Menopausia y salud. Pautas de nutrición ortomolecular

El Dr. Gómez Cerezo, además Experto en Medicina Biológica y Diplomado en Homeopatía y Homotoxicología, comenzó su ponencia ( Preparando la madurez de la mujer ) señalando que la madurez es un proceso permanente, más manifiesto en la mujer y, sobre todo, en las hormonas que rigen la sexualidad y la perpetuación de la especie.

Si bien toda modificación es un cambio que habría de realizarse de manera prácticamente imperceptible, ya que se trata de procesos fisiológicos, la realidad demuestra que en algunos seres humanos esos cambios pueden ser traumáticos, bien a nivel orgánico, bien a nivel emocional.

Acto seguido afirmó que cuando se analizan los cambios producidos en el climaterio, por lo general tan sólo se tiene en cuenta la patología desarrollada al producirse el declive hormonal que acompaña a la menopausia, ignorando los cambios que acontecen alrededor del declive hormonal: «La medicina quiere obviar todas las alteraciones que se producen, manteniendo niveles artificiales de esas hormonas».

La medicalización de la menopausia es, en su opinión, un proceso que afecta a la mitad de la población humana durante un período de tiempo muy largo, y que se produce por ser beneficioso y lucrativo para la poderosa industria farmacéutica: «Se está medicalizando la menopausia al redefinir una fase de la vida sana de la mitad de la población como un acontecimiento médico necesitado de tratamiento médico, para abrir una oportunidad de mercado a las compañías farmacéuticas, …, Un riesgo que queda por examinar es el relativo a la igualdad de la mujer si el tratamiento farmacológico individual es la única solución ofrecida para situaciones vitales desalentadoras o para la mala salud producida por la desigualdad social».

Gómez Cerezo considera, en cambio, que se hace necesario fomentar hábitos higiénicos para que la menopausia se viva como lo que es, como un proceso fisiológico que puede y debe transcurrir sin traumas orgánicos ni emocionales: «La regla no agobia ni angustia, por lo general, a las niñas, lo que sí les ocurre a las mujeres con la menopausia: quieren soluciones porque es algo problemático para ellas».

Sobre la terapia hormonal sustitutiva o THS, entiende que puede ser eficaz y que a veces debe utilizarse, pero también que no es una panacea como ahora se pretende vender ante los sofocos, osteoporosis, etc., administrar estrógenos para todo. Existen comunidades y sociedades como las asiáticas o sudamericanas, por ejemplo, en las que esas alteraciones son mucho menos frecuentes, se presenta un menor índice de patologías, lo que se debe especialmente a factores dietéticos y de estilo de vida.

Hasta 1900 la esperanza media de vida de la mujer no superaba los 40 años, mientras que en la actualidad bordea los 80 y, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 1200 millones de mujeres superarán los 50 años, otro motivo más para insistir en la necesidad de que la mujer se prepare de la mejor manera posible para vivir esos cambios fisiológicos.

Fisiología y biología

Siguiendo la exposición del Dr. Gómez Cerezo, la función endocrina sexual de la mujer se basa en dos hormonas, estrógenos y progesterona. Los estrógenos actúan sobre el endometrio del útero, la pared vaginal y las mamas, estimulando la producción de tejidos sobre todo a nivel de mamas, mucosa vaginal, útero y piel. La progesterona, por su parte, prepara la instauración del óvulo fecundado o, si no hay fecundación, produce la pérdida del endometrio o menstruación.

La producción de estas hormonas está regulada a nivel del hipotálamo por la hormona
GnRH (hormona liberadora de gonadotropinas), que a nivel hipofisiario produce FSH y LH. La FSH actúa en la primera mitad del ciclo, a nivel de los ovarios, para provocar la producción de los estrógenos. La LH actúa en la segunda mitad del ciclo, a nivel del cuerpo lúteo, para estimular la producción de progesterona, provocando la ovulación.

