorantes colonialistas españoles la condenan llamándola el “talismán del diablo” al igual que los sacerdotes cristianos especialmente por su íntima relación con los ritos indígenas y la religiosidad andina que intentan exterminar, sin conseguirlo afortunadamente.
Incluso el defensor de los Indios, Fray Bartolomé de las Casas, a pesar de reconocer que la tomaban «por salud y mantenimiento», escribió que ”daba grande asco verlo».
Los españoles inicialmente prohibieron su uso, pero rectificaron cuando se dieron cuenta de que permitía a los campesinos, y sobre todo a los mineros que extraían plata del Cerro Rico, soportar mejor la explotación más salvaje obligados a trabajar 16, 18 y hasta 20 horas [[Antonio Peredo Leigue. Coca, historia política de un agravio. Rebelión.]].
Los españoles pronto establecieron el monopolio de la venta de la coca, Lo mismo que intentan hacer los gringos, utilizando fondos del USAID. [[Sonia Molina Cabala. La mamá coca, algo más que alimento andino. 3 de abril de 2004, Voltaire.]].
Hasta hace poco en Bolivia, los mineros pasaban 8 horas en el fondo de la mina sin comer gracias a que consumían aproximadamente 100g de Coca diarios, pero también para combatir los efectos de la altura, curar sus heridas y diversas enfermedades.
Desde 1565 las virtudes medicinales de la hoja de coca fueron reconocidas por Monardes y confirmadas posteriormente por Unanue 1794, 1821; Manteggazza 1857, 1859; Moreno y Maíz 1868; Christison 1876; Ulloa, Colunga y Rios 1888; Mortimer 1901.
1567. El Segundo Concilio Limense la condena «por ser cosa sin provecho y muy aparejada para el abuso y la superstición«. Juan de Matienzo inmediatamente la defiende «Querer que no haya coca es querer que no haya Perú«.
Durante la dominación del imperio español la coca se consideró «cosa de indios», que les hacía trabajar mas para beneficio de la corona.
Siglo XVII
En 1607 el Inca Garcilaso de la Vega, consignó las virtudes y los prejuicios existentes en torno a la coca y dedicó un capítulo de sus Comentarios Reales al tabaco y a la coca: » La Coca protege el cuerpo de numerosos males y los médicos la prescriben en forma de polvo para evitar el enconamiento de la heridas y para soldar los huesos fracturados … No será razón dejar en olvido la hierba que los indios llaman coca … principal riqueza del Perú«.
Siglo XVIII
En el siglo XVIII la Coca también sirvió de instrumento de resistencia a los insumisos protagonistas de las grandes rebeliones indígenas en Bolivia y en Perú, lideradas respectivamente por Julián Apasa llamado Tupac Amaru y José Gabriel Condorcanqui, llamado Tupac Katari. Por ejemplo durante la revuelta de 1780, en la que 60.000 aymarás y quechuas (etnias de Bolivia y del Perú) se sublevaron contra la autoridad española, y el del sitio de La Paz al año siguiente. Según la historiadora boliviana Ana María Lema, Tupac Katari ordenó a uno de sus lugartenientes “Tomar el control de la producción local de las haciendas de yungas y apropiarse de la coca circulante. […]. Por otra parte, estos decomisos les permitieron obtener dinero para poder solventar otros gastos”. Por este medio, los rebeldes privaron a los españoles de una parte de sus recursos a tal punto que ciertos investigadores piensan que la hoja de Coca fue uno de los pilares de la resistencia indígena. Durante los seis meses que duró esta rebelión, las milicias indígenas de Tupac Katari eran aprovisionadas en hojas que permitieron también a los sitiados soportar las privaciones [[Ana María Lema. Alain Labrousse. «Drogues un marche de dupes». Observatoire Geopolitique des Drogues.]].
1786. Aparece registrada en la Enciclopedia Botánica de Lamarck con el nombre científico de Erythroxylum coca, la hoja de coca (Erythroxylum coca; Erythroxylum novogranatense).
