Preocupación quechua y el buen vivir andino ante el futuro de las semillas (quinua, quiwicha …)

(imagen grabado español del siglo XVI que muestra la recolección de patatas cultivadas por los incas en las faldas de las montañas, en terrazas, junto con maíz, tomates y otros vegetales conocidos más tarde por los europeos: Portal Inca).

El Watunakuy [[Watunakuy: v. Visitarse recíprocamente entre personas, parientes o amigos.

Diccionario Quechua – Cusco Cultural.]] y la preocupación por el futuro de las semillas

Controlando el petróleo, se controla a los países. Controlando la alimentación, se controla a toda la población (Henry Kissinger, 1970).

Los primeros rayos de sol fueron recibidos por el sonido de los “pututos” (caracolas) en la explanada del templo de Wiracocha donde los comuneros habían depositado las semillas de papas, maíz, quinua [[Quinua (chenopodium quinua): La Madre Grano de los Incas, para quienes era alimento principal y sagrado, fue el producto agrícola andino más importante y común, en tierras entre 3.000 y 4.000 metros sobre el nivel del mar y lluvias de 200 a 400 mm. anuales, cultivado desde hace más de 5.000 años como atestiguan los granos encontrados junto a las momias enterradas en todo el antiguo imperio. Investigaciones bio-arqueológicas muestran que super-cereales como quinua, kiwicha, maíz, frijoles y el tubérculo de la papa formaban parte de la alimentación diaria de Incas, Mayas y Aztecas. Excepto la papa, que lentamente y con dificultades se expandió dos siglos más tarde por todo el planeta y es ahora uno de los alimentos más difundidos, los otros valiosos cereales fueron relegados al olvido: Los conquistadores y colonizadores españoles, además de imponer sus propios cultivos, obligaron a los viejos agricultores a trabajar en minas, en su quimérica búsqueda de oro y plata. La antigua sociedad originaria de agricultores usó la red de comunicación de su territorio para almacenar las distintas cosechas de cereales: El “Camino Principal” (qhapaq Ñan en quechua) unía de norte a sur lugares escogidos cerca de esta gran vía, en frescas y ventiladas alturas, para conservar los granos -estrategia para alimentar a los ejércitos movilizados o a la población en caso de hambruna. El valor nutritivo de la quinua es comparable al de la leche materna, es un alimento completo, balanceado y muy superior a los alimentos de origen animal como carne, leche, huevos o pescado. El análisis de los granos muestra un alto contenido en proteína, carbohidratos, minerales y vitaminas que los hacen aptos para la alimentación de personas que realizan grandes esfuerzos físicos, atletas, niños, mujeres embarazadas, convalecientes y desnutridos crónicos. Los granos poseen todos los aminoácidos esenciales, que el cuerpo humano no metaboliza, para completar las proteínas; destacan la lisina, que es de suma importancia en el desarrollo de las células cerebrales, y la metionina en el metabolismo de la insulina; quinua es también muy rica en calcio y magnesio. En la cocina se emplea para elaborar panes, jarabes, dulces, helados, mermeladas, masas, tortas, etc. La cocción del grano de quinua es rápida, unos quince minutos, y se comercializa en grano, en hojuelas o harina. Para cada presentación hay un método de preparar recetas exquisitas para los habitantes del llano y del mundo “desarrollado” a quienes beneficiaría una dieta basada en estos antiguos cereales olvidados en las alturas del altiplano andino. Otra característica destacada de la quinua es su capacidad de saponificación: Las saponinas de la quinua son glicósidos de alto peso molecular, formados por una o más cadenas carbohidratadas y una aglicona denominada sapogenina; estas saponinas son sobre todo triterpenoides cuyos constituyentes principales son el ácido oleanólico y la hederagenina, si bien se han identificado hasta 16 saponinas distintas en muestras de quinua. Estas saponinas tienen excepcionales propiedades detergentes, forman espuma estable en soluciones acuosas, presentan actividad hemolítica y sabor amargo y son en general de carácter tóxico para animales de sangre fría. Actualmente utilizan saponinas las industrias farmacéutica, cosmética, alimenticia y minera y en los detergentes -se emplean concentraciones del 5-6% de saponinas en formulaciones de jabones, shampoo y sales de baño; asimismo se utilizan en dentífricos y como emulsificantes. La exportación de quinua del altiplano es superior a las 2.500.000 Tm anuales, con destino sobre todo a Alemania, Holanda, Japón, Austria, Francia y Perú.