El declive progresivo de ambas hormonas, estrógenos y progesterona, da lugar a cambios biológicos, tanto orgánicos como psicológicos. Tal y como la adquisición de la actividad endocrina en la pubertad se realiza de forma fisiológica sin que exista una conciencia clara, la disminución de dicha actividad también debería producirse de forma fisiológica, sin conciencia clara del declive hormonal. No ocurre así en la sociedad occidental actual, siendo cada vez mayor el número de mujeres, entre un 75 y un 80%, que sufren el climaterio como una patología y no como un hecho biológico fisiológico.

En el climaterio tiene lugar un cambio en la actividad hormonal, con un desequilibrio
entre los niveles de estrógenos y progestágenos, distinguiéndose tres períodos claros, premenopausia, menopausia y postmenopausia.

En la premenopausia se produce un reajuste y suele disminuir la fertilidad aunque no
siempre, los ciclos son regulares o cortos con sangrado normal o aumentado y con
persistencia del síndrome premenstrual, después sobrevienen ciclos y sangrados
irregulares, pudiendo aparecer sofocos diurnos y nocturnos, insomnio, cambios del estado de ánimo y disminución de la libido.

Se habla de menopausia propiamente dicha cuando transcurre un año sin regla y además de los síntomas anteriores tiene lugar una señalada sequedad tanto vaginal como en la piel y en las mucosas en general.

Hábitos y estilo de vida

Puede adelantarse la menopausia por diversos factores, entre ellos tabaquismo, el número de embarazos, el uso de anticonceptivos hormonales, la alimentación e ingesta frecuente de alcohol, actividad física intensa o por circunstancias socioeconómicas desfavorables. Y se retrasa en cambio por la obesidad, debido a la producción hormonal del tejido adiposo. Es decir, juega un papel primordial el estilo de vida, aunque también influye la historia y herencia familiar o el tener de forma prematura la primera regla.

El uso prolongado de alcohol, tabaco, fármacos, estimulantes, colorantes, conservantes y la contaminación medioambiental provoca una demanda superior de vitaminas y oligoelementos que, si no se aportan adecuadamente, provoca un bloqueo en los mecanismos enzimáticos celulares, sobre todo en el mecanismo de obtención de energía celular, con el consiguiente envejecimiento prematuro de la unidad celular y del organismo por un exceso de radicales libres, en palabras de D. Eduardo Gómez Cerezo.

A estos hábitos y condiciones no saludables de vida cabe añadir que por exposición
prolongada al sol, a lo que también coadyuva el auge de las cabinas de rayos UVA sin control sanitario alguno, se produce el fotoenvejecimiento dérmico, como consecuencia del cual ha aumentado alarmantemente el número de carcinomas dérmicos.

Cambios orgánicos y emocionales

En el sistema hipotalámico la alteración hormonal provoca en un 65-70% de mujeres una sensación de calor repentino que se inicia en la cara y prosigue por el cuello y la parte superior del tórax, acompañado de sudoración y escalofríos, palpitaciones, mareos y náuseas, en accesos que suelen durar unos minutos aunque pueden durar desde unos segundos hasta casi una hora. Poco a poco van disminuyendo en intensidad y frecuencia hasta desaparecer unos dos años después de instaurada la menopausia.

En el aparato génito-urinario, con la disminución de los niveles hormonales de estrógenos los ovarios involucionan de tamaño, también disminuyen de tamaño el clítoris, los labios mayores y el cuello uterino. Debido a la sequedad vaginal suele disminuir la frecuencia de las relaciones sexuales, y se produce un estrechamiento vaginal. Los tejidos de sujeción del aparato urogenital se vuelven flácidos y se puede producir prolapso o la caída del útero y de la vejiga urinaria, que unido a la pérdida del tono del esfínter vesical puede provocar incontinencia urinaria ante pequeños esfuerzos involuntarios como tos, estornudos o risa. Las mamas tienden a reducirse y a presentar flacidez, tanto por pérdida grasa como de tejido glandular mamario.