En 1794 el medico peruano Hipólito Unanue publica en el Mercurio Peruano su «Disertación sobre el aspecto, cultivo, comercio y virtudes de la famosa planta del Perú nombrada Coca» donde la definió como «architónico del reino vegetal«.
Siglo XIX
En 1809 después de una serie de victorias, las fuerzas del Rey establecieron “una contribución patriótica excepcional” destinada a financiar sus equipos. Para ello los ingresos por concepto de Coca siempre fueron “uno de los objetivos principales”. Hasta 1825, el impuesto de venta sobre la Coca llega ser de hasta un 30% [[Ana María Lema. Alain Labrousse. «Drogues un marche de dupes». Observatoire Geopolitique des Drogues.]].
En 1821 en los Estados Unidos se publica el primer informe médico del doctor peruano Unanue «Communication to Mr. Mitchil» en el American Journal Sciences and Arts.
En el siglo XIX viajeros notables como el general Miller (1828), J. J. Von Tschudi (1853) y sir Clements Markham (1862) comprobaron y dieron testimonio de sus virtudes, recomendando su empleo.
En 1858 la expedición de la fragata Novara da la vuelta al mundo y a su regreso lleva hojas de coca a Europa.
En 1859 el doctor Paolo Mantegazza, publica en Milán Italia, un estudio sobre sus propiedades «Sulle virtio igieniche e medicinale della Coca, a sugli alimenti nervosi in generale«, ensayo que es premiado.
En 1860 Albert Niemann aísla uno de sus componentes y lo bautiza con el nombre de cocaína considerándolo como «la sustancia activa», el habitual error reduccionista que aún padecemos, ya que en la planta hay otras muchas substancias activas que actúan en sinergia.
1863. Se inicia la industrialización de la coca por Mariani, en Francia. Le seguirán Parke, Davis & Co. en Detroit y E. Merck en Darmstad, que crean productos a base de coca. Schroff da cuenta del efecto insensibilizador de la cocaína en la lengua.
En 1868 el médico peruano doctor Tomás Moreno y Maíz, publica en París «Recherches Chimiques et physiologiques sur l’Érythroxylum Coca du Pérou et la cocaine«.
En 1880 la cocaína es incluída en la lista oficial de drogas de la farmacopea de los Estados Unidos. Ese mismo año Von Anrep informa sobre la acción de la cocaína en los animales. Bentley y Palmer informan acerca del tratamiento del hábito de la morfina por medio de la cocaína en la Detroit Therapeutic Gazette.
En 1883 Theodor Aschenbrandt realiza experimentos aplicando cocaína a los soldados.
En 1884 Carl Koller, colega de Freud, prueba la cocaína en el ojo de las ranas y en el ojo humano, y descubre la anestesia local. William Halsted informa que la inyección de cocaína en un nervio deja bloqueada la transmisión de las sensaciones, provocando así una anestesia local. Koller y Königstein presentan artículos sobre la anestesia local ante la Sociedad de Medicina de Viena. Al año siguiente Königstein operará al padre de Freud anestesiado por medio de la cocaína y Koller será testigo presencial de la operación.
Desde 1884 Sigmund Freud promociona el uso de cocaína convirtiéndose en un ferviente consumidor y defensor de la misma. Se publica una versión resumida del artículo Sobre la coca «Über Coca» de Freud, en el St. Louis Medical and Surgical Journal.
Freud inicia una serie de investigaciones experimentales sobre sus efectos en el hombre y trató de utilizarla para frenar la adicción a la morfina de un amigo suyo, Ernst von Fleischl-Marxow. Pero al año siguiente Fleischl, que toma cantidades cada vez mayores de cocaína, sufre una psicosis tóxica con visión de «chinches de la cocaína» que avanzan a rastras.
En 1885 Freud publica un estudio experimental de «Contribución al conocimiento de los efectos de la cocaína«, sus estudios están agrupados en su libro «Escritos sobre la cocaína» [[S. Freud «Escritos sobre la cocaína» Alianza editorial.]].
