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Andrea Donoso afirma que el té contiene aproximadamente una cuarta parte de la cafeína que tiene el café: «Además, los taninos y la adenina neutralizan en gran medida la acción de la cafeína del té».
El Dr. John Heinerman corrobora que quienes toman té experimentan mucho menos endurecimiento de las arterias que quienes beben café: «Parece que la cafeína del café está asociada con algunos aceites pesados que tienden a elevar bastante los niveles de colesterol en la sangre, lo que no sucede con el té. El contenido de cafeína del té puede ayudar a reducir el colesterol. Además, los polifenoles del té actúan junto a las vitaminas C y P que contienen para ayudar a fortalecer más las paredes de los vasos sanguíneos del corazón».
El té estimula suavemente los sistemas nervioso y cardiorrespiratorio, inhibe el sueño y reduce la sensación de fatiga, relaja la musculatura lisa a nivel bronquial, ureteral y de vías biliares, estimula la contracción muscular y es diurético y astringente, hipolipemiante y antiagregante plaquetario, y por su acción vitamínica P es venotónico y vasoprotector.
Según el Dr. Josep Lluís Berdonces i Serra , en infusión poco concentrada puede ser útil en estados irritativos del estómago, dolor de cabeza y enfermedades febriles en que actúa como refrescante.
Indicado en astenia psicofísica, diarrea, bronquitis, asma, coadyuvante en tratamiento de sobrepeso, arteriosclerosis e hiperlipidemia.
Berdonces i Serra previene que aunque no es frecuente, dosificaciones elevadas de té pueden provocar palpitaciones, náuseas, vómitos, vértigos y micción frecuente.
Té verde
Es té que se torrefacta ligeramente, justo después de la recolección para neutralizar el proceso fermentativo, y luego se pone a secar.
Es rico en vitamina C y contiene además vitaminas E, B y A, minerales, polifenoles, fibras, clorofila y cafeína.
Para Andrea Donoso su consumo regular es beneficioso como preventivo de enfermedades cardiovasculares («Reduce la tasa de colesterol y triglicéridos, aumenta la de HDL y reduce la de LDL»), ataques de hígado («Baja las transaminasas en personas de riesgo») y procesos cancerosos, efectos relacionados con las propiedades antioxidantes de los polifenoles, en concreto de las catequinas, responsables de sus propiedades anticancerígenas. El té verde contiene un 30% de catequinas.
Según Donoso: «Diversos estudios recientes realizados en Japón concluyen que las personas que beben té verde abundante y habitualmente desarrollan la mitad de tumores cancerosos que las que no lo hacen. De las diversas catequinas que contiene el té verde, la epigalocatequina galato es la de mayor efectividad contra el cáncer y además protege los ácidos grasos y los lípidos del cerebro, por lo que puede retrasar el envejecimiento cerebral.
Las catequinas frenan el desarrollo de bacterias nocivas, por ejemplo las que actúan en las intoxicaciones alimentarias, son eficaces para frenar algunos virus como el de la gripe o el herpes, son beneficiosas para el sistema digestivo y efectivas en la higiene bucal: una taza de té después de las comidas es una extraordinaria medida para evitar la formación de placa y el desarrollo de caries a medio plazo, protege el esmalte dental y evita el mal aliento, su contenido en flúor lo acaba de convertir en un excelente aliado de la higiene dental».
La medicina oriental reconoce otras propiedades del té verde, calificado como elixir de juventud.
También Evelyn Leigh considera que el té verde previene el desarrollo del cáncer. El epilgallocatechin-galato (EGCG) presente en el té verde tendría un efecto inhibidor de la urokinasa, enzima proteolítica que favorece la invasión de las células cancerosas y la formación de metástasis: «Diversos estudios epidemiológicos muestran que los efectos protectores del té verde podrían aplicarse a varios tumores del tracto gastrointestinal, tales como cánceres del recto y páncreas, colon, esófago y estómago. En relación con la dosis, cuanto mayor es el consumo de té, menor es el riesgo de cáncer».
Leigh concluye que para los autores de dichos estudios, los polifenoles pueden inhibir la actividad de carcinógenos potenciales como las nitrosaminas, los hidrocarburos aromáticos policíclicos y las aminas heterocíclicas.
John Heinerman añade al respecto que es costumbre de los doctores de la medicina ayurvédica recetar té verde como prevención para las afecciones del hígado y ciertas formas de cáncer, especialmente de piel, estómago y colonrectales: «Se atribuye los beneficios que produce el beber té a ciertas sustancias parecidas a las vitaminas llamadas polifenoles, y se recomienda a todos los pacientes beber por lo menos 2 tazas diarias de té verde».
En opinión del Dr. Rob McCaleb la acción antioxidante de Camellia sinensis se debe a los polifenoles («Las hojas del té contienen más de un 35% de su peso en seco en polifenoles»), que demuestran excelentes propiedades bloqueantes de los radicales libres, también hay una asociación entre la ingesta de polifenoles y la reducción en el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Investigadores italianos han concluído que es similar la acción antioxidante de los tés negro y verde en plasma total del cuerpo humano.
Al evaluar sus propiedades antioxidantes sin y con leche, al tomarlo con leche se inhibió totalmente la acción antioxidante de ambos tés: «Es conocida la capacidad de las proteínas de la leche para provocar la unión a los polifenoles del té en forma de complejo químico (leche/polifenoles) resistente a la descomposición gástrica, haciendo que los polifenoles no puedan ser absorbidos en el estómago. Además, la leche impide la absorción de los polifenoles por medio del aumento del ph gástrico».
REFERENCIAS
– Plantas medicinales. El Dioscórides renovado, Dr. Pío. Font Quer, Labor, Barcelona, 1995.
– Fitoterapia. Vademécum de prescripción, Masson, Barcelona, 1998.
– Diccionario terminológico de Ciencias Médicas, Masson, Barcelona, 1998.
– Enciclopedia de las plantas medicinales, Dr. Jorge D. Pamplona Roger, Safeliz, Madrid, 1998.
– El té verde y el té negro muestran acción antioxidante, Rob McCaleb, Medicinas Complementarias 52, Madrid, 1998.
– Menor riesgo de cánceres colorrectales y pancreáticos en consumidores de té verde, Evelyn Leigh, Medicinas Complementarias 56, Madrid, 1999.
– Gran enciclopedia de las plantas medicinales, Dr. Josep Lluís Berdonces i Serra, Tikal, Premiá de Mar Girona, 1999.
– Milagrosas hierbas curativas, John Heinerman, Prentice Hall, Nueva Jersey, EUA, 1999.
– Té quiero, Andrea Donoso, Integral 280, Barcelona, 2003.
(publicado en Conocer Arganzuela nº 127, junio de 2003)
El té verde, asociado a menos cáncer estomacal en las mujeres
Bibliomed, Inc. (Reuters Health, FUENTE: Gut) 29-09-2009
Si necesitaba otro motivo para beber té verde, aquí hay uno: las mujeres japonesas que habitualmente beben cinco o más tazas diarias son un 20 por ciento menos propensas a tener cáncer de estómago. Para leer más
(13 de marzo de 2010)