En la piel, comienza a aumentar el vello en la cara, hay una tendencia a la sequedad y las arrugas, la piel disminuye su grosor y se hace más sensible a las agresiones externas, y pueden aparecer pequeñas pigmentaciones por alteración en la producción de melanina con la formación de lentigos o máculas en zonas descubiertas.

En los huesos comienza a disminuir su masa por reducción de la actividad osteoblástica, o de formación ósea, y paralelo aumento de la actividad osteoclástica o de destrucción del hueso. Cuando los huesos pierden densidad aparece la osteoporosis, que conlleva debilidad en su estructura con mayor riesgo de fractura, aplastamiento vertebral y fractura del cuello del fémur o de la muñeca.

En el sistema cardiovascular los estrógenos femeninos tienen una acción protectora, por lo que al disminuír los niveles de estrógenos el riesgo de sufrir infarto de miocardio se iguala al del hombre. Además, con la menopausia empeora la dilatación excesiva de las venas superficiales de las piernas o varices.

En el tejido adiposo, al entrar en la menopausia un porcentaje importante de mujeres sufre aumento de peso rápido, que es difícil de disminuir.

A la vez que una transición física, según Gómez Cerezo la menopausia también lo es emocional, realizándose una reflexión de la vida vivida y por vivir. Se revisa lo que se ha realizado, lo que queda por hacer y lo que ya es imposible llevar a cabo. Se genera un duelo por la fertilidad perdida y se cambia el «no querer» por el «no poder». Por lo general se asocia temporalmente con el síndrome de nido vacío provocado por el abandono del hogar de los hijos, y se inicia la soledad familiar. Los cambios corporales provocan no reconocerse en el espejo. Éstos y otros factores asociados pueden desencadenar la aparición de la depresión, que es más frecuente a partir de la menopausia.

Es habitual que se produzca una disminución del deseo sexual y de la frecuencia de las relaciones sexuales, aunque un alto número de mujeres manifiesta un impulso sexual aumentado.

Alimentación y cocina

Piedra angular de toda prevención, se reconoce a la alimentación un papel fundamental en el drástico aumento de muchas enfermedades. Gómez Cerezo aconseja cuidar el origen de los alimentos, que sean en la medida de lo posible biológicos, evitar verduras y frutas tratadas con abonos químicos, herbicidas, insecticidas, etc., las carnes que sean de ganadería extensiva sin utilización de hormonas y antibióticos, los pescados de mar y no de piscifactoría, comer alimentos lo más naturales posible y evitar los elaborados y manufacturados, que contienen conservantes, colorantes, espesantes, aromatizantes, etc., así como los envasados, que son alimentos «muertos».

Recomienda seguir la dieta mediterránea, en la que se come verduras y hortalizas en las 2 comidas principales (4 raciones diarias), frutas en desayuno, almuerzo y merienda (3 raciones diarias), cereales integrales (1-2 raciones al día), legumbres (1-2 raciones a la semana), pescado más azul que blanco (2-3 raciones semanales), carnes blancas (1-2 raciones a la semana) y evitar las carnes rojas. También, utilizar aceites crudos de primera presión en frío de girasol, lino y germen de trigo (ricos en ácidos grasos omega-3), onagra y borraja (ricos en ácidos grasos omega-6), que tienen efecto hormonal y antiinflamatorio. No tomar mucha cantidad de aceite, como una cucharadita de 5 ml en cada ración, alternándolo con las ensaladas y hortalizas, y utilizar aceite de oliva para los guisados. Comer verduras, hortalizas y frutas de temporada, que se comportan como antioxidantes por su contenido en vitaminas.

Asimismo, introducir en la alimentación cereales integrales (arroz, avena, cebada, mijo, polenta, cuscús, quinoa, trigo sarraceno, …) porque aportan de forma intacta vitaminas, minerales y oligoelementos así como la fibra necesaria para crear el bolo intestinal y favorecer la digestión, además de tener una capacidad saciante que permite disminuir la cantidad de comida diaria.