Además da conferencias ante las sociedades de Fisiología y de Psiquiatría, y valora la cocaína de Parke Davis.
El mismo año Erlenmeyer sataniza a la cocaína considerándola como «el tercer flagelo«, debido a los casos de abuso e intoxicaciones agudas en blancos ignorantes del tradicional uso milenario de la planta.
Pintada en Bolivia contra Coca Cola
1886. El farmacéutico estadounidense adicto a la morfina Pemberton fabrica con coca la Coca Cola en Atlanta como tónico medicinal [[Boletín armas para defender la salud nº 30: De la Coca Cola colonización a la guerra del agua y Boletín armas para defender la salud nº 31: Historia oculta de la Coca cola.]].
Basándose en el trabajo de Erlenmeyer y supuestamente en informes médicos peruanos, que en realidad decían todo lo contrario, Emil Kraepelin, fundador de la Psiquiatría como especialidad médica, en su manual juzga que su consumo habitual constituía una «intoxicación crónica» y su apetencia una «toxicomanía«.
Su impresentable planteamiento puede resumirse así: Puesto que la sustancia activa de la coca «intoxicaba» y la hoja de coca la contenía, consumir habitualmente hojas de coca era también una un «intoxicación crónica«.
En 1888 Ulloa, Colunga y Ríos, de la Facultad de Medicina de San Fernando en Perú emiten, a través de una Comisión especial, un informe favorable a la coca.
1889. En el Real Jardín Botánico de Kiev (R. Unido), Morris identifica la Erythroxylum novogranatense.
En 1899 el coqueo fue estigmatizado como una «adicción” o «intoxicación crónica«, sin apoyo experimental ni clínico, por Kraepelin.
En 1901 el médico e historiador Golden W. Mortimer publica en Nueva York el libro «Peru, History of Coca, The divine plant of the Incas» donde documenta y reconoce las virtudes de la coca.
En 1903 Coca cola afirma que «descocainiza» las hojas (medio millón de kilos al año) y la cocaína extraída se vende a laboratorios «autorizados«.
En 1906 se limita severamente el uso industrial de hojas de coca, quedando prácticamente la Coca Cola como la única firma autorizada.
En 1912 la llamada Convención del Opio de la Haya, incluye a la cocaína y a la coca por ser la materia prima.
1913. Perú suscribe la Convención de La Haya. Se inicia la campaña denigratoria de la coca, impulsada por psiquiatras peruanos encabezados por el mandarín Dr. Hermilio Valdizán, que ocupó la cátedra de Psiquiatría de la Facultad de la Universidad Mayor de San Marcos durante una década.
Los arrogantes psiquiatras peruanos «descubrieron una toxicomanía», de la cual los pueblos indios originarios no habrían tomado conciencia durante 5.000 años.
1947. El gobierno peruano solicita a las Naciones Unidas una comisión de estudio, debido a los informes del doctor Carlos Gutiérrez Noriega.
En 1950 se publica el Informe de la Comisión de Estudio (o Encuesta) de la Hoja de Coca de las Naciones Unidas (Lake Success, 1950). La Comisión se basa en los trabajos en contra del uso tradicional de la coca del Dr. Hermilio Valdizán y deliberadamente omite en su bibliografía anotada todos los informes médicos peruanos favorables e incluso la gran obra del Dr. Mortimer afirmando tendenciosamente que: «puede pasarse por alto«. Estas conclusiones sesgadas motivan que Bolivia y Perú protesten.
1952. Un Comité de Expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) decide que el coqueo milenario «debe ser» considerado «toxicomanía«. La OMS reincide en 1953 y en 1993.
En 1961 la Convención Única de Estupefacientes de Nueva York condenó los cultivos tradicionales de coca y acordó su erradicación. Además, en el apartado 2-E del artículo 49 de la Convención, se establece que la masticación de la hoja de coca quedará prohibida. El gobierno de Perú la suscribió.