La comida andina.]], quiwicha [[Quiwicha (del quechua huahutli) o amaranto, planta sagrada para los aztecas, es ideal para la alimentación humana por el perfecto balance de aminoácidos. Sus semillas son negras y relucientes, y la harina se utiliza en la elaboración de tamales, panes, tortillas y postres. La quiwicha, al igual que la quinua, fue desacreditada y perseguida por los conquistadores: al iniciarse la conquista, Hernán Cortés ordenó su destrucción y amenazó con la muerte a quienes la cultivaran. Los españoles que llegaron al continente americano y vieron por primera vez estos granos creyeron que era oro, por su color, y al comprobar que no lo era, los despreciaron; además, era comida de Indios …, según relatan los cronistas de la época. Al desprecio se unieron las dificultades propias de la cosecha y limpieza de los diminutos granos, como razones que ayudan a explicar su desaparición y olvido desde entonces. Está documentado que sólo en el imperio azteca se producían hasta 20.000 toneladas de semilla anualmente, de las cuales 1/4 le eran entregadas en calidad de tributo al emperador Moctezuma.

La comida andina.]] y otros productos para que las deidades andinas las bendigan.

Los altomisayoc o sacerdotes andinos, llegados desde diferentes puntos de los Andes dirigían la ceremonia del Watunakuy, el encuentro sagrado ancestral inca que se realiza para honrar al ánima de la diversidad de las semillas que permiten la vida en la Pacha Mama o Madre Tierra.

¡Intillay Taitallay! Kusikuywanmi, Napaykuykiky, K’anchayniykiki, Samikuspayky, (¡Sol mío! Padre mío, te saludamos con alegría, bendícenos con tu resplandor), cantaba la multitud.

Las semillas colocadas en los coloridos mantos, estaban adornadas con flores y guirnaldas, igualmente les habían colocado los q’intus de hojas de coca, la trilogía ancestral presente en toda ceremonia religiosa andina. Mientras, los sacerdotes, al igual que sus ancestros incas, recibían al sol descalzos pese a lo helado del amanecer.

El Watunakuy se lleva a efecto cada primero y segundo de junio en la comunidad de Queromarca y el Centro ceremonial del templo Inca Wiracocha en Racchi, situadas en Cusco, Perú. Este año formaban parte de la ceremonia quechuas llegados desde Salta, Argentina, también estaban comuneros y sacerdotes bolivianos. Igualmente gente venida de la selva y de la región central del Perú. Los sacerdotes de Salta estuvieron a cargo de la ceremonia de ofrendas al río Vilcanota, que forma parte del Watunakuy.

La preocupación de los sacerdotes andinos estaba centrada en la preservación de las semillas, la contaminación de la Madre Tierra y sus efectos climáticos, de extrema sequía o lluvias torrenciales. Las mujeres, hombres y niños escuchaban con devoción las recomendaciones de preservar sus costumbres ancestrales, su idioma y el respeto a la naturaleza.

Esta ceremonia del Watunakuy [[- «Los Watunakuy: Encuentros de encariñamiento intercultural andino. El papel del FIAC -Fondos de Iniciativas de Afirmación Cultural- en la regeneración del ’Allin Kawsay’ o vida buena andina. La experiencia del NACA (Núcleo de Afirmación Cultural) ’CEPROSI’ en los Watunakuy 2002-2009«, Grimaldo Rengifo Vásquez, PRATEC (Proyecto Andino de Tecnologías Campesinas) Editor, Lima, enero 2010.]] que refleja el cúmulo histórico de la sabiduría, la cultura y las tradiciones andinas, que perciben los bosques, desiertos, cerros, ríos, océanos, animales, insectos, plantas como la base natural de la existencia de la vida y de toda la humanidad, deja a los participantes llenos de energía y en conexión con la naturaleza. Sin embargo, de súbito uno se encuentra con la realidad y no se puede dejar de reflexionar en la situación en que está sumergida la mayoría de la población mundial en su lucha diaria para sobrevivir. Sabemos que actualmente hay suficiente tierra cultivable y semillas para poder alimentar a unos 15 mil millones de seres humanos pero no podemos proveer la comida ni a los 7 mil millones que poblamos nuestro planeta.

Mientras los altomisayoc andinos invocan a sus deidades para cuidar sus semillas, los científicos advierten de un grave déficit de alimentos para dentro de 10 años a causa del calentamiento global y de otro lado, el encarecimiento de los productos de alimentación debido a la especulación bursátil ha empujado, solamente en el año 2011, a 44 millones de personas a lo más bajo del umbral de la extrema pobreza. De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), unas 860 millones de personas, es decir el 13 por ciento de toda la población mundial, padece hambre crónica que lleva diariamente a la muerte a más de 24.000 personas bajo la mirada indiferente de los gobernantes y la sociedad civil.