Además de las legumbres habituales, alubias, carillas, garbanzos y lentejas, Gómez
Cerezo sugiere otras como azukis y soja, que: «Contienen sustancias con características estrogénicas que pueden ayudarte. Aprende también a germinarlas, se convierten en productos vivos y más nutritivos, utilízalas como verduras frescas».

Se recomienda pescado azul (salmón, bacalao, sardina, caballa, jurel) por su riqueza en ácidos grasos omega-3, tomar alimentos fermentados como yogur y kéfir, e introducir miso, tempeh y umeboshi: «Ricos en bacterias probióticas que mantendrán sano tu intestino», y algas, ricas en vitaminas, ácidos grasos esenciales y minerales.

Del mismo modo, evitar las grasas saturadas de origen animal (carnes rojas, tocino,
margarina, leche, etc.) y eliminar los tóxicos como café, azúcar blanco, productos refinados, aditivos, sal común y alcohol.

Se aconseja hacer cinco comidas al día (desayuno, almuerzo de media mañana, comida, merienda y cena), cuidar la hidratación bebiendo entre 1,5 y 2 litros de agua diarios, y realizar una asociación correcta de alimentos: «En general puedes comer cualquier tipo de verdura u hortaliza con carne, pescado, cereales o legumbres, pero evita comer carne o pescado con cereales, legumbres o patatas. Las frutas cómelas siempre fuera de las comidas y cenas. Un no rotundo a las dietas disociadas salvajes».

Por último, y respecto a cómo cocinar los alimentos: «Las verduras házlas al vapor y al dente. Es mejor cocer que freír o asar. Utiliza fuego lento y no superes temperaturas de 110º C. Utiliza recipientes de hierro, cerámica, vidrio o acero inoxidable, evita utilizar aluminio, cobre y teflón. Es mejor utilizar energía combustible como gas o carbón que electromagnética como vitrocerámica y microondas».

Vida saludable

La primera recomendación del Dr. Gómez Cerezo al respecto es la búsqueda de los
ambientes más sanos y ecológicos. Dentro de casa, sin ir más lejos, mantener una
aireación adecuada pues al tener pisos preparados para el ahorro energético es escasa la renovación del aire: «Ventila con frecuencia durante unos pocos minutos en invierno, con el buen tiempo mantén las ventanas abiertas todo el día. Utiliza los electrodomésticos lo menos posible, ya que se genera una contaminación electromagnética que influye en nuestro organismo. En especial ten cuidado con la televisión, el teléfono inalámbrico o móvil y el microondas, al que se atribuyen malformaciones genéticas. Si se utiliza el microondas, que por lo menos sea de calidad, de manera que las ondas queden dentro del aparato».

«Busca la mejor posición de la cama», prosigue Cerezo, «para conseguir dormir en el mismo eje que el campo electromagnético de la tierra. Puedes leer libros de feng-shui o sobre la arquitectura ecológica. Es una práctica excelente ir al campo los fines de semana, pero como mínimo sal al aire libre durante un par de horas al día. Evita el tabaco y los lugares contaminados con él».

Resulta imprescindible el ejercicio físico, controlado y aeróbico, que provoque un aumento adecuado del latido cardiaco, que aporte oxígeno al músculo y que sea constante en la frecuencia y en el tiempo: «Elige la actividad que veas más acorde con tu filosofía, natación, bicicleta y marcha, todas al aire libre, o fitness y gimnasia acuática bajo el control de un monitor de deporte».

Pero si hasta el momento no se ha practicado deporte de forma habitual, previene: «Házte primero un chequeo general, mediante analítica, electrocardiograma, pruebas de resistencia, espirometría, …, prepara adecuadamente el ejercicio, practícalo un par de horas después de haber comido, hidrátate bebiendo agua antes y después de realizar el esfuerzo, lleva ropa de algodón y calzado adecuado a la actividad de que se trate, comienza lentamente y aumenta el ritmo progresivamente».

Se recomienda, además, modificar si resulta necesario los hábitos de desplazamiento seguidos hasta la fecha, de manera que se evite en la medida de lo posible el uso del automóvil o del transporte público y se camine siempre que se pueda, así como prescindir del ascensor y subir a casa andando por las escaleras.