Como resaltó este año el presidente Evo Morales, el documento de 1961 contiene errores y argumentos falsos, por ejemplo señala que el masticado de la coca conlleva un círculo vicioso que genera desnutrición cuando como hemos visto es justamente lo contrario ya que es un excelente nutriente.
«Yo consumí intensamente (coca) como 10 años cuando era agricultor y no me siento desnutrido y ya llevo casi 50 años de vida. Yo no me siento incapaz. Si fuera incapaz no fuera Presidente de la República de Bolivia y no trabajara 18 y más horas todos los días«
El documento de 1961 también incurre en error al afirmar que la coca induce al individuo a cambios indeseables de carácter intelectual y moral. Por el contrario, para los indígenas es una fuente de bienestar que hace más cálidas las relaciones entre los hombres.
En 1975 una investigación de la Universidad de Harvard, «Valor nutricional de la coca», demuestra que la masticación diaria de 100 grs. de hojas de coca satisfacen la ración alimenticia recomendada. Constata por ejemplo que 60 grs. de coca por día colman las necesidades de calcio, que tiene un gran contenido de vitamina A, etc. Concluye que la coca puede contribuir en gran medida a la dieta alimenticia (ver recuadro) [[Sonia Molina Cabala: La mamá coca, algo más que alimento andino, 3 de abril de 2004, Voltaire.]].
1978. La revista América Indígena del Instituto Indigenista Interamericano, asume la defensa del uso tradicional de la coca y la crítica del gremio psiquiátrico, publicando un artículo del antropólogo peruano Enrique Mayer, por entonces Jefe de Investigaciones Antropológicas del Instituto Indigenista Interamericano «La coca, el Mundo Andino y los Extirpadores de Idolatrías del siglo XX» y continúa con otras publicaciones.
En 1994 los presidentes de Bolivia y de Perú, en la Declaración de Ilo, asumieron conjuntamente la defensa de la coca y declararon que sería tarea común lograr la exclusión de la hoja de la Lista 1 de sustancias controladas por las convenciones internacionales vigentes.
Pintada en Bolivia
En 2004 se efectuó en Cuzco el VI Congreso Internacional de productores y consumidores de coca, que contó con la masiva participación de más de 500 personas, provenientes del Valle de Monzón, Huanuco, de Bolivia, del Valle de La Convención, Cuzco. Las productoras de Quillabamba llevaron galletas, panes y tortas hechas con harina de coca. La Coca como alimento ya había salido del continente Americano. En Bolivia empresas como Coincoca exportan productos derivados de la coca a Holanda y Dinamarca.
Los participantes del congreso se pronunciaron contra «Devida», organismo encargado de eliminar el cultivo de coca con pesticidas tóxicos para la tierra y la salud humana. Este organismo es financiado por EE.UU [[Sonia Molina Cabala: La mamá coca, algo más que alimento andino, 3 de abril de 2004, Voltaire.]].
El presidente boliviano indígena Evo Morales tomó la decisión de expulsar a la Drug Enforcement Administration, DEA, la agencia norteamericana que supuestamente se dedica al control de drogas, al igual que el presidente de Venezuela [[Andrés Soliz Rada: Evo y la DEA, Rebelión.]].
Ambos expulsaron también a los respectivos embajadores norteamericanos [[Boletín armas contra las guerras nº 203: Lo que no te cuentan sobre Bolivia. Primera parte,
Segunda parte,
Tercera parte.]].
Y a primeros de año Ecuador expulsó al agregado diplomático norteamericano Armando Astorga y al adjunto civil de la embajada de los Estados Unidos en Quito, Mark Sullivan [[Decio Machado: Expulsión de diplomáticos estadounidenses en el Ecuador y la realidad de la política antidrogas en el continente, Rebelión.]].