Parece que los avances tecnológicos de los que diariamente nos enteramos y nos maravillamos o asustamos, están orientados más al futuro, a la conquista de otros planetas o simplemente al enriquecimiento sin límites de las transnacionales a través de la guerra o el dominio de los recursos naturales de las naciones de África, Asia y América Latina, mientras que la sobrevivencia de los seres humanos dejó de ser la tarea colectiva, sino individual en el actual mundo globalizado. Llegamos a tal extremo que hasta las semillas, que son el pasado, el presente y el futuro de la humanidad se convirtieron en un objeto de especulación en la bolsa internacional de valores igual como nuestra Pacha Mama que recibe con ternura las semillas y las convierte en plantas bajo el cuidado del hombre, siguiendo el eterno proceso biológico de la vida.

Precisamente este proceso también está en la mira de los globalizadores quienes durante el gobierno de Ronald Reagan comenzaron la transformación de la Agricultura en la Agroindustria que implicaba también el control sobre las semillas. Por supuesto, la Agroindustria estaba en completa armonía y colaboración con las corporaciones petroleras que la abastecían de fertilizantes químicos y pesticidas. Los “iluminados” de los años 1980 proclamaban a los cuatro vientos que podrán controlar el mundo a través del hambre. Los que obedecen recibirán la alimentación y los rebeldes se quedarán con nada. La estrategia de la “Revolución Verde” de la Fundación Rockefeller fue transformada en aquellos años en la “Revolución Genética” introduciendo el uso de las semillas genéticamente modificadas y patentadas (OGM) que fueron presentadas a los países en desarrollo como “Semillas de la Esperanza”.

El control de las semillas OGM se ha concentrado en las cuatro multinacionales: Monsanto, DuPont, Syngenta, Bayer Crop Science y Dow Chemical que ya están manejando el 35 por ciento de la venta de semillas que a su vez son producto base del 50 por ciento de alimentos en el mundo. Actualmente estas semillas modificadas se cultivan en más de 123 millones de hectáreas esparcidas en 23 países del mundo, entre ellos Argentina, Brasil, Chile, Honduras, México, Paraguay y el Perú. El 85 por ciento de los cultivos modificados se cosechan en los Estados Unidos, Argentina y Canadá, mientras que el 85 por ciento de las semillas OGM son propiedad de la Monsanto.

Todo este proceso del dominio de las masas a través del control de semillas fue descrito por el economista y periodista F.William Engdahl en su libro “Seeds of Destruction. The Hidden Agenda of GMO”. Argentina fue el primer país en América Latina que se convirtió primero en el laboratorio de las semillas de soja modificadas y finalmente en un productor monocultivo, deshaciéndose de la tradicional práctica de rotación de cultivos. Según los cálculos de algunos especialistas argentinos, la práctica de monocultivo destruirá la tierra en 50 años.

Pero este problema no le interesa a la Monsanto ni a ninguna de sus otras hermanas transnacionales. Será problema argentino, como lo mismo fue el problema de los países asiáticos que permitieron experimentar con el arroz OGM que llevó a la destrucción la diversidad biológica de 140.000 variedades de gran resistencia.

Las ambiciones de las cuatro hermanas agroindustriales ya están proyectándose más allá del uso de la tecnología “Terminator” en las semillas modificadas que una vez cosechadas producen nuevas semillas completamente estériles y obligando a los productores a comprar las semillas todos los años. Lo que quieren ahora es tomar bajo su control todas las semillas y plantas existentes. Actualmente en el mundo existen más de 1.400 Bancos de Semillas y Plantas y es lógico que cada país deba crear condiciones adecuadas pensando en las futuras generaciones para preservar sus tesoros naturales –plantas y semillas tradicionales.

Para comprender la verdadera dimensión del deber humano con el patrimonio natural del país, habría que acordarnos de los científicos del Banco de Semillas y Plantas Pavlovsk en Leningrado creado en 1926 por el agrónomo soviético Nicolay Vavilov. Durante el cerco de Leningrado en la Segunda Guerra Mundial, el Banco cayó en las manos alemanas, pero antes de su llegada una gran parte de la colección de tubérculos fue trasladada por los científicos a una localidad oculta dentro de la ciudad. Doce de estos científicos soviéticos murieron de hambre mientras protegían la colección comestible de tubérculos y de semillas del Banco de Plantas. Lo paradójico ocurrió 50 años después en el 2011 cuando la estación Experimental y su Banco perdió en un juicio con una constructora privada 19,2 hectáreas de su terreno, quedando a merced de un futuro incierto y frente a la indiferencia del gobierno y el pueblo ruso.