Protección solar e higiene de la piel. Estrés emocional

D. Eduardo Gómez aconseja utilizar una crema con protección solar siempre que se salga al aire libre, en invierno con un factor de protección 9 como mínimo, que debe incrementarse a medida que aumentan las horas solares hasta llegar a un factor de protección 20 o 30. Y tener en cuenta también que: «Aunque la exposición solar es beneficiosa para la formación de vitamina D3, debe evitarse al mediodía. Es más sano exponerse al sol al principio de la mañana o al final de la tarde».

Recomienda una exfoliación frecuente de la piel con abrasivos naturales a base de arcilla, piedra volcánica o avena: «Además, hidrata y nutre tu piel con mascarillas que tengan componentes como el aceite de onagra o de rosa mosqueta. Utiliza cremas naturales y evita las que tengan tensoactivos, formaldehídos o parabenos».

Igualmente, y como la sociedad actual nos mantiene en constante estrés emocional,
para lograr el equilibrio mental es recomendable una técnica acorde con la mentalidad y preferencia de cada cual, tales como tai-chi, yoga, qi gong, técnica Pilates, sofrología, o recurriendo a la ayuda de un terapeuta emocional.

Autoconocimiento y terapia hormonal

El Dr. Gómez Cerezo enfatiza en la necesidad de que la mujer dedique regularmente un tiempo a conocerse en su estado habitual normal, de modo que pueda poner solución en cuanto note una sensación extraña: «Observa tu forma de depurarte diariamente a través de la orina, las heces y el sudor, para apreciar un cambio en el olor, color o forma de excreción. Mantén un mapa de tu piel para conocer tus lesiones dérmicas y ver si existe alguna evolución, sobre todo en manchas o tumorcillos. Todos los meses después de la menstruación autoexplórate las mamas, aprende a conocer todos tus nódulos, fibromas y sus modificaciones con el cambio hormonal. Vigila el tipo de menstruación, duración y frecuencia. Aprende a determinar tu nivel energético o la capacidad de realizar las tareas habituales».

Esta propuesta de vida sana debe ponerse en práctica desde el primer día del nacimiento. Si no se ha hecho así, debe conocerse al menos qué es la terapia hormonal sustitutiva (THS) para poder enjuiciarla en base a la evidencia científica y discutir cada mujer con su médico los riesgos y beneficios individuales del uso de estrógenos y progestágenos asociados, o sólo estrógenos en mujeres a quienes se extirpó el útero.

En palabras de Cerezo, la THS aplicada de forma permanente pretende controlar los sofocos («No siempre lo consigue pues su acción parece estar relacionada con una respuesta individual»), la osteoporosis («Sólo se consigue si se utiliza esta terapia durante toda la vida») y el riesgo cardiovascular («En los últimos tiempos existen investigaciones científicas de elevado prestigio que se contradicen»).

Entre los efectos adversos que la THS puede presentar, el Dr. Gómez Cerezo destaca
hipertensión arterial, alteraciones dérmicas como acné, seborrea y candidiasis,
cólicos intestinales, aumento de peso, retención de líquidos, cefaleas intermitentes,
tromboembolismos (venoso profundo y pulmonar), hemorragias uterinas, dolor de mamas y riesgo de aumento del cáncer de útero (hasta 7 veces más) y de mama. Con todo, precisa que es de uso indiscutible en mujeres a las que se ha extirpado los anexos uterinos en edades tempranas, así como que: «Si se utiliza la THS es tan necesario un aporte extraordinario de vitamina B y minerales como lo es la insulina en caso de diabetes mellitus o las hormonas en caso de hipotiroidismo».

Respecto a otras terapias farmacológicas, con sustitutos cuando no se tolera la THS u otros fármacos para prevenir la osteoporosis: «Todas son de eficacia clínica controvertida o dudosa», y sobre los antidepresivos y ansiolíticos: «Recurso último de la medicina científica, para la que, si no hay resultados, es por la neura del paciente».