En realidad la actividad de la DEA es una tapadera que encubre el narcotráfico a gran escala, el espionaje y la ingerencia imperialista, en colaboración con las Embajadas de EEUU y la USAID, como ya expliqué en un anterior artículo [[Boletín182: El fraude de la guerra contra las drogas. La guerra contra Venezuela
Alfredo Embid.]].
En marzo 2009 el Presidente Evo Morales en el 52 Período de Sesiones de la Comisión de Estupefacientes de la Organización de las Naciones Unidas (NNUU) en Viena, Austria planteó la situación claramente, mientras masticaba hojas de coca en plena conferencia [[Evo Morales anuncia en Viena prohibición de libre cultivo de coca en Bolivia. ABI.]].
«Yo vengo a pedirles que se corrija un error histórico de la Convención Única de Estupefacientes de las Naciones Unidas del año 1961 sobre la hoja de coca«.
Coca y cocaína no son sinónimos. Enarbolando, a manera de emblema, el trébol de hojas dijo «Esto no es cocaína …Yo soy productor de esta hoja de coca y no por productor soy narcotraficante«.
«Yo pido a ustedes incluyan en la lista (mundial de estupefacientes) el clorhidrato de cocaína, pasta base de cocaína, sulfato de cocaína que no están en la lista«.
“La descripción contenida en la Convención de 1961 atenta contra la cultura de los pueblos indígenas, cuyos derechos fueron consagrados en la Declaración de la Organización de las Naciones Unidas y el Pacto Internacional de Derechos Económicos y Sociales, como así en la Convención 169 de la Organización Internacional de Trabajo, la Declaración de la UNESCO a favor del pueblo Kallawaya como Patrimonio Intangible de la Humanidad, entre otras cartas internacionales”.
«Si se quiere mantener este error, seríamos criminales a los ojos del derecho internacional, tendrían que erradicar a los consumidores de la hoja de coca«.
El presidente boliviano recordó que la coca no sólo simboliza la identidad de las culturas de pueblos indígenas, sino, en su estado natural, es medicinal, tiene una serie de atributos nutricionales, no causa ningún daño a la salud humana ni tampoco adicción.
Consecuentemente la recientemente aprobada Constitución Política del Estado boliviano consagra la protección a la hoja de coca y la califica como patrimonio cultural, porque en su estado natural no es estupefaciente.
Aunque el Presidente boliviano Evo Morales reconoció que : “Una parte de la hoja de coca se desvía a un programa ilegal: la cocaína. No defendemos la cocaína y nunca la vamos a defender. No somos la cultura de la cocaína” [[Morales pide que se despenalice la hoja de coca.]] añadiendo que «hemos decidido con los movimientos sociales (de Bolivia) eliminar el libre cultivo de la planta«.
El fraude de la guerra contra la coca
Los dos frentes de la guerra contra la coca son la expropiación de la salud y la expropiación de los recursos de los pueblos originarios.
La nueva Inquisición psiquiátrica en nombre de la «salud mental» se ha otorgado el derecho de demonizar a coca y otras plantas psicoactivas como el peyolt, los hongos psilocibos o la ayahuasca utilizadas tradicionalmente durante miles de años. Esta expropiación se ha hecho con la excusa de proteger la salud pública con la complicidad de la OMS.
Pero como señaló un experto peruano lúcidamente: «si de salud pública se trata, nada ha sido más perjudicial que la campaña psiquiátrica dirigida a patologizar el aprovechamiento de sustancias psicoactivas naturales, mediante la estigmatización de sus efectos como «tóxicos» y, por ello, de sus usuarios como «toxicómanos«.
Como es habitual, la jerga psiquiátrica sirve para ocultar su magnífica ignorancia y para intentar dar fundamento a sus opiniones pseudocientíficas aberrantes, pero no engañan a los pueblos originarios.
Los nativos de América consideran con razón que los prejuicios racistas anti-indígenas están en la base de la estigmatización del coqueo andino y de la hoja misma.