Los grandes y poderosos que están tratando de implantar su Orden Mundial tienen otra mentalidad que los gobiernos que están enfocados en cómo producir el dinero y cómo ser aceptados y legalizados por los amos del mundo. Presentada con bombos y platillos la Bóveda Global de Semillas de Svalbard situada cerca de Longyearbyen en el archipiélago noruego Svalbard en el Océano Ártico, podría ser también parte del proyecto global del control de semillas. Llamada popularmente “Bóveda del Fin del Mundo”, tiene la capacidad para dos mil millones de semillas conservadas a 18 grados bajo cero. Su propósito es preservar la herencia genética de plantas en caso de destrucción de los cultivos mundiales a causa de catástrofes naturales, o humanas, plagas, el cambio climático o guerra nuclear.

En términos generales esta idea de preservar es lógica y necesaria. El problema reside en quién está financiando la “Bóveda del Fin del Mundo”. He aquí donde nos encontramos con las sorpresas. El financiamiento proviene inicialmente de la Fundación Rockefeller, la misma que lanzó la “Revolución Verde”, tristemente conocida también en América Latina, y posteriormente autora de la “Revolución Genética”. La siguen la Monsanto, la Syngenta, la Pioneer, La DuPont, es decir todos los interesados y creadores de las semillas genéticamente modificadas.

Después sigue la fundación Bill Gates que dio junto con Rockefeller la tarea de difundir las semillas OGM en África a Kofi Annan. Por supuesto que también está involucrado el gobierno de Noruega, la ONU y algunas otras organizaciones internacionales [[- Véase “Cámara fuerte de semillas” en el Ártico. Bill Gates, Rockefeller y los gigantes de la biogenética saben algo que ignoramos.]].

Entonces en estas condiciones quién puede garantizar que 1.500 semillas de variedades de papa peruana que el Parque de la Papa en Cusco está mandando por medio de la empresa Global Crop Diversity Trust, que administra la colección, no caerán finalmente en las manos de la Monsanto. Dijo el iniciador de este envío, el agrónomo cusqueño Alejandro Argumedo que “las papas peruanas están en peligro, bajo la amenaza de cambio climático. El envío de las semillas al norte garantiza la preservación de la diversidad de nuestras papas”.

Cómo cambian los tiempos. Hace un siglo, un “Gringo Amigo” Hiram Bingham saqueó Machu Picchu y llevó sus tesoros al norte para “preservarlos mejor”. Ahora nosotros mismos mandamos voluntariamente nuestros tesoros naturales al norte para “garantizar su preservación”. ¿Y cuándo nosotros seremos dueños y guardianes de nuestros tesoros?

¡Intillay Taytallay, protégenos!

Argenpress.info.

Watunakuy, encuentros carin?osos

Subido por defensaterritorios el 29/09/2011

¿Qué es el Watunakuy?

Watunakuy, viene de watuy, podría traducirse como «amarrarse», «atarse voluntariamente». En las comunidades quechuas del Cusco, los Watunakuy se dan con el fin de «anudar» los lazos familiares, extender el círculo de nuestras relaciones familiares y sociales, bajo los valores ancestrales de la solidaridad, la reciprocidad y el encariñamiento. Desde tiempos antiguos, los Watunakuy eran visitas que las familias se hacían entre sí, «para saber cómo es que estaba la familia en su salud, en su economía, para conocer sus problemas en caso podamos ayudar; y también para «alegrarles la vida». Era ir a las casas para hacerles bailar, hacerles reír, cantar; hacerles sentir que están vivos y que estamos vivos junto a ellos» [[- Lidia Martín Merino realizó este documental sobre esta tradición Andina (mitosproducciones)]]. Esta costumbre heredada por los abuelos, viene adquiriendo ahora una fuerza inusitada en los últimos años, desde que un grupo de comuneros decidiera fortalecerla y abrirla como un espacio de encariñamiento y aprendizaje mutuo, entre familias, comunidades, pueblos y regiones. Bajo esta nueva visión las «visitas de encariñamiento» o Watunakuy tienen ahora una connotación mayor, porque es en estos espacios donde se empiezan a «tejer» relaciones, ideas y propuestas ante la grave crisis de la salud de la Madre Tierra ocasionada por la destrucción de los ecosistemas y el calentamiento global. Pese a que los pueblos originarios no son causantes de estas graves crisis y siempre se ha desdeñado su sabiduría y su sentimiento de respeto y pertenencia a la naturaleza; son ellos ahora los más decididos y preocupados en salvar a la humanidad y cambiar los modos de pensar y reeducar bajo los principios del equilibrio, la armonía y el respeto por la naturaleza y las deidades.

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(22 de junio de 2012)