Pautas de nutrición ortomolecular

Las terapias naturales, para Eduardo Gómez: «No son una panacea, pero por lo general no falla el tratamiento y su seguimiento por la mujer. Es una terapia integral, a fondo, no paliando los síntomas, casi sin efectos adversos ni secundarios. Por ejemplo, nutriterapia, fitoterapia, homeopatía, acupuntura, aromaterapia y balneoterapia».

Por vivir en un medio ambiente contaminado el primer paso siempre es la desintoxicación, forzar la depuración de las toxinas con las que entramos en contacto, para lo cual debe beberse al día unos 2 litros de agua, en especial rica en oligominerales, pero de baja concentración en residuos sólidos como calcio y sodio. Es importante mantener el Ph orgánico neutro y evitar las bebidas gasificadas. Ayudan, en cambio, las infusiones depurativas como diente de león, cola de caballo y grosellero negro. Es interesante realizar regularmente un día de ayuno, a base de zumos de frutas, caldos de verduras, etc., si bien al principio se puede hacer un ayuno de 2 días, con frutas por ejemplo, y después introducir verduras, luego cereales y seguir una dieta no proteica durante unos 7 días.

Es necesaria una limpieza intestinal a base de carbón vegetal, aloe vera, rábano negro, …, o mejor aun, complementarla regularmente con un enema rectal con manzanilla: «Un hábito excelente» considera Cerezo, «consiste en la realización de lavativas colónicas, es decir, enemas con suero fisiológico y alguna infusión como manzanilla, como mínimo una vez a la semana».

Debe regularse el tránsito intestinal con fibras de efecto prebiótico favorecedoras del
crecimiento de flora saprófita intestinal, y repoblar la flora intestinal con probióticos o
productos que tengan lactobacillus y bífidobacterias en grandes cantidades.

A continuación, como segundo paso, recarga de oligominerales en función del historial clínico de cada persona, o según bioquímica analítica para determinar los minerales, o por kinesiología, o mediante organometría funcional. Del mismo modo, recarga de vitaminas en función del tipo de vida y hábitos tóxicos: «Aporte de vitamina C si se ha abusado del tabaco. Si se ha abusado del alcohol, complejo B además de calcio, magnesio y zinc. Si la alimentación se ha basado en productos refinados, debe aportarse vitaminas A, C y E, selenio y zinc. Si la dieta ha sido escasa en calcio, habrá que aportarlo junto con magnesio en proporción 2:1, a la vez que tomar la luz solar durante unos 30 minutos diarios y, si no, deberá valorarse la ingesta de 400 ui de vitamina D, además de tomar infusiones de cola de caballo. E introducir un aporte de todas las vitaminas, para lograr un equilibrio de vitaminas y
minerales».

Sobre la alteración de las hormonas, el Dr. Gómez Cerezo sostiene: «Los síntomas que se producen en la menopausia no son provocados por la falta de estrógenos sino por la hiperrespuesta hipofisiaria con aumento de FSH y LH. Los esfuerzos deben ir dirigidos a frenar esta hiperfunción, para lo que podemos engañar al organismo aportando sustancias con formas similares a los estrógenos y progestágenos pero cuya acción es más débil. A tal efecto contamos con los fitoestrógenos, de ellos los más eficaces son los derivados metabólicos de las isoflavonas de soja, genisteína y daidzeína, que se comportan como estrógenos entre 1.000 y 10.000 veces más débiles y cuyos efectos se producen a largo
plazo, en un principio son estrogénicos a partir de las 12 semanas, a medio plazo tienen acción sobre la osteoporosis y el metabolismo del colesterol, y a largo plazo sobre la incidencia del cáncer de mama».

En su opinión, el déficit de progesterona puede provocar un aumento de mastodinia o dolor de la mama, quistes y sequedad vaginal, que se pueden regular, y mejorar los procesos biológicos, con aceite de onagra. Otra planta fitoprogestágena es wild yam, también son útiles sauzgatillo y cimicifuga racemosa, así como dong quai que con largo tiempo de aplicación aumenta el grosor de la pared vaginal y su elasticidad.