Los programas de erradicación de la coca siempre fueron percibidos por los campesinos como una cortina de humo destinada a justificar la ocupación de territorios, el robo de sus recursos y la represión de la resistencia. Los nativos saben muy bien que la guerra contra las drogas es una inmensa mentira que desafía el más elemental sentido común.
¿Crees que son prejuicios anticolonialistas?
Pues no.
Para entender el fraude de la “guerra contra las drogas” debes tener en cuenta algunos hechos que puedes encontrar en el informe oficial mundial de la ONU sobre las drogas:
El mayor productor de cocaína es Colombia con 62 % de la producción mundial [[2007 World Drug Report, United Nations Office on Drugs and Crime, p. 44.]].
El mayor productor de opio es Afganistán con el 92 % de la producción mundial [[2007 World Drug Report, United Nations Office on Drugs and Crime, p. 69.]].
Curiosamente el mayor consumidor mundial de drogas son los Estados Unidos [[2007 World Drug Report, United Nations Office on Drugs and Crime, p. 272.]].
Por casualidad Afganistán está militarmente ocupado por Estados Unidos con la colaboración de la OTAN y este año con la administración de Obama se han aumentado las tropas.
También debe tratarse de una coincidencia que Colombia sea de hecho una base yanki y que Obama haya acordado este año el uso para el ejército norteamericano de 3 nuevas bases colombianas, que se han ampliado a 7 [[Aumentan las tensiones en Latinoamérica por el plan del ejército estadounidense de utilizar tres bases en Colombia Democracy Now July 27, 2009.]].
La hipocresía del nuevo orden no tiene límites. Frente a ella es preciso apoyar las reivindicaciones de los pueblos originarios cuyas tierras saqueamos desde hace mas de 500 años para construir nuestra “prosperidad”.
Como lo expresa Sonia Molina Cabala «el conocimiento ancestral de las propiedades físicas y químicas, nutricionales y las bondades de la coca en los campos de biomedicina y farmacia es sólo un trozo más de la gran importancia energética y mágica que tiene en nosotros habitantes del antiguo Tahuantinsuyo: un producto vivo de la madre tierra capaz de captar en sus nervaduras y contorno todos nuestros miedos, enfermedades, preocupaciones, deseos, ilusiones, interpretaciones del futuro y sacar fuera de nosotros lo malo con total desprendimiento» [[Sonia Molina Cabala: La mamá coca, algo más que alimento andino. 3 de abril de 2004, Voltaire.]].
– Composición media de la hoja de coca/100 grs.:
01 Nitrógeno total ( N x 6.25) 20.06 Gr.
02 Alcaloides totales no volátiles 0.70 Gr.
03 Grasa 3,68 Gr.
04 Carbohidratos 47.50 Gr.
05 Alfa caroteno 2.76 mg.
06 Vitamina C 6.47 mg.
07 Vitamina E 40.17 mg.
08 Tiamina (Vitamina B-1) 0.73 mg.
09 Rivoflamina (Vitamina B-2) 0.88 mg.
10 Niacina ( Factor P-P) 8.37 mg.
11 Calcio 997.62 mg.
12 Fosfato 412.67 mg
13 Potasio 1739.35 mg.
14 Magnesio 299.30 mg.
15 Sodio 39.41 mg.
16 Aluminio 17.39 mg.
17 Bario 6.18 mg.
18 Hierro 136.64 mg.
19 Estroncio 12.02 mg.
20 Boro 6.75 mg.
21 Cobre 1.22 mg.
22 Zinc 2.21 mg.
23 Manganeso 9.15 mg.
24 Cromo 0.12 mg.
25 Beta caroteno 9.40 mg.
– Datos: Proporcionados por la Lic. Marina Escobar, nutricionista ex-trabajadora de la GTZ-Lima. Citados en La mamá coca, algo más que alimento andino. Sonia Molina Cabala. 3 de abril de 2004, Voltaire
– Boletines anteriores sobre Bolivia:
* Boletín armas contra las guerras nº 203: Lo que no te cuentan sobre Bolivia
– Enlace
(23 de setiembre de 2009)