Para las alteraciones con disminución de la libido, el Dr. Gómez Cerezo propone tomar durante un tiempo prolongado ginseng, tónico orgánico, y damiana, que tiene efecto afrodisíaco. Para el insomnio, valeriana y pasiflora, o una asociación muy adecuada a base de melisa, espino blanco e hipérico a bajas dosis. Para la depresión puede utilizarse hipérico, con cuidado si se toman fármacos y sin tomar el sol debido a la fotosensibilidad, que puede originar manchas en la piel. Para la pérdida de memoria y el cansancio mental ginkgo biloba, útil asimismo para mejorar la circulación sanguínea. Si hay celulitis, Cerezo recomienda mesoterapia, homeopatía, electrolipolisis, drenaje linfático, fitoterapia, …, para la mejora y el disimulo de los acúmulos de grasa. Por último para renovar la cara, «para que la mujer se vea en el espejo», utilización del biolifting con peeling y mesoterapia.

Algunas plantas para la menopausia

Ampliamos muy brevemente la ponencia del Dr. Cerezo, para lo que recurrimos sobre todo al volumen 2 (Hierbas y remedios botánicos) de Nutricéuticos. Enciclopedia de la medicina ortomolecular , Robin Book, Barcelona, 2003, así como Extra Salud nº 2 (Plantas que curan) de Cuerpo Mente, RBA Revistas, Barcelona, 2001:

Wild yam / Ñame silvestre / Dioscorea villosa, cuya raíz es muy rica en dioscina, que aumenta los estrógenos en sangre y reduce la inflamación y el dolor muscular, por lo que se emplea en reglas dolorosas y para compensar los desajustes hormonales en la menopausia, para eliminar ciertos efectos del síndrome premenstrual, reducir las molestias pre y postparto y para aplacar los dolores reumáticos y artríticos.

Sauzgatillo / Vitex agnus castus , efectivo regulador hormonal, idóneo para cualquier trastorno ginecológico y crisis nerviosas asociadas, ayuda a estabilizar la producción de progesterona y estrógenos en el ciclo menstrual, se recomienda en periodos dolorosos e irregulares, menstruaciones abundantes y endometriosis, para restablecer el equilibrio hormonal tras haber tomado la píldora anticonceptiva, para reducir la hinchazón y la hipersensibilidad mamaria, ayuda a disipar la irritabilidad y melancolía y mitiga varios síntomas vinculados a la menopausia como mareos, sofocos, abatimientos, cambios de humor y dificultad para conciliar el sueño, sedante en casos de ansiedad y para calmar palpitaciones y taquicardias. No debe tomarlo la mujer embarazada o si intenta estarlo.

Cimífuga / Cimicifuga racemosa, su raíz es estrógena y regulador hormonal, expectorante, antiinflamatoria, antirreumática, sedante, regula la tensión sanguínea y equilibra el sistema nervioso, por lo que ayuda en la menopausia y sus trastornos como sudores, calambres, sofocos y mareos, dolores menstruales y de espalda, amenorrea, síndrome premenstrual, espasmos musculares, problemas reumáticos y artritis inflamatoria asociada a la menopausia, también puede aliviar la sequedad vaginal.

Dong quai / Angélica china / Angelica polymorpha, tónico femenino para aliviar sofocos y sequedad vaginal, con suave efecto laxante, aumenta la sensibilidad a la luz solar. No deben tomarlo mujeres que quieran quedarse embarazadas o que lo estén.

Trébol rojo / Trifolium pratense, hierba rica en isoflavonas, que reduce los sofocos y disminuye su intensidad sin tener efectos secundarios como el aumento del grosor del revestimiento endometrial, complicación habitual que se asocia con la THS.

(artículo publicado en Conocer Arganzuela nº 133/134, enero/febrero de 2004